Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

26 mar 2015

El discreto ser

                                                                 J. Antonio L. Carrera


De piel dorada, cabeza poblada y negros cabellos. Con una altura superior a la media. De cuerpo flaco pero correoso. Más bien lampiño que hombre lobo.
Un estudiante ordinario, común, como todos. Tranquilo con los demás, sin mostrar oposición. Asertivo con sus comentarios, deteniéndose a l responder con una voz segura de sí misma, que pareciera tener la verdad.
Un ser calmado, relajado, sin prisa. Mostrando siempre su buena cara al mundo.
Estudiante que usa su habilidad para los demás. Siempre callado, prudente, pero cuando habla salen llamas que quema hasta a la propia verdad.
Con unos ideales donde su familia y amigos lo son todo y donde así como defiende la verdad con su habilidad al hablar, defenderá la vida de su familia si es necesario. O pagara defendiendo a sus amigos hasta la muerte.



25 mar 2015

Perfecta

                                                                      Carlos A. López González



Tiene un delgado y emocional rostro. Su castaño cabello denota tanta tranquilidad como apenas llego a imaginarme. Tras una mirada perdida se encierra la magia, se encierra el deseo y la mística propia de su juventud. Su ropa y su piel contienen un alma libre, un alma que escucha…
Tras una voz seria y pausada, está un ser que se transforma en palabras llenas de energía y deseo al escribir. Frente a ti, se encuentra aquella con quien tanto había soñado. Creativa y poderosa.
Única, inquebrantable y tolerante ante el vaivén de los vientos del destino. Su sonrisa, su cálida mirada, el optimismo que ofrece ante cada caída te hará sentir vivo. La paz de su ser te hará sublime, te hará feliz...
Su corazón, un lugar al que sólo se puede llegar sumergiéndose en el enorme mar de las dudas y el deseo, permite ver, tras esas cristalinas aguas, la creatividad, la paciencia y autenticidad que le auguran un destino hacia la inmortalidad, hacia una existencia plena… sin mí.

Siéntete dichoso, frente ti no se encuentra una mujer, se encuentra la perfección.     

20 mar 2015

Carta te escribo

Por: Alexis Guerrero Lomelí


A ti Julieta: barco pequeño, navegante en el mar. Que tus olas mi amor, golpearon mi costa dejando tu sal.

Elegante dulzura. Brisa de primavera, anclaste profunda mi piel de arena a tus pies descalzos.

Quedada pues a mí puerto desierto y de cierto te digo que en la noche más bella… tuya será mi luna doncella morena.

Cabello al alba, risada sensación en mi alma. Eres embriagador néctar, génesis que se desborda y me enloquece. En tu sabor el perfecto delirio.

Que sean en ti; mis manos a la marea, fugaz resoplo que acaricia tu cordillera.

Corazón tuyo vida mía, si no te tuviera ya, yo moriría.

Canto Julieta, amor a tu ventana, que como el sol por la mañana, acaricio tuya y mía… tu piel gitana.

Bésame noche fiel sirena, tu cantico es mío al ronroneo de la aurora, sella me ahora y para siempre, que sea yo de ti como el mar a la luna, que en una danza su amor proclaman.

Deseo mío, deseo tuyo, que seas eterna en mis sabanas como estrellas en el ocaso. Que nos roben el día y nos dejen la noche.

16 mar 2015

Tripulante eterno

Por: Alexis Guerrero Lomelí

Huyendo, gritando, cantado en la fe del ciego pobre hombre sin zapatos, me iba acostumbrando a su cabello largo y rizado.
Tripulante sin rumbo y sin velas, esperando surcar en nuevas aguas, beber de su río para así quedarme en ella, en lo hondo, lo profundo, lo inmenso, el vacío de su boca en el mío.
Siendo dos o tres, la ame, me amo, nos amamos y como moneda al azar nos separamos.

Y aunque lo eterno no es eterno, ni mi amor un recuerdo tengo mis razones para que me quieran.

