Por: Eira García
El
veneno de víbora comienza a recorrer mi cuerpo.
¿Dónde
está Orfeo?
¿Se
encuentra bien?
No puedo
entender cómo es que me está pasando esto a mí.
Mi ser
pide a gritos escuchar una última de sus hermosas melodías. Quiero verlo un
instante más. Percibir su calor humano cerca de mí. Sentir que sus ásperas
manos acaricien mi cuerpo. Oler su embriagante aroma. Ver sus intensos y
profundos ojos que siempre me transmiten esa sensación de bienestar.
Todo se
comienza a nublar desde mi vista hasta mis pensamientos…
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