Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

30 nov 2014

Amor y desamor


Por: Ivonne Fabila García
Sagrado Corazón de Jesús, vidrieras, Sagrado Corazón de Jesús, Iglesia, Rakov Potok, Croacia Foto de archivo - 5714038

Hoy que la tristeza invade mi corazón recordando un aniversario más de aquellos amantes, ahora inmortalizados en el tiempo, cuyo amor simplemente fue, es y será en la eternidad de quienes los evoquen con el pensamiento, pero no de ellos mismos, la reflexión y las preguntas invaden mi ser.

El amor y el desamor convergen en un mismo punto. Lo único que los separa es el tiempo. ¿Por qué? Ambos sentimientos viven en una misma persona; en momentos enamorada, en otros, decepcionada.

Cuando se siente amor, se olvida el desamor. Pero cuando se vive el desamor, no se puede pensar en otra cosa más que en el amor perdido.

¿Existe el amor verdadero? Si existiese, ¿éste durará para siempre? Siempre, suele ser demasiado tiempo. Acaso, ¿es tan voluble el ser humano que la única forma de mantener el amor es mediante una pócima?, ¿un hechizo mágico que mantenga juntos a los amantes hasta la muerte?

Rara vez se cumple la promesa del amor eterno, y la gran mayoría vive la vida en desamor. ¿Es más fuerte el desamor que el amor?

Los amores imposibles son más intensos, más pasionales, pero, ¿duran?, ¿es porque son así, justamente, imposibles?, ¿lo único que los mantiene unidos es la ilusión?, ¿la adrenalina de lo prohibido? Y si no, ¿podrían permanecer juntos los amantes en la eternidad? 

Dicen que el amor existe, entonces, ¿quién o qué mata el amor? ¿El ego o el egoísmo? ¿Es que muere o nunca nació? O bien, ¿será que es parte de esta vida en movimiento, en donde todo es efímero y nada permanece para siempre? ¿Será que el desamor es una enseñanza de vida para encontrar el amor propio, para aprender a brillar con propia luz, sin necesidad de nadie más? O, ¿será que desde pequeños nadie nos enseñó a amarnos para después poder amar a los demás incondicionalmente?

Queda claro que el amor comienza por uno mismo y después se da. Pero nadie nos enseñó a amar desde la comprensión de un ser completo, que tan sólo comparte unos pasos junto a otro, en este sendero que muchos llamamos vida.  Así, se confunde la falta de amor propio con la ausencia de un tercero, cuando la verdadera carencia está dentro del mismo ser.

Ahora, Tristán e Isolda han sido condenados, por haber sufrido el amor eterno y no saber vivir con decisión propia.

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