13 mar 2015

Cómo si no hubiera un mañana

Miriam Liliana Becerra Hernández 

Después del terremoto del ’85, el señor Raúl Benítez quedó devastado, a pesar de que él se encontraba en su casa en Cuernavaca, no podía dejar de pensar en la última discusión que tuvo con Maritza, su esposa; un par de semanas antes habían discutido nuevamente por sus problemas económicos, la pequeña empresa de jugos embotellados que su padre le había heredado a Raúl estaba en quiebra como causa de que se abriera el mercado a las empresas extranjeras, y desde entonces habían tenido que pedir un préstamo para solventar sus múltiples gastos, adjuntándose una deuda de miles de pesos. Maritza, acostumbrada a la buena vida y la solvencia económica, no aguantó ni un par de meses de sacrificios y en cuánto pudo se marchó a casa de su madre en el D.F.
-Necesitamos estar separados un tiempo, Raúl. Nos hará bien. –Dijo mientras subía las maletas al coche. El último recuerdo vivo de Maritza alejándose en el coche mientras Andrés, su pequeño hijo de 5 años se despedía a través del cristal del parabrisas, se repetía una y otra vez entre los sueños de Raúl, que más tarde se convertirían en pesadillas al escuchar la noticia de los más de 10,000 muertos que dejó el terremoto.
La mañana del 19 de septiembre, Raúl recibió una carta:

17 de septiembre de 1985
Querido:
Siento haberme precipitado en mis decisiones, pero este par de semanas lejos de ti, me han hecho recordar cuánto te amo. Ahora puedo decirte que no importan los problemas y adversidades que se presenten en nuestro camino, sea bueno o sea malo, quiero andarlo contigo hasta el final.
No puedo esperar para volver a estar entre tus brazos. Volveremos pasado mañana, Andy también te extraña muchísimo.
Te ama
Maritza

Sin embargo, al encender el televisor, Raúl sintió un golpe en el pecho. Parecía que le hubieran encajado una espada justo en el centro del corazón, quedándole en su lugar un agujero de dolor que se expandía en pulsaciones por todo el cuerpo. El dolor y la tristeza, sumados a la desesperación e impotencia invadieron a Raúl, en la garganta se le instaló un nudo que le impedía ingerir alimento alguno, y por las noches sus pesadillas le mostraron los más variados y horribles desenlaces de las vidas de su amada y su hijo, quitándole el sueño y las ganas de vivir, haciéndole parecer cada minuto una eternidad de sufrimiento, no soportaba la idea de que su esposa y su hijo se hallaran aplastados bajo los escombros de una ciudad lejana y fría.
Pasaron dos días más y no recibía noticias de su familia. La tarde del 21 de septiembre, Raúl decidió partir a buscarlos, más no al D.F., lugar en dónde sólo encontraría más dolor y tragedia, sino al lugar a dónde pertenecía su par de ángeles.
Fue al cuarto de herramientas y tomó una soga lo suficientemente fuerte como para sostenerlo. Subió las escaleras al segundo piso y ató la soga al barandal, acto seguido hizo un lazo, bajó las escaleras y con lágrimas en los ojos subió al borde de un banquito lo suficientemente alto para los fines que él deseaba. Colocó el lazo alrededor de su cuello, y sintió como el dolor que sentía en el pecho seguía latente tal cual agujero negro que se traga todo a su alrededor, y al mismo tiempo emite radiaciones de soledad, tristeza y desolación…

-Uno… Dos… Tres…

Saltó. No hizo ni el más mínimo intento por salvarse. Estaba resignado. En menos de un instante pensó en los últimos 7 años de su vida: el éxito obtenido por su empresa, conocer a Maritza, el matrimonio, la llegada de Andy, la primera vez que lo llamó “Papá”…


“¿Papá?” Se abrió la puerta de la calle de par en par y el pequeño Andy entró corriendo. Detrás de él entró Maritza. 

A dónde vuelan las aves cuando vuelan

Regálame un sobrecito de sonrisas, déjame diluirlo en tus ausencias.
Te recuperaré aunque cruces esa puerta,
Pues el corazón se te va cayendo a migajitas.
Vuelan las palomas hambrientas a por cada una de ellas.
Ilusas aves ciegas, que lo único que logran es estrellarse contra el suelo.


No vayas tan rápido. Qué dentro de este caos ya no sé si reunir del suelo las aves muertas, las migajitas, o las plumas para fabricarme mis propias alas.

