Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

22 nov 2015

¿Quién cojones tomó la casa, Julio?

Reseña: Casa Tomada
Julio Cortázar
Edición: 2006
Reseña por Alberto Piña

Uno de los escritores más conocidos de América Latina es Julio Cortázar, que es el cuentista latino por excelencia, podría yo mismo recomendarles otros cuentos del mismo Cortázar, que te dejan con una sensación de odio hacia el autor, por dejarte en la duda del “¿Qué diablos sigue después?, tal y como lo es el cuento de Casa Tomada. La forma de escribir de Cortázar es simple, aunque si decides entrar un poco más en lo que escribe, yo recomendaría un pequeño diccionario de bolsillo, por aquello de los regionalismos argentinos que podemos encontrar dentro de sus magnos relatos.

 Pero, ¿por qué el odio hacia el autor qué menciono? yo afirmo –dentro de mi propia experiencia que he tenido al leer los cuentos de Cortázar- que vas creando una relación de amor y odio con el autor, por el simple hecho de que Cortázar le gusta jugar con los relatos, sólo nos muestra una pequeñísima parte y más de una vez nos deja con la intriga de saber qué es lo que pasa después, un ejemplo de otro relato es “Los Venenos”, qué nos muestra una infancia en un suburbio, una relación de “traición familiar”,  de corazones solitarios y rotos, que a la edad de un niño de diez años puede crear diversas situaciones. A mí me hubiera encantado saber qué paso después de ese final, lo mismo me pasa con “Casa Tomada”, un cuento escrito por Cortázar en el año de 1946, en una revista publicada por Jorge Luis Borges. En este cuento de Cortázar narra la historia de dos hermanos que poseen una gran casa colonial, que por la forma en la que se narra es esplendida, enorme y única. Más que una casa, es el lazo que une a los dos hermanos, una relación que pretende cuidar a toda costa la enorme casa. 
Los hermanos que habitaban la casa, tenían una vida completamente cotidiana, como el viento de otoño, tan rutinaria como la vida de un trabajador que ha dedicado su vida completa a una empresa, tan especifica como las palabras que guardan los diccionarios, nada espontaneo como las palabras y las cosas. Ellos habían tenido parejas sentimentales en su vida, sin embargo el lazo de la casa ha sido primordial. El hermano se le murió su novia, y nunca hizo por buscar alguien más, en cambio la hermana rechazo ofertas de matrimonio, solamente por estar en la casa y poder conservarla.
Un día, romperían completamente su rutina, ya que alguien tomaría dicha casa, sin embargo los hermanos, al saber que alguien entró en la casa sólo decidieron alejarse de la escena y encerrarse en un cuarto, donde no podrían entrar los dichosos intrusos. Después de esto, ellos regresaron con su vida cotidiana, con los intrusos dentro de la casa aun, la hermana tejiendo el hermano pensando que había dejado sus libros, después escuchan ruidos y se salen del cuarto para ingresar a otro, así, hasta quedar completamente “acorralados”, donde decidieron irse de la casa, despojándose de toda posesión y recuerdo, cerrándola con llave  para después tirarla por la alcantarilla, y así  prevenir que  “algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada”.
Aquí es cuando nace esa pequeña rabieta por Cortázar, por dejarme con la incertidumbre de saber quién cojones entró en la casa, y por qué si había un lazo que unía a los hermanos que era la casa, no se hizo nada para recuperarla, ni el más mínimo intento. O quizá nadie entró en la casa, y fue la locura quien los orilló a salir de la casa, por la culpa de una relación de incesto que pudo haber ocurrido. Han surgido muchas teorías y análisis sobre este cuento, y de saber quién tomo la casa, y quizá nunca lo sabremos, ya que en una conferencia, se le preguntó al mismo Cortázar, y él mismo respondió que no sabía quién había tomado la casa. En pocas palabras, tendríamos que hacer un exhaustivo ejercicio arqueológico mental para poder profundizar en la obra de Cortázar y averiguar quién cojones tomó la casa, o quizá moriremos con la duda. Sí, probablemente moriremos con esa duda, gracias Julio.

Sí usted quiere leer este u otros cuentos de Cortázar, no dude en visitar la biblioteca más cercana de nuestra ahora Benemérita (el chiste se cuenta sólo) Universidad “Autónoma” (el chiste se vuelve a contar sólo nuevamente) de San Luis Potosí, que dentro de su acervo, cuenta con las obras del Julio Cortázar. Acérquese, no muerde. 


Alberto Piña





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