Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

6 dic 2016

¿Por qué ser cotidiano? : Historias de cronopios y de famas de Julio Cortázar

¿Por qué ser cotidiano?


Julio Cortázar.
“Historias de Cronopios y de Famas”
Buenos Aires, Argentina.
1ª. Edición, 1962.
Grupo Editorial Punto de Lectura.
184 páginas.





“Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. 
Primero la va a arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y 
se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, 
a saber: le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, 
zumba como una abeja, huele su perfume, 
y finalmente se acuesta debajo de la flor 
y se duerme envuelto en una gran paz. 
La flor piensa: <<Es como una flor.>>”







Hijo de un funcionario asignado a la embajada argentina en Bélgica, su nacimiento coincidió con el inicio de la Primera Guerra Mundial, por lo que sus padres permanecieron más de lo previsto en Europa. En 1918, a los cuatro años de edad, Julio Cortázar se desplazó con ellos a Argentina, para radicarse en el suburbio bonaerense de Banfield. Tras completar sus estudios primarios, siguió los de magisterio y letras y durante cinco años fue maestro rural. Pasó más tarde a Buenos Aires, y en 1951 viajó a París con una beca. Concluida ésta, su trabajo como traductor de la UNESCO le permitió afincarse definitivamente en la capital francesa. Por entonces Julio Cortázar ya había publicado en Buenos Aires el poemario Presencia con el seudónimo de «Julio Denis», el poema dramático Los reyes y la primera de sus series de relatos breves, Bestiario, en la que se advierte la profunda influencia de Jorge Luis Borges.

En la década de 1960, Julio Cortázar se convirtió en una de las principales figuras del llamado «boom» de la literatura hispanoamericana y disfrutó del reconocimiento internacional. Su nombre se colocó al mismo nivel que el de los grandes protagonistas del «boom»: Gabriel García MárquezMario Vargas Llosa, los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes o el también argentino Jorge Luis Borges, entre otros. A diferencia de su compatriota, Cortázar sumó a su sensibilidad artística su preocupación social: se identificó con las clases marginadas y estuvo muy cerca de los movimientos de izquierdas.



En este sentido, su viaje a Cuba en 1962 constituyó una experiencia decisiva en su vida y el detonante de un radical cambio de actitud que influiría profundamente en su vida y en su obra: el intelectual introvertido que había sido hasta entonces devendrá activista político. Merced a su concienciación social y política, en 1970 se desplazó a Chile para asistir a la ceremonia de toma de posesión como presidente de Salvador Allende y, más tarde, a Nicaragua para apoyar al movimiento sandinista. Como personaje público, Julio Cortázar intervino con firmeza en la defensa de los derechos humanos, y fue uno de los promotores y miembros más activos del Tribunal Russell. Como parte de este compromiso escribió numerosos artículos y libros, entre ellos Dossier Chile: el libro negro, sobre los excesos del régimen del general Pinochet, y Nicaragua, tan violentamente dulce, testimonio de la lucha sandinista contra la dictadura de Somoza, en el que incluyó el cuento Apocalipsis en Solentiname y el poema Noticias para viajeros. Tres años antes de morir adoptó la nacionalidad francesa, aunque sin renunciar a la argentina. Falleció en París el 12 de febrero de 1984, poco después de enviudar de su segunda mujer, Carol Dunlop.




La narración está en primera persona, los personajes que se narran en el cuento son variados, en ocasiones habla de una familia completa con padre y madre, hermanas, hermanos, tíos y hasta vecinos.

El título es adecuado hasta que se lee la última sección del libro, ya que se explica a detalle quienes son los cronopios, las famas y las esperanzas, por lo tanto es bueno y preciso pues se entiende a donde nos quiere llevar el autor.





El cuento consta de cuatro divisiones el manual de instrucciones, ocupaciones raras, material plástico e historias de cronopios y de famas parte I y II. Cada sección es independiente de la siguiente sección, por lo que no existe un enlace total hasta las dos últimas secciones.

Cortázar utilizó un estilo formal, porque a pesar que el lenguaje es sencillo y digerible para un lector promedio hace usó de palabras propias de su país natal.  