Ese destino de las casas solas 
de ser las protectoras y únicos testigos 
de los amantes que se adoran en las sombras, 
deshaciendo el mundo mientras hacen el amor. 
Destejen lentamente 
las membranas del cariño de terceros, 
rompen el tiempo, lo quiebran y lo embarran contra las paredes 
hasta que se escurre por el techo y les cae encima. 
Y las casas, admiradas, 
parece que también suspiran, 
se llenan de vaho, 
se empapan de la vida y de la muerte chiquita al mismo tiempo. 
Resuenan y toman a la vez los sonidos del amor, 
y los guardan por todos los rincones, 
los atesoran para la eternidad. 


Carta a Romeo


Por: Ivonne Fabila García


¿Cómo hablar de amor al romántico?

Cómo confesar un sentimiento que vive en ambos, pero el mío es tuyo y el tuyo no es mío.  Cómo expresar lo que se esconde,  al que no haces más que mirarse en los ojos de su amada; al que en un acto de amor eterno daría su vida si ella no estuviese para tomar su mano.

Sí, yo soy quien hasta ahora tan solo había mirado, en silencio, egoísta de aquella a quien todos llaman Julieta, celosa del amor que le profesas, envidiosa de tus visitas bajo el balcón, codiciosa de tus besos.

¿Seré capaz de lograr que algún día tus labios deseen los míos? ¿Seré yo con quien compartas tu amor?

¿Será que al confesar mi amor, podrás siquiera pensar en dar una oportunidad a quien te ama en vida, en sueños, en todo momento y cada pensamiento?

Su familia, de quien tanto odio has recibido no te aceptara jamás. Y ella ¿realmente te ama? ¿No será un truco, una venganza? Ella te enamora y luego te desarma. Deja aquello en el olvido y acepta tu nuevo destino.

Hasta pronto amor mío. 

La cama


Por: Ivonne Fabila García


Recuerdo inolvidable del cálido lecho que sostuvo mi cuerpo.
Luz de sutil candor que iluminas la habitación antes del sueño reparador.
Sábanas blancas, almohadas blancas y cortinas blancas que cual flotantes nubes trasladan a un nuevo mundo.
Un mundo de sueños, de fantasías e incluso de pesadillas.
¿A dónde me llevaras esta noche, oh dulce cama?

Creo


Por: Ivonne Fabila García

En un mundo desolador,
donde reina la soledad y la traición;
creo en el amor.
El amor puro, el amor inocente
el que nace en la mirada y crece en la sonrisa,
el que olvida el ego y deja atrás el egoísmo.
Creo en el amor,
el que se da uno a uno,
pero aún más, creo en el amor propio.
El que tantas veces hemos perdido,
el que nadie te da,
el que sólo tú puedes recupera.
Creo en el amor,
en el que nace del corazón.

12 mar 2015

Simplemente porque soy

Por: Ivonne Fabila García



Soy porque quiero ser.
Soy por que disfruto ser.
Porque soy, porque voy, porque estoy.
Porque no soy, porque no voy, porque no estoy.
Soy, porque soy amor y soy viento.
Soy, porque soy pasión y soy sentimiento.
Hoy siento alegría, simplemente porque soy.
Hoy siento, hoy quiero, hoy voy aenaltecer “el ser”, simplemente porque soy.

Añorada


Por: Ivonne Fabila García
imagenes

A ti, que con el paso del tiempo te has alejado, perdida en el cajón del olvido, guardada con astronautas, dinosaurios, súper héroes, doncellas, piratas, brujos y dragones.

Hoy te recuerdo, hoy te lamento, oh dulce fantasía ingrata, perdida en la añorada infancia.

Pasion

Por: Alexis Guerrero Lomelí

Creo.

Paisaje nocturno que contonea el silencio.

Llamas volcán rugiente, estruendo desde al vacío.

Despacio,

Los pasos de lodo desaparecen.

Quebrado.

                  Vuelven al polvo.

Arena cálida de primavera y en ella:

Su aliento

                  A la marea canta.

Reflejo infinito de su propio cielo.

En las nubes.

            caricia de la espuma blanca.

Al hielo el sol derrite

                                    Pierde.

                             se esfuma.

No hay vacío, árbol naciente.

De su rama una hoja y una flor brotaron.

                         Suave.

Tibia.

Eternidad en su luna se queda.

Junto a mí

El río de largos llantos y a la distancia

Vereda,


Me quedo su ausencia.

Se queda

Por: Alexis Guerrero Lomelí

Adiós que nos arranca y nos vuelve lejos.

Adiós que se queda y no hace presos.

Fue tu piel lo que me arranco el olvido.

