Lucifer
Kelly Isaura Narváez Portales
Hoy, deseo hablar de Lucifer, solo quiero decir que lo he
conocido, cada día lo conozco un poco más. Huelo su dulce cabello, veo su
bellísima cara, siento sus suaves y minúsculas manos. Es hermoso Lucifer, es un
ser seductor. Tiene penas también. Es orgulloso, ya se sabe que él es vanidoso.
Pero ¿por qué lo conozco tan tarde? Me
hubiera gustado haber platicado con él cuando yo apenas era una cachorrita, de
ese modo hoy lo quisiera más que nunca.
Cada noche, Lucifer me cuenta la misma historia que
inicia así:
La noche comienza en la profundidad de esa tu
prisión. Como cualquier otra condena, hay que cumplir la sentencia y adentrarse
a lo turbio, a lo corrompido, hay que acariciar el dolor y hay que ir tocando
las frías paredes que me llevan a recordar lo no vivido. Me resigno a lo
sensual del vicio y empiezo a respirar cada mortífero minuto, dejo caer la
tortura sobre mí, empiezo a desear la muerte, me das el tiro de gracia.
Hoy lo amo, hoy me entrego a él, hoy lo adoro
como nunca: cepillo su cabello, pinto su cara, visto su sublime cuerpo, hoy lo
veo en el espejo.
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