Ella era una chica de 18 años
de esas que comienzan a vivir, de las que caen en las tonterías de sus actos a
menudo y se arrepienten muchas veces porque creen que un humano no puede
cometer errores, piensa que algún día el mundo olvidará y dejará de mofarse con
tan cruel humor de sus actos, que las palabras las borra el tiempo y todo esto
solo será un mal sueño.
A sus 18 enamorarse es algo
cotidiano pero el reto es ser correspondido, que alguien se fije en ti es muy
difícil más aún siendo una simple amante de los libros.
En repetidas ocasiones llegó a
ésta biblioteca imaginando que su príncipe azul aparecería de entre los
estantes, tomaría el mismo libro que ella y al tierno rose de sus manos, tal
vez solo por una ocasión en la vida habría una conexión entre dos personas,
Pero solo estaba yo, un atolondrado chico buscando un libro de cálculo en la
zona de literatura.
Muchas veces fracasó y eso se
plasmó en todos los libros de esta sección, no imagino persona más romántica
que ella, de cualquier forma ya aparecerá alguien que la valore, para mí fue
demasiado tarde para topármela. Verla cada tarde sentada en el suelo con la
espalda recargada en la pared y la luz del sol iluminando su cabello castaño.
¿Si tan solo hubiera sabido
que tipo de persona se ocultaba tras esa actitud retraída? Jamás la hubiera
dejado partir, ahora solo me quedan sus frases favoritas y este rincón para
reflexionar, pero de ninguna manera olvidare el primer libro que encontré, su
primera frase subrayada después de mi rechazo e indiferencia.
“la perfección es una pulida
colección de errores”
Mario Benedetti
Sus caídas fueron tantas que
hoy para mi es casi una diosa, casi una diosa porque esta frente a mí, es real,
la musa de mi inspiración, la única guerrera solitaria que se atrevió a todo y
que por idiota deje escapar, ¡que tonto fui!
Tal vez algún día aprenderé de
mis errores y quizá la vuelva a encontrar, la pueda abrazar y quien sabe tal
vez por fin yo podría llegar a ser su perfecto príncipe azul.
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