                     Maldita distancia.

Ahora rompe el cielo, en el más lejos firmamento.

La espera se fue.

                                       Es partir.

Entonces el tiempo, renuente y figurativo.

Sorpresivo que al flote de la hoja va.

Se balancea y luego te acaricia. Te susurra al oído un recuerdo.

El bello recuerdo de viajar de nuevo.

                        De oler de nuevo.


De besar pero de nuevo y de nuevo estar sin estar, para no estar de nuevo.

9 mar 2015

Carta de creencia

Parece que los grises cielos
se desvanecen en suaves terciopelos.
Negros esqueletos erguidos
soportando el tiempo, el viento,
aparentemente fuertes,
aparentemente débiles,
danzan al leve movimiento de una húmeda brisa,
verdes brotes se asoman temerosos de cada uno de sus dedos.
Esperan la fogosa primavera, para pintar de lila sus follajes.
Nada parece tener sentido,
nada parece tener un porqué…
Ante la duda todas las verdades se disuelven.
Ante la traición
hasta el amor y el odio se con-funden,
Se funden en un solo y malaventurado sentimiento.
Y entonces ¿qué es verdad?
¿Qué es mentira?
Lo único que resta es un respiro.
De pronto el movimiento monótono y continuo,

                         tic-tac

nos recuerda
                        tic-tac

que para bien o para mal,

                        tic-tac

seguimos vivos. 

Carta de creencia

Por: Katia Sánchez Ortega






¿Quién maneja mis huesos?
Escucho una geografía sonora de mis pasos, y veo una versión tangible de mis miedos, que no son nada.
Y la muerte, que cubre mi cara, mientras me acurruca, se sienta a mi lado, y me hace compañía.
Y a las 400 madrugadas, el frío me toma en su regazo que duele tanto, se sienta mientras descansa de sus labores y observa a los perros humanamente individuos y les indica a las palomas el rumbo, sin vuelo.
Y me habla un perro sabio, distinguido e indecente, a quien se le va la vida por la ventana.
Y mis palabras de lo prohibido chillan para deshacerse, y con ellas mis diablos de dulce y colores que me acompañan cuando penetro en las capas del aire infinito, corriendo con el crimen tatuado en el alma.
 Y en el día, cegada de mis monstruos nocturnos, vengo nadando,  y es tanta la sorpresa que mi cuerpo mismo se rechaza. Me desconecto y contemplo.
Y se  me presentan espejismos, me gritan que despierte y arrebatan mis manos de las paredes, no me dejan ir.
Y una sociedad permanece libre bajo el sonido que la resguarda y la asiste al suicidio de sus propios habitantes, y la llenan de dolor y ella se humilla y los tira y no se levanta.
Y se llenan los cielos de vacilo y la tierra de corriente marina.
Aquí se retoman los hechos cuaternarios, nada crece sin el permiso de las olas, late la luna al paso, muriendo a gatas, empapada de un hedor ya viejo.
Y hoy, como siempre, ando existiendo a medias, ando sin hacer camino, sin las migas de pan que me regresan a casa.
¿Quién, sino uno mismo, ha de comerse sus propios huesos?

8 mar 2015

La levedad de ser insoportable

Por: Katia Sánchez Ortega



Hablando en voz baja, Caterina y Emilia se esconden en la biblioteca. Lo único casi escuchable:
-Espero, con ansia, escuchar lo que te responderá cuando lo sepa.
Nunca lo supo.

Dice una carta temblando en las manos de Emilia:

A tu levedad de ser insoportable:
Has de saber que ésta será una de las pocas veces que te escribiré, y que lo sabrás. He intentado por medio de métodos inútiles, recordar qué éramos, antes de volvernos tan ajenos. No sé nada seguro de ti, no tengo una visión permanente de ti; lo único intransigente que puedo conocerte, es que yo te soy incondicional. He hablado a través de ti, he sabido a través de ti.
Tú eres lengua y aroma, no un montón de silencios y turbias miradas. Transitas en una cierta ruta por mi subconsciente: de la imagen al relato, del relato a la presencia, de la presencia a la idea, de la idea a la duda, de la duda al pensamiento, del pensamiento a la historia, de la historia a la realidad, de la realidad al recuerdo y del recuerdo al olvido. De forma eterna permaneces. Convocas impaciencia, caligrafía dormida, incertidumbre profunda, recia, tranquila.
Yo no te debo nada, me has dado cosas sin tu consentimiento. No te las devolveré. Debería pues, darte las gracias, por los tactos y contactos lejanos, por las palabras sordas, por las sonrisas flacas, por los deseos vacíos, los golpes izquierdos, oídos mudos, por tu ausencia ridículamente amorosa.
Te he querido más de lo que debería y menos de lo que me apetece. Hasta estos tiempos, sólo desconocidos. Hasta después de los mismos, si me lo permites y me correspondes por lo menos la cuarta parte de lo que he llegado a sentir, humanos amigos amantes.
Te espero hasta que salga mi vuelo. NO llegues tarde.
Atte.: Tristán  

