23 DE ABRIL 20:13
por: Luis Daniel Razo Infante
No hace mucho tiempo, me enamoré de un soñador
vientecillo, que me llevaba de aquí para allá, sin cuartel y sin descanso. Ligerito,
de a poquito en poco me fue enamorando. Él sólo estaba jugando con una hoja
verde que del suelo había tomado, pasó el tiempo, y yo, la hoja perdí el
encanto.
Un día sin pensar ni
esperarlo el vientecillo se esfumó, cuando menos lo esperé ya se había
marchado. Al darse cuenta, la hoja esperó marchitarse, pero había caído en lodo
fértil, echó raíces, se convirtió en un árbol.
Aquel vientecillo regresó a querer recuperar lo
que hacía tiempo había dejado, pero la hoja, ya no era hoja, y ni el tiempo ni
las memorias podrían cambiarlo.
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