Por:
Silvia Romero Méndez
La
belleza no como el aparatoso ruido de la ciudad a medio día, ni como las
grotescas curvas de las modelos en las revistas. La belleza no es como el frío
resplandor del oro, ni como la más fina joya.
La
belleza es como la melodía de los pájaros al alba, es como la felicidad que se
reflejada en la sinceridad de una sonrisa. La belleza es como la tintura del
cielo en una tarde de otoño. La belleza es como el milagro de estar vivos.
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