Ésta fue la declaración que Tristán, había escrito sin destinatario. Confiando en Caterina, la dejó en sus manos.

Tristán:
Has de saber que ésta será la única carta que recibirás de mí. Siento que confundas mi comportamiento, como algo más, te pido disculpas si llegaste a pensar que te correspondería. Hasta entonces, sólo desconocidos. Nos vemos del otro lado de la ciudad.
Atte.: Emilia

Y en el arte más humanamente ruin que se puede esperar de alguien, un hombro amigo de una Caterina casi enfermiza, fue lo único que Tristán pudo ver todo el verano.
Emilia, siempre esperó a que se separaban, pero por alguna extraña razón, nunca lo hicieron, y por otra aún más extraña ella siguió en contacto con los dos.
Qué manera más brutal de vivir, a punto de perder  su espíritu y siempre ganando más realidad.
Fueron los años sin júbilo ni felicidad que le dieron a Emilia un poco más de paz. Un vacío sonámbulo de un Tristán fallecido,  le proporcionó una muerte habitable.
Y una última carta de remitente Caterina, hizo que colapsara en los rincones más vivos de su ser:

Estimada Emilia:
Hace ya algunos años sin saber de ti, desde la muerte de Tristán. Siento mucho haberte corrido de su funeral, pero me afectaba tu presencia, nunca superé esa relación tan pura que ustedes tenían, aun cuando yo estaba junto a los dos.
Estoy ya un poco muerta, ya me han alcanzado mis errores, de la manera más cruel que se puede esperar, una soledad casi infinita y total.
Yo no sé cómo es que pudiste aguantar mi relación con él. Siempre lo supe, eras la más fuerte de los tres.
Espero que un día me llegues a perdonar, pero Emilia, hice una carta intermedia con tu nombre como remitente hacia él. Aquella carta que te enseñé escrita por Tristán, era para ti.

Atte.: Caterina

7 mar 2015

Naturaleza

                                                          
Naturaleza
Por: Angélica Vilet
Pasiva y dulce flotas en el aire
serena miras en tu humilde ser
creo en ti, ave que se deja llevar
por una tarde soleada y sensual

Te elijo a ti, abismal señora
brisa etérea que baila a mi son
endebles hojas ocultan mi ser
percibo lo hermoso de tu suspirar.

Te miro, te siento y te vivo
tu aliento cercano me lleva a soñar
transito muy cerca de tu suspirar
y encarno gozosa con gotas de amor.

El verde esmeralda invade sereno
color y perfume de flores preciosas
fresco y sutil olor de tu ramas
un grito profundo que llena mi ser.

Me encuentras, me descubro
sonrío, me sonrojo sin pensar
que calma tan dura empieza a rondar
mi sueño infrahumano reclama tu paz.

Con fuerza te llamo hacia mí
corro, fluyo y me derrumbo
en el fresco espacio que tú me das
porque éste, me hace sentir y vibrar.

Creo en ti, porque soy feliz a tu lado
tu presencia me reanima
me sonríe con descaro
me produce bienestar.

Creo en el color de tus hojas
y el olor que transpiran
porque ambos me hacen ser yo
en lo más profundo de mi ser.

Creo en ti y en el viento que te abraza
etérea experiencia que me hace temblar
tus verdes praderas que tanto soñé
abrigan los versos que empiezo a escribir.

En ellos reflejo un destello que oculto
y al unísono, fértiles campos
rodean mi rostro, mis brazos
mis piernas, mi todo.

Al final, camino dichosa en el prado
hundiéndome por un momento
con frágiles pétalos de fortaleza
que cubren mi cuerpo sumiso de amor.