Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

3 oct 2016

Sentimiento en pausa.

Por: María Dennisse García Ramírez.

 Ayer quitó aquel libro del estante. Lo buscó entre los tomos polvorientos, y lo sacó. Acarició las hojas, el separador, y lo abrió.
Leyó tiernamente la frase subrayada y se quedó inmóvil, recordando los tiempos pasados. La recordó a ella, la chica de los ojos tristes y la vida alborotada. Sólo tenían quince años, ella quería comerse el mundo, y él a ella.
Lograron amarse por unos cuantos meses, escondiéndose en los recovecos de la plaza, o refugiándose en la oscuridad del parque.
Ella lo quería, y él la adoraba. Veía en sus ojos el amanecer, el atardecer y el mediodía. Buscaba su sonrisa melancólica en las mañanas tibias, y atesoraba sus tímidas sonrisas para las noches frías.
Un día ella se olvidó de él.
Lo abandonó bajo la helada sombra de un árbol, con el corazón destrozado, los ojos mojados y el alma destruida.
Ella le devolvió las cartas, los osos de peluche y las flores marchitas. Él quiso regresarle los besos, las caricias y los abrazos. Ella los rechazó, y él los tuvo que guardar bajo su almohada en una caja rota.
Él quería que ella regresara, deseaba verla correr hacia él, pidiéndole perdón y rogando su amor. Pero pasaban las semanas, los meses y los años, y ella no volvía, así que tomó el libro que le había regalado, subrayó una frase, algo ya manchada por sus lágrimas.
Tomó la caja rota llena de abrazos, besos y caricias, y la quemó en el patio con un litro de gasolina.
Arrumbó el tomo en el librero, y lo dejo allí, por 50 años, hasta el día de su muerte.

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