Voy bajando lentamente y en el silencio camino por un
pasillo lleno de butacas que pronto estarán ocupadas, pongo mi mano derecha a
la altura que puedo sentir ese respaldo áspero que me da la primer llamada.
Continuo caminando hasta que llego a una sala donde se
siente el olor de perfumes mezclados, les ayudo con los últimos detalles ya que
hoy es el día esperado.
Siento como el latir de mi corazón se guía por el sonido del
arco deslizándose sobre las cuerdas suaves del violín. Tengo el cuerpo invadido
por los nervios después de que mis oídos escuchan su entrada.
Soy nueva en esto y no puedo evitar sentir un poco de
miedo cuando las notas me hablan para que las acompañe en su armonioso canto.
Ahora soy parte de un gran festejo que me inunda de gozo
hasta las venas.
Escucho el sonido de los aplausos y me abraza hasta caer
dormida.
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