Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

27 may 2014

Las aventuras de una niña curiosa

Por: Agustín Rodrigo Gómez




Kancha era una niña pequeña de cabello rizado, ojos color miel y mejillas rosadas. Tenía una piel suave como el algodón y una sonrisa amable. Era conocida por ser inquieta y alegre. Siempre hablaba con la inocencia típica de una infante. Vivía con su familia y sus mascotas en una pequeña ciudad. Desde que tenía memoria, se sintió enormemente atraída por la naturaleza y las fábricas, por extraño que parezca. Disfrutaba mucho caminar por el bosque y contemplar sus diferentes formas de vida. También gozaba de los momentos que pasaba con sus amigos. Sin embargo, su gran inquietud y deseos de conocer, a veces la metían en problemas y situaciones peligrosas.

Una mañana salió de su casa sin el permiso de sus padres, para conocer el interior de una fábrica que llamaba su atención. Ella y sus amigos, se reunieron en un parque para organizarse, y se dirigieron a la fábrica. Una vez que llegaron, lograron entrar sin ser vistos por los guardias de seguridad. Ya estando dentro, se divirtieron bastante porque conocieron las instalaciones, y por su curiosidad innata hicieron algunas travesuras.


Unas horas después, los trabajadores de la industria se enteraron y llamaron a sus padres. Al percatarse de lo ocurrido, los de Kancha se disgustaron mucho y la castigaron con un mes sin ver televisión. A pesar del castigo recibido, para ella había valido la pena porque logró satisfacer su curiosidad. 
Un año después, Kancha se encontraba andando por el bosque, cuando se encontró con algo que despertó su curiosidad: unos hongos que le parecieron atractivos. Como eran muy vistosos, la niña los consumió, sin saber que éstos eran venenosos. Unas horas después, comenzó a sentir los efectos: dolores intestinales y parálisis temporal. Sus padres estaban preocupados, por poco pierden a su hija. Afortunadamente fue llevada a tiempo al médico y Kancha pudo salvarse.
Desde siempre, la pequeña experimentó curiosidad por ascender una montaña. Anhelaba tanto subirla, que constantemente soñaba con ello. Le insistía a su padre para que la llevara, pero la respuesta era siempre la misma: 
-Está muy lejos y el camino es difícil para el vehículo.

A pesar de esto, su perseverancia tuvo una gran recompensa. Pasaron unos años, pero en unas inolvidables vacaciones de verano sucedió lo que tanto anhelaba: por fin su padre accedió amablemente para realizar ese soñado ascenso. 
Al comenzar el viaje, Kancha estaba emocionada. Conforme subía en el vehículo, vio cosas que la maravillaron: una cantidad asombrosa de enormes árboles y grandes barrancos que nunca imaginó. El ascenso continuó, hasta que su padre decidió detenerse a una gran altura. La vista era impresionante: se podía apreciar la inmensidad del bosque, las montañas y las lagunas circundantes. 
Kancha decidió continuar subiendo la montaña a pie, mientras la suave brisa se entretejía en sus rubios cabellos rizados. Tenía un poco de frío, pero no importaba, ya que estaba maravillada. Cada vez más, se iba alejando de sus padres, porque sentía que una fuerza misteriosa la animaba a seguir subiendo. Como era tanta la altura en la que se encontraba, las nubes rozaban sus mejillas al caminar. Hasta que finalmente decidió detenerse. En ese momento, la niebla que peinaba la cima de la montaña, el intenso aroma de la vegetación alpina y el melódico canto de las aves, hicieron que la niña entrara en un intenso estado de fantasía. Una hora después, regresó eufórica.

Aunque esta no es su última aventura, sin duda alguna, fue una de las más intensas, ya que la había esperado durante mucho tiempo.         

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