Omayra Alhelí Flores Sarabia
Jorge Luis Borges
Siete noches
Madrid
Alianza editorial
2002
160 páginas
(Buenos Aires 1899 - Ginebra, Suiza, 1986)
Jorge Luis Borges es considerado una de las grandes figuras
de la literatura en lengua española del siglo XX. Cultivador de variados
géneros, que a menudo fusionó deliberadamente, el autor argentino, ocupa un
puesto excepcional en la historia de la literatura por sus relatos breves.
Aunque las ficciones de Borges recorren el conocimiento humano, en ellas está
casi ausente la condición humana de carne y hueso; su mundo narrativo proviene
de su biblioteca personal, de su lectura de los libros, y a ese mundo libresco
e intelectual lo equilibran los argumentos bellamente construidos, simétricos y
especulares, así como una prosa de aparente desnudez, pero cargada de sentido y
de enorme capacidad de sugerencia.
Recurriendo a inversiones y tergiversaciones, Borges llevó
la ficción al rango de fantasía filosófica y degradó la metafísica y la
teología a mera ficción. Los temas y motivos de sus textos son recurrentes y
obsesivos: el tiempo (circular, ilusorio o inconcebible), los espejos, los
libros imaginarios, los laberintos o la búsqueda del nombre de los nombres. Lo
fantástico en sus ficciones siempre se vincula con una alegoría mental,
mediante una imaginación razonada muy cercana a lo metafísico. Ficciones (1944), El
Aleph (1949) y El Hacedor (1960) constituyen sus tres
colecciones de relatos de mayor proyección. A pesar de que su obra va dirigida
a un público comprometido con la aventura literaria, su fama es universal y es
definido como el maestro de la ficción contemporánea. Sólo su ideario político
pudo impedir que le fuera concedido el Nobel de Literatura.
“Es asombroso el hecho de que cada mañana nos despertemos
cuerdos —o relativamente cuerdos, digamos— después de haber pasado por esa zona
de sombras, por esos laberintos de sueños.”
Me parece grandioso el sentido que da la frase anterior. La
cual fue dicha en una de las siete conferencias que dio Jorge Luis Borges en el
Teatro Coliseo de la ciudad de Buenos Aires en 1977. Dicha conferencia es llamada
La pesadilla, en la cual habla sobre los sueños principalmente.
Podemos ver el amplio repertorio de libros sobre psicología y otros temas que
Borges posee en su memoria, que a pesar de ser varios los autores y obras que
menciona, se entiende de lo que se está hablando.
En uno de los fragmentos, afirma que al podemos soñar una
imagen muy pobre como un hombre y después un árbol, y nosotros mismos al
despertar modificamos el sueño haciéndolo más interesante, poniendo sobre él
algo más fantástico.
Siguiendo el tema de los sueños, Borges nos plantea dos
alternativas de imaginación, en la cual la primera considera que los sueños son
parte de la vigilia, y la segunda, preferida de los poetas, es que toda la vigilia
es un sueño. Sin embargo, no hay diferencia entre las dos materias.
Pasando del sueño a la pesadilla, nos presenta el nombre de
la pesadilla en griego, el cual es efialtes
y en latín incubus. Ambos son nombres
de demonios que interrumpen el sueño para convertirlo en pesadilla. Alp, en alemán es un elfo que representa
la misma idea del demonio. Después nos encontramos con algo interesante, lo
cual nunca había considerado; en inglés the
nightmare palabra que podría significar la yegua de la noche (night- mare); tal como lo afirma Shakespeare. Sin
embargo, los etimólogos afirman que la raíz es diferente, que corresponde a “demonio
de la noche” pero nos sigue dando la misma idea. En alemán la pesadilla se
traduce a Märchen que quiere decir fábula o cuento de hadas. Lo que podemos
relacionar con lo que Borges afirmaba al principio sobre el sabor fantástico
que le damos a nuestros sueños.
De todos los idiomas que representan la pesadilla, podemos
ver que todo nos lleva a lo mismo, un demonio que es el causante de nuestras
pesadillas.
Es un hecho que Borges tenía algo con los laberintos y los
espejos, símbolos que están presentes en muchos de sus escritos. En este texto
acepta que tiene pesadillas con ellos y son de las más frecuentes. También
cuenta que algo curioso sobre sus pesadillas, que tienen una topografía exacta;
calles que reconoce a la perfección, sabe a dónde dirigirse con precisión.
Finalmente, nos enseña que lo importante de las pesadillas
no son tanto las imágenes, sino la impresión que producen los sueños. Lo que temeroso
de nuestras pesadillas no es lo que causa el miedo, es una explicación de la opresión
sentida. Por ejemplo, una persona que sueña con un fantasma, se despierta y en
unos minutos, o segundos, puede recuperar su tranquilidad porque sabe que solo
es producto de su imaginación; que, si a una persona se le asusta en la vida
real con un fantasma, ésta quedará marcada de por vida y se volverá loca.
Lo que este texto de Borges me dejó, fue una pequeña
muestra de la inteligencia y grandeza que este personaje tenía en sí. Éste fue
el primer relato que leo de él y me impacto la sabiduría que existe en una
persona. Borges te exige conocer más que la simple literatura que tenemos
fácilmente a la mano. Exige conocer sobre mitología griega si quieres tener una
idea más completa de lo que habla; exige haber leído a grandes como Shakespeare
o Dante. Podría decir que es un impulsor de la lectura y un genio. Y me llama
la atención que llega a mencionar brevemente sobre la profecía en un pasaje de
la Odisea y a él, actualmente se le retribuyen ciertos adelantos tecnológicos.
Si quieres leer un texto de calidad, te recomiendo a Borges.
No será fácil, pero vale la pena tomar algo de lo que nos aportó al mundo. Como
diría él mismo: “Uno llega a ser grande por lo
que lee y no por lo que escribe”.
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