Cortázar crítica los comportamientos de las personas, pues pareciera que son totalmente predecibles al verse enfrentados a cualquier situación por más normal que parezca, por ejemplo, yo leía los párrafos y fácilmente podía saber que alguien conocido (dígase familiares, amigos o vecinos) encajaban perfectamente en ese papel histriónico que relatan en el cuento, resultándome un cuento sumamente cómico y divertido. 

Yo recomiendo esta obra porque visualiza las actitudes de las personas de una manera sarcástica y graciosa. Pienso que los cuestionamientos de otros hombres deben ser recobrados, para forjar a otro hombre y así volver a nuestro presente, porque solo de este modo la visión periférica que perdimos en el camino por la cotidianeidad volverá a ser parte de ti, de mi, de los demás, de todos.



1 dic 2016

105 motivos para matar a Sofía

Celina María Alfaro Pérez Molphe

Siento ahogarme en este lugar, que no llamaría hogar, puedo pensar en miles de significados que darle a la casa donde vivo y siempre el más cercano será sinónimo de prisión. Me quiere deshacer, habito más cerca del infierno que de la tierra y me rompo cada que abro los ojos y pienso que hay un día más que tengo que vivir, mi cobardía es mi peor debilidad.

Necesito salir, huir de todo lo que me hace o se me esfumará la vida, temo en quien me convierte este horrible espacio y el miedo que me inunda cuando aparece frente a mi un desconocido al mirarme al espejo me hace odiar a esa maldita...
Sé que mis ilusiones de escapar no son más que una utopía a la que ni me acerco, la sombra de este lugar se ha enredado en mi cuerpo y sé que me perseguirá el resto de mi vida como si fuera un castigo; hogar son palabras extrañas para mí y siento mi lengua dormirse al intentar pronunciarlas como si intentara protegerme de ellas; deseó borrar mi memoria y que escapen los recuerdos desde el inicio de mi vida aquí o al menos desde el momento en que nació Sofía.
Sofía, otra palabra que sabe extraño, un nombre inadecuado para mi hermana que es todo menos inteligente, pareciera que la sabiduría se le escapó al nacer y le dejó como obsequio un horrible castigo ¿o será que su especie no es reconocida por ser inteligente? Mi hermana extraterrestre.
No es tonta, la palabra correcta sería llamarla ingenua, un ser de otro mundo o al menos la mitad de su rostro que no pertenece a la tierra, un poco más de otro planeta y algunos días solo puedo mirarla con aberración, siento asco de mis pensamientos, de cómo Sofía y su cara de plastilina derretida pueden lograr que me llene de odio y de sensaciones oscuras cercanas a la muerte.
¿A quién debo tenerle rencor? Será al mundo que me moldeó para no apreciar todo lo bueno de Sofía porque parece una carcasa de lo que alguna vez fue alguien o a aquellos que me dieron una hermana defectuosa.
Temo el rumbo que mi mente toma, corriendo hacia la locura hasta poder acariciarla, hacerle el amor y dejarme manipular por ella, y mis pensamientos al final del día siempre regresan a Sofía, sea de una u otra manera, buenos o malos, de vida o muerte, pero ninguno con una pizca de sanidad. ¿Será mejor pensar en mi hermana como un extraterrestre que como defectuosa? Porque escucho a mi madre llamarla así como si lo que afectara a Sofía fuera sordera y no la deformidad que me causa arcadas inconscientes.
En este momento puedo escuchar a lo lejos como murmura Rebeca y no quiero más que cocerle la boca, que guarde silencio, por un minuto que cierre la boca y ese sonido que sale de ella retumba en mi cabeza como martillazos. Rebeca y no madre, no merece el título, nosotros la matamos, yo y Sofía, le succionamos la vida como parásitos; lo sé por como pronuncia mi nombre, como si le diera asco la simple idea que pude salir de su interior; y si somos un castigo Sofía sería el mejor ejemplo; la imagen perfecta de cómo se vería su alma, deforme, derretida. Mi padre no es mejor, el epítome de la mala suerte y los monosílabos, con brazos de territorio desconocido y ojos rendidos, más un reflejo que un ser.
