Estás
frente a “La Noche Estrellada”, empiezas a soñar. Las estrellas giran hasta ser
remolinos. Tu mente gira también. Te sumerges en la eternidad. Eres el creador
de la obra. Los colores te gritan, una angustia inmensa te invade. Estás muy
lejos.
Todo
gira lentamente. Te sientes débil, y triste. Te aturden los tantos ojos que te
observan. El negro eco, incesante, arrebata tus pensamientos. Te persigue.
Entonces huyes.
Corres
hasta perderte, hasta encontrarte en la oscura silueta de los cipreses. Sientes
que estás de regreso. Sin darte cuenta, un disparo estalla en tu pecho.
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