Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

25 sept 2014

Kaori Kawamura


Por: Ghisselle Ávila Salazar





Dentro de los aspectos singulares que le caracterizaban había uno que ella misma consideraba especial; le gustaba mucho la soledad, y no por miedo a los demás o por culpa de un odio desmedido hacia la gente, sino porque se sentía a gusto, por esa misma razón era que disfrutaba el silencio, observar a su alrededor le hacía sentir tranquila, en paz y segura.


Además, acostumbraba a pensar en cosas imposibles, cosas que le hacían feliz, a veces en extremo fantasiosas, a veces no muy alejadas de su realidad, como si pudiera con ello transportarse a otros mundos para ahí ser libre, sin embargo, no le gustaba hacerlo por un tiempo muy prolongado ya que si pudiera definir su mente con una sola palabra esa sería “volátil”, y eso en ocasiones le perturbaba un poco.


Siempre fue alguien de estatura baja para su edad, lo cual siempre le molestó. Tenía los ojos pequeños color café y tenía que admitir que al menos esos sí le gustaban. Sus labios no eran ni delgados ni gruesos, no tenía ningún problema con ellos, salvo el hecho de que los braquets  se los lastimaban con constancia, siempre pensaba en el momento en el que por fin pudiera deshacerse de ellos ¡Como los odiaba!


Por otro lado, su cara parecía redonda, pero ella decía que era más bien ovalada, quizá para sentirse mejor o quizá solo por vanidad, el chiste era que debido a esto sus pómulos siempre resaltaban cuando sonreía, y para su infortunio, también cuando no. Apreciaba sus manos, pequeñas pero ágiles, sin ellas no podría hacer las cosas que tanto le gustaban, escribir y practicar el violín.


Su madre siempre le había dicho que tenía el temperamento de la familia de su padre, los temerarios “Ávila” y no la juzgaba, es más creía que era cierto. Solía ser una persona muy colérica pero luchona, enojona pero amable, agresiva y simpática, mucha gente siempre decía que era un “Pan de Dios” que “No rompía ni un plato” pero su familia y ella misma siempre estaban ahí para sacar a la gente de su mentira, era cierto, aquellas conductas aprobables muchas veces solo eran fachada, una muy buena, y en realidad tampoco era como si fuera una diablilla pero bueno, una santa paloma no era. Menos cuando peleaba por lo que quería, le gustaba ganarse las cosas a pulso y nunca se rindió en lo que se proponía.


Su deseo siempre había sido el mismo desde que tenía memoria, tener una editorial propia al mismo tiempo que poder escribir todo lo que se le antojase. Además soñaba con su independencia y no podía ver el momento para por fin vivir como ella quería. Aún faltaba un poco de tiempo pero no importaba, esperaría, no había plazo que no llegase y ese era su alivio. Algún día iba a realizar todo cuanto había soñado y en ese momento,  por fin podría ser ella misma. Podría ser libre.



No hay comentarios:

Publicar un comentario