Por: Alexis Guerrero Lomelí
Banco Rinchmayor,
dicen mucho el lugar más seguro y preciso de Londres, eso podría haber sido
cierto, hasta hace pocas horas, cuando me llamaron.
El reconocido
lugar, había sido sitiado por muchas patrullas, una alerta se había activado,
sobre un robo mayor, sin que nadie se pudiera haber dado cuenta.
Cuando llegue al
lugar, pedí que se me mostraran los videos de vigilancia. Y cheque con rigor
cada cuadro, sin encontrar mayor pista que un dollar, junto a la repisa
principal.
Los sospechosos,
una secretaria, la intendente, el vigilante y un fotógrafo. Cada de uno de
ellos, estuvo durante el acto vandálico.
Comencé con la
secretaria, quien comento: “sucedió que cuando casualmente trabajaba mi puesto,
atendiendo a un cliente, que deseaba retirar dinero del banco. Pero por unos percances
tuve que ir por unas cartas de retiro. Al volver ya no estaba el cliente, pero
estaba un fotógrafo, que retrataba parte de la arquitectura del banco. Decidí preguntarle
si había visto al cliente, no recibí repuesta, pero en a la vez me di cuenta
que su llave bancaria no estaba, y por tanto que el banco había sido robado.”
─ en su conclusión,
dígame señora, ¿qué sucedió? ─con voz firme le pregunte.
─ ¡Señorita por
favor!
─ Si bien….dígame
─ bueno yo creo que
fue ese fotógrafo mugroso, el que robo el banco.
Pasando con la
intendente, su versión fue: “estaba limpiando como siempre lo hago, pero sucedió
que me percate de un sujeto peculiar, alguien ajeno y con algo distintivo a cualquier
otro cliente, portaba una cámara, “un fotógrafo ─le sugerí”. Él tomaba constantemente
fotografías, sin ningún disimulo y en varias ocasiones me ensucio el piso. Me fue
molesto lo que hizo, por lo que iba a pedirle que me hiciera el favor de no
pisarlo con tal descuido, cuando escuche un grito, era el de la secretaria que decía
que había sido robada.”
─ ¿Usted qué hizo? ─le
cuestione.
─ Nada, seguí
trapeando.
Hable con el fotógrafo,
y su argumento fue: “pues yo decidí ir a ese banco, pues es uno de los lugares
marcados como importantes, en el estudio de la arquitectura, y ya aquí decidí
pasar y tomar también del interior del banco.
─ ¿Cómo le hizo
para acceder, si en los bancos no se permiten cámaras?
─ Pues no, pero
debo admitir, que el vigilante, me dejo pasar por un trueque de un billete que trajera.
Esto me pareció
bastante peculiar, pues entonces ya sabíamos cómo había llegado el billete.
El siguiente en la
lista era el vigilante, que con brevedad dijo: “yo nunca me moví de puesto, por
lo que no pude ver lo que sucedía hasta que se activó la alarma”
─ ¿vio que personas
estaban cerca de la escena y lo que hacían en el momento? ─cuestione.
─ Si, la secretaria
trabajaba como siempre, mientras que había un chavo fotógrafo que manchaba el
piso trapeado de la intendente.
Este último
comentario, me dejaba mucho en la garganta, pues nadie de los interrogados, había
mencionado jamás al vigilante, más él si sabía dónde estaba cada uno de ellos.
Por respuesta al dólar,
ya sabía que el vigilante, tenía que ver con el robo, pero aún quedaba una incógnita
más…donde quedo el dinero, si ninguno de ellos salió del edificio.
Me cuestione mucho
sobre todo la escena, pero no podía llegar a una conclusión lógica.
Más tarde, pedí que
fuera arrestado el vigilante, en conjunto con su cómplice la secretaria. Pues había
concluido en algo lógico. Era obvio, el vigilante, al no haber sido percibido, podía
moverse, pero no solo y sucedía igual que en las descripciones anteriores,
nadie menciono al vigilante, y tampoco nadie menciono al cliente de la
secretaria. Mismo que nunca existió. Ella había ido por documentación, exacto,
pero también por el dinero. Mismo que se dio por perdido cuando el vigilante lo
tomo y tiro el billete. Un personaje ficticio…¡no!, solo una trincada mal hecha.
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