Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

16 nov 2016

Tejido de libertad

Marco Antonio Cansino Gracidas



Yo nací justamente cuando tenía ocho años y te sorprendí en aquel sofá de una casa que habitaba con mis padres y que a los tres o cuatro años dejamos porque la renta era muy alta. Recuerdo que era una niña a la que nadie comprendía, o quizá era al revés, yo no comprendía la incomprensión de los demás.
Desde pequeña me ha gustado ser una persona solitaria, pero no de esas que realmente quieren existir para ellas mismas. No. Me gusta estar sola pero rodeada de gente y de historias, de viejos pueblos y de lugares extraños. Quizá es por eso que he decidido mantenerte conmigo de distintas formas, con nombres distintos cada noche.
Todos los días llegaba al mismo sofá que, sin importar el domicilio, seguía siendo parte de la familia; de mí, de ti, de nosotros. A los doce años aproximadamente, y con un girón que anunciaba cambios en mí, te fuiste convirtiendo en una parte de toda mi existencia. Era extraño que, a pesar de que no salía de casa como mis primas o los niños y jóvenes vecinos, yo era más libre de lo que tus historias dicen que se puede ser.
Libertad, libertad es lo que anhelan todos y es tan fácil: solo tienen que conocerte para entender que una sola palabra puede ser sinónimo de libertad si la encuentran contigo.
Hoy vuelvo a posarte entre mis manos, como cada tarde lo hago, mi relicario de sueños, mi eterno tejido, en nuestro sofá, ese sofá donde yo, ave en vuelo, siempre regresa al nido.

Es mi amor un lago en el firmamento,
la palabra azul que a la rima sigue,
el soneto blanco que me persigue,
la luna abril y el vibrato del viento.

Es mi amor la viajera de tus hojas
que en la luna, en el borde de tu aliento,
en el borde de la luna, el cimiento
milagroso de la pluma se deshoja.

Nunca me dejes sola en nuestro encuentro,
Tejido sin nombre, luna del centro.
Por favor, manténme justo contigo

donde se da tu encanto y mi alma gira,
que no hay Sanchos, que no cantan las liras,
que Tebas no se defiende sintigo.


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