Por Samantha Blanco Silva
¿Desde cuándo se volvió una misión de espías mirarse a los
ojos al momento de hablar? ¿Y que la calidez de un abrazo se vuelva una
incomodidad?
Todo esto no me hace dejar de pensar cómo fue que me
convertí en alguien introvertida y solitaria, el silencio me gusta, eso es algo
particular de mí pero cada día me vuelvo más gris, más ¨sombra¨. ¿Qué pasaría
si esto me sigue consumiendo? ¿Quién llorará por mí si no tengo a nadie…?
Estoy segura de que el camión se retrasó como de costumbre,
ahora toda esta gente llegara tarde como yo aunque para ser domingo hay mucho
movimiento en la ciudad. No me desagrada, al contrario me siento acompañada, sería
una buena idea invitar a toda estas personas para que vayan a mi funeral… así
ya no se verá tan vacío.
Esta niña a mi lado no deja de mirarme aparenta unos tres
años aproximadamente, tiene cara de querer comerse el mundo y aprender algo de cada movimiento que ve, como el día que te
atreviste a besarme por primera vez… planeaste todo pero nunca te enteraste que
yo lo sabía, me imagino que mis ojos reflejaban el mismo brillo que los de esta
pequeña… pero yo no quería a el mundo, yo quería comerte a ti. Nadie más ha logrado
hacerme sentir como aquella noche.
Nada es lo mismo desde que te fuiste ahora miro el piso
cuando camino y la mayoría del tiempo tengo frío, en la mañana desperté con
miedo de que mi corazón estuviera tan cansado como para levantarse, tal vez sea
que he perdido la razón por la que existo o sera que con el tiempo me he vuelto más dramática? una de dos. Ahora creo que esta es una de las razones por la cual todo hombre que conozco huye de mi, ni yo logro entenderme.
7:32 pm aunque corra no llegare a la cena a tiempo. Ni
hablar, mejor camino. Ya es tiempo que sacuda unas cuantas ideas y vuelvan a su
fluidez como antes, buena falta les hace. Esta es la quinta vez que lo digo pero puedo engañar a mi cerebro para que por el día de hoy lo crea, estoy decidida a cambiar.
Tendré que guardar ciertas historias que aún no estoy lista para olvidar pero ah como me han ayudado de consumo para alimentar mi alma son el bastón que usa mi corazón, sólo así puedo hacer que siga andando.
Estoy decidida a no tener más tristeza de aquí hasta la próxima.
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