Ejercicio
I
César Alejandro Cantú
Olivares
FCSyH, CUART: Taller
de escritura
Martes 04 de octubre
de 2016
Instrucciones: con base en algún refrán (elegir
sólo uno), de los propuestos en clase, realiza un relato en el que denotes el
tema del mismo.
EL ETERNO SILENCIO
Aquella mujer altiva en su
caminar y de una beldad inigualable, la misma que ahora tendré la desdichada
fortuna de ver, agonizando en esta cama de Hospital, siempre fue para mí el
mayor tesoro jamás conquistado por nadie.
Desde que la conocí en la Facultad me llamó la atención con
solo verla, y la vista, como flecha de Apolo asaeteando a los cíclopes aliados
de Zeus, perforó mi pecho fulminándome el corazón y encendiendo en mí alma un
Amor que no pudo ser más que un eterno silencio. Siempre he sido tímido, poco
osado y un tanto solitario, por lo que me resultaba muy difícil hablarle, y si
lo hacía, solamente eran cosas concernientes a nuestras materias de la carrera
que cursábamos juntos en la Facultad. Nos graduamos y la veía muy esporádicamente,
pues ambos éramos investigadores muy ocupados.
La enfermedad que afecta las células de mi cuerpo, gracias a
haber sido un fumador empedernido, está en una fase muy avanzada, por lo que
inevitablemente, dice el doctor, moriré en un par de días. Estoy esperándola,
aquí, recostado en esta cama de Hospital, he pedido, como última voluntad antes
de mi muerte, que por favor la trajesen para hablar con ella y convertir en
música armoniosa aquel eterno silencio. Dicen que viene en camino y que pronto
estaremos juntos. Me siento emocionado, por primera vez en mi vida me siento
alguien valiente, alguien capaz de expresarse, alguien fuerte, la veré, no hay
nada más que me importe, ni siquiera la muerte… sí, la voy a ver. Pasan algunas
horas y pregunto impaciente y alterado a la enfermera:
-Disculpe, enfermera, ¿aún no llega la señora a la que
espero?
-Permítame un momento, señor, preguntaré en la sala de
espera si ya ha llegado la persona a la que espera, ¿cómo dice que se llama?
-Angerona, ella se llama Angerona.
La enfermera salió de la habitación y regresó a los quince
minutos, la respuesta fue negativa, aunque sí me dio una explicación. Dijo que
se le había complicado la visita porque le surgió un evento inesperado, y es
que su hermano había sufrido un ataque de pánico, y ella era la única que podía
calmarlo, sin embargo, que se presentaría mañana a primera hora de visitas.
Aquella noche no pude dormir, pensando que la muerte estaba
cerca y yo siendo esclavo de mi silencio, debía decirle a esa bella mujer lo
mucho que la he amado desde aquel instante que con la vista me flechó. Me
dieron unas pastillas, me tomé un té y dormí hasta que mi cuerpo quiso. Cuando
desperté, lo primero que vi fue un ramo de flores en la mesita de al lado de la
cama y una nota que decía: “tranquilo, regreso más tarde”. No decía quién las
había mandado, pero yo lo suponía y, lo único que pude hacer después de esto
fue sonreír a la par que unas cuantas lágrimas corrían humedeciendo salinas mi
faz. Desplegué las cortinas, quería ver el Sol, mas estaba lloviendo
fuertemente sobre el gris del pavimento; esto no logró desanimarme del todo,
tenía un mal presentimiento, de pronto, volteo hacia la puerta de la habitación
y un frío inexplicable recorrió mi cuerpo, no pude hacer nada, empecé a toser
sangre, me desmayé.
Cuando desperté, ella
sujetaba mi mano, me dolía todo el cuerpo, intenté decirle lo que siempre había
callado, no pude, mi garganta estaba muy acabada por el cáncer, ella me dijo:
“no temas…” lo demás no alcancé a escucharlo, morí…
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