Puedo decir con seguridad que me muestro como una persona promedio, casi invisible, si desapareciera nadie me extrañaría; es probable que solo Sofía, a quien todos miran con una asquerosa curiosidad, es incómodo pero tranquilizante saber que no soy el único que mira a Sofía.
¿Existirá alguna razón que me moleste que ajenos miren a mi hermana de la misma forma en que lo hago yo?
Hay noches, en las que mi mente toma lo mejor de mí, en que pienso que me llevo a Sofía, utópicos pensamientos en los que su rostro no es más que uno del montón y los dos podemos ser felices. Nunca duran, siempre se rompen como el cristal ¿Qué haría a mis 17 con alguien de doce? ¿observarla? Esa niña extraterrestre, ilusa y torpe. ¿Quién soy yo como para creer que puedo salvarla? ¿Será que deseo salvarme yo? ¿Dejar de ser este engendro en el que Sofía me convierte?
Odio a Sofía más que a mis padres porque es más fácil culparla a ella que carga con su inocencia a piel viva, como si la quemara y ella lo disfrutara; como si le extasiara la espina que crea dentro de mí con su nombre y estruja mi corazón, pudriéndolo con sucios pensamientos de ira y desesperación que me transforman en quien no soy.
¿Qué clase de titiritero experto es ella que hace nacer dentro de mí monstruosos deseos?
La quiero pero detesto cada pizca de su existencia, cuando recuerdo como se acerca a mí y balbucea mi nombre como juguete roto, ’Abel’ Abel’ y yo la veo con una morbosa fascinación pues es porque debo sentir algo más que odio por ella.
No puedo recordar cuanto tiempo llevo molesto.
Me gustaría asfixiar a Sofía y despojarla de su miserable vida que mejor hubiera sido que naciera muerta, sería de mi parte un acto de bondad romper con su estúpida realidad que se sonríe como si nunca se hubiera visto en un espejo.
Uno de los recuerdos que más abruman mi mente es de mis diez años, cuando dejaba detrás mi niñez y tomaba de la mano al rencor; en mi delicada y quebrantable inocencia pensé en ayudar a Sofía, me dije que si le enderezaba el rostro las cosas mejorarían; tome la cinta adhesiva y con un poco de asco comencé a colocarla en su rostro. El resultado aún me causa pesadillas, esa sonrisa torcida y maliciosa que creé, si yo no era un artista y mucho menos un dios como para creer que podía lograr algo. Aún siento vergüenza ¿qué me creía? Ahora le diría a mi joven ser que con esas manos no podría causar más que dolor.
Mis calificaciones han bajado estos últimos meses, lo mejor sería dejar la escuela, demostrarle piedad a Sofía y largarme de esta casa ¿realmente no aprendo nada? ¿de verdad pienso que podría lograr más que sellar mi destino?
¿Seré yo más monstruo que ella por pensar así?
Es inevitable cargar la sombra de una muerte piadosa entre mis dedos cuando puedo observar la perversión que es mi hermana en las miradas ajenas, similar a la que aparece en el mío cuando ella no me puede ver y eso me enferma.
Mis manos dudan cada que ella me pide que peine su cabello o que pinte sus uñas, cuando exige historias nocturnas para poder dormir y murmura mi nombre como si fuera la respuesta a los secretos que esconde la vida, como si mi existencia junto a la de ella fuera suficiente; es doloroso, mi garganta se cierra y me doy cuenta de la aberración que se esconde en mi interior igual que la de Rebeca cuando al ver a Sofía solo pensaba en su muerte y en mi consiguiente libertad.
No recuerdo la última vez que hice más que mirar a Sofía, una respuesta a mi dolor de cuello, el mantener la mirada baja y sé que pronto necesitaré lentes, consecuencia de genética, como si mis padres no hubieran jodido mi vida lo suficiente ¿O habrá sido por mirar tanto a Sofía?
Sofía, Sofía, Sofía, uno no debería pasar tanto tiempo pensando en su hermana.