Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

5 oct 2016

Domingo

Por: Octavio Daniel Loredo Olmos
El sofá, la cama, las cortinas. La alfombra, las sabanas y la ventana, ya es domingo otra vez.
Ya han pasado varias horas desde aquel último mensaje que recibí, el tiempo no parecía avanzar y la esperanza parece agonizar poco a poco con cada segundo que pasa.
Ayer por fin nos encontramos, otra vez, como siempre y como casi nunca. Parecía la noche perfecta y todo parecía estar bien... hasta su sonrisa.
Era como regresar a esas tardes donde todo daba la sensación de bienestar y sus brazos era el mejor lugar para descansar bajo la sombra de un enorme árbol.
Era difícil rayando lo imposible. Eso de querernos tanto a ratos y a destiempo. Me encantaba su pelo desalineado, sus malos chistes y su mal humor.
Amaba sus caricias, sus besos, las horas muertas que pasábamos y sus abrazos. Todas las noches solíamos ir a ese lugar, su lugar favorito, podíamos ver la ciudad entera, las luces de las calles eran como estrellas nuestras, estrellas,
brillaban junto con nosotros.
Pero todo, como casi todo, rápido termina, y un día de la nada, ya no estábamos; no éramos; no queríamos; no debíamos. La soledad era lo que nos quedaba y nos acariciaba cada noche. Todo acabo y paradójicamente nada parecía acabar como si fuera eterno.
A estos días ya me acostumbré, las mañanas a solas no son tan malas, el olor del café es el mismo y los cigarrillos duran más.
Pedro, nuestro perro, parece no importarle tu ausencia, pero seguro en el fondo te extraña. Nuestra casa te extraña.
Así suelen ser todos los domingos, llenos de recuerdos, soy como un turista de mi propia mente, de mi pasado y no está mal, o tal vez sí, quien soy yo para saber y quién es la gente para juzgar.
Llega la noche y el día termina tirado a la basura y no deja nada bueno. Ya es hora de dormir y aun no me levanto, es tarde. Me concentré tanto en ti que olvidé vivir.

Por fin termina el domingo "fastidioso domingo". Ya es lunes, otra vez. Respondió...

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