Por Carlos Julio Julián Campos
Samuel Beckett
Esperando a Godot
México, D.F.
2014
175 páginas
Samuel Beckett
Nació en Dublín en 1906, en su vida y obra, fue una persona
llana, directa y honesta. Nunca hizo algo por lograr un efecto o por conseguir
un lugar en el mundo literario. Su vida fue marcada por un compromiso casi
sagrado para buscar expresar en palabras la realidad de su existencia, el
dilema humano es, simplemente: ¿qué hacemos acá? ¿Cómo pasaremos los días?
Beckett se dio cuenta, alrededor de los 40 años, de que si
el logro de Joyce fue agregar y agregar y agregarle realidad al mundo a través
del lenguaje, el camino que él tenía que tomar era el opuesto: el de sustraer.
Dijo Beckett: Cuando conocí a Joyce por primera vez no era mi intención ser escritor.
Eso vino cuando me dí cuenta que no servía para enseñar, para ser profesor.
Pero recuerdo haber hablado del logro heroico de Joyce. Le tenía mucha
admiración. Eso es lo que logró: fue épico, heroico. No podía seguir el mismo
camino.”
Una de las grandes fortunas de Beckett fue su compañera de
vida, Suzanne Deschevaux-Dumesnil, Ella murió el 17 de julio de 1989 y Él el 22
de diciembre de 1989. Dicen que muchos de los diálogos “absurdos” de las obras
teatrales de Beckett son casi transcripciones de las conversaciones que tenía
con su esposa.
La fama para Beckett fue una condena y le vino en dos
tandas: al estrenar Esperando a Godot, en 1953 y al ganar el Premio Nobel de
Literatura, en 1969.
La literatura, el deseo de ser parte de la literatura, de contribuir a su
crecimiento, es algo raro: es tan privado escribir y es tan privado leer...
Pero los autores, inevitablemente, son figuras públicas. Beckett murió en un
hospicio digno y limpio, bien atendido, pero extremadamente austero. Era un
hombre rico. No era tacaño. No necesitaba nada. En su cabeza había un mundo.
Te imaginas estar frente a ti en un libro? Un autorretrato de
nosotros mismos, eso es lo que Samuel Beckett expresa en esta maravillosa
historia, llena de confusión con un toque divertido, tratando de reflejar en
unos cuantos personajes lo absurdos que somos como personas, dejándonos llevar
por el tiempo, y esperando a que las cosas sucedan.
Una historia crítica a nuestra existencia que nos hace los
cuestionamientos de por que estamos aquí y para que vinimos al mundo,
expresándonos la incapacidad de tomar decisiones y caer una y otra vez en no
hacer nada, enfrascados, en un ir y venir de personajes que solo hablan sin
conversación alguna tan sólo para pasar el tiempo..
Esperando a Godot es una obra realizada por 1 solo narrador en primera persona, dado
que es una obra teatral. El título de la obra define a la perfección la manera de actuar de los personajes
y el transcurso de la historia, reflejando la espera y motivando a descubrir a lo largo de la lectura el fin
de hacerlo.
Es llamativo y obliga al lector a verse reflejado en la
actuación.
No es necesario leer el prólogo para entender la historia
pero nos permite ver un lado más profundo en el cual se indaga en la condición
humana desde un punto de vista mas psicológico.
La obra consta de 2 actos ordenados cronológicamente puesto
que es teatral.
Su estilo destaca en la estructura existencialista en la cual
se ejemplifica la concepción de la vida humana como un fenómeno carente de
lógica, es un relato de fácil comprensión, que aunque tiene símbolos escondidos
son fáciles de entender y relacionar.
El tema de la obra se desenvuelve en la idea del
existencialismo humano, en nuestro actuar como personas, una indiferencia entre
hacer o no hacer algo, y la inaceptable toma de decisiones que hacen los
personajes. Es un argumento muy tajante y cobija todos los aspectos de la vida
humana para expresarlos de manera artística. Un relato ilógico pero teniendo
muchos destellos de realidad.
Podrías tu quedarte sin hacer nada, al finalizar la obra?.
Aunque no hay un final descrito que muestre como terminan los personajes, el
mensaje que Beckett busca va inmerso en las últimas palabras:
Vladimir: ¿Qué? ¿Nos vamos?
Estragon: Vamos.
(No se
mueven.)
(pág. 175)
Siendo así un final muy hábil poniendo a reflexionar y que
justo así podrá ser algo que permanezca para el lector.
Es una obra llena de pequeños (y grandes) ataques hacia uno
mismo, menciona muchas verdades de cómo nos percibimos los humanos y de
acciones que no meditamos, obligándonos a hacer una autoevaluación de que si lo
que queremos es lo que estamos haciendo y dejándonos un paradigma de
realización y absurdos humanos.
Yo recomiendo ampliamente la obra ya que nos podemos percibir en esta lectura y nos hace ver como el reflejo de lo que somos nos invita a definir lo que queremos ser.
http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/Samuel-Beckett_0_937706728.html
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