Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

30 nov 2016

“Historias de cronopios y de famas”, Julio Cortázar: nuestra ironía, día a día

Julio Cortázar
Historias de cronopios y de famas
Buenos aires, Argentina
Editorial Minotauro
1962
144 páginas

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Julio Cortázar
Hijo de un funcionario asignado a la embajada argentina en Bélgica, su nacimiento coincidió con el inicio de la Primera Guerra Mundial, por lo que sus padres permanecieron más de lo previsto en Europa. En 1918, a los cuatro años de edad, Julio Cortázar se desplazó con ellos a Argentina, para radicarse en el suburbio bonaerense de Banfield.

En 1951 Julio Cortázar ya había publicado en Buenos Aires el poemario Presencia con el seudónimo de «Julio Denis», el poema dramático Los reyes y la primera de sus series de relatos breves, Bestiario, en la que se advierte la profunda influencia de Jorge Luis Borges.
En la década de 1960, Julio Cortázar se convirtió en una de las principales figuras del llamado «boom» de la literatura hispanoamericana y disfrutó del reconocimiento internacional. Su nombre se colocó al mismo nivel que el de los grandes protagonistas del «boom»: Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes o el también argentino Jorge Luis Borges, entre otros. A diferencia de su compatriota, Cortázar sumó a su sensibilidad artística su preocupación social: se identificó con las clases marginadas y estuvo muy cerca de los movimientos de izquierdas.
Como en Jorge Luis Borges, sus relatos ahondan en lo fantástico, aunque sin abandonar por ello el referente de la realidad cotidiana: de hecho, la aparición de lo fantástico en la vida cotidiana muestra precisamente la abismal complejidad de lo "real". 
Para Cortázar, la realidad inmediata significa una vía de acceso a otros registros de lo real, donde la plenitud de la vida alcanza múltiples formulaciones. De ahí que su narrativa constituya un permanente cuestionamiento de la razón y de los esquemas convencionales de pensamiento.

Las rupturas de los órdenes cronológico y espacial sacan al lector de su punto de vista convencional, proponiéndole diferentes posibilidades de participación, de modo que el acto de la lectura es llamado a completar el universo narrativo. Tales propuestas alcanzaron sus más acabadas expresiones en las novelas, especialmente en Rayuela, considerada una de las obras fundamentales de la literatura de lengua castellana.
En el ámbito del cuento, Julio Cortázar es un exquisito cultivador del género fantástico, con una singular capacidad para fusionar en sus relatos los mundos de la imaginación y de lo cotidiano, obteniendo como resultado un producto altamente inquietante. Ilustración de ello es, en Bestiario (1951)
Por lo que respecta al género de los "almanaques", esa combinación específicamente cortazariana de todos los géneros en ninguno, es imprescindible referirse a títulos como La vuelta al día en ochenta mundos (1967) o Último round(1969). Historias de cronopios y de famas (1962), Un tal Lucas (1979), y el casi póstumo Los autonautas de la cosmopista (1983)
Tres años antes de morir adoptó la nacionalidad francesa, aunque sin renunciar a la argentina. Falleció en París el 12 de febrero de 1984, poco después de enviudar de su segunda mujer, Carol Dunlop.


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Historias de cronopios y de famas, narrada por el autor mismo en segunda persona.
Con un título nada menos característico para poder conseguir una serie de nombres que rápidamente se popularizarían entre la gente y que lograría un arquetipo de las diferentes características de nosotros los humanos.
El nombre de esta obra basta y sobra para incitar a leer cada vez más sobre una paradoja de nuestra existencia humana la cual nos clasifica en dos grupos primeramente teniendo un termino medio llamado esperanzas. La historia no cuenta con prólogo ni introducción.
La obra está organizada en pequeños relatos surrealistas sin un orden específico aunque si están ordenados lógicamente para comenzar a entender la obra y la característica de los personajes.

Cortázar suele utilizar un lenguaje formal sin afectar a la comprensión del lector, utilizando símbolos para referirse a algunas acciones en específico.
La obra está basada en muchos temas cotidianos de los seres humanos, reflejando las diferentes maneras de actuar y de reaccionar como seres humanos, mostrando al lector la visión y los dos arquetipos primordiales en los que nos clasificamos siendo un relato completamente creíble y lógico, ya que expresa un surrealismo nato de nuestro día a día.

No existe un final como tal de la obra, al ser muchos relatos cortos no existe una historia que requiera un final. La obra es fácil de mantener en la memoria y en específico y mi punto de vista es un llamado a decidir el sentido de la existencia de cada uno, sin temor a quedarnos únicamente siendo una esperanza y quedándonos vacíos y afectados por las acciones de otros cronopios.

En mi juicio la obra es completamente una breve reseña de los apuntes de un Cortázar que agrega un surrealismo a cada uno de los relatos para darle un toque caracterísitco, lleno de metáforas y de llamados trágicos para lograr mayor convicción en el lector y que éste se vea reflejado como un cronopio, o un fama.

Estas historias de cronopios y famas, desde el comienzo con sus relatos, son paradojas realizada por Julio Cortázar que determinan la conducta y la esencia de cada ser humano, con un conjunto de ironía y terminando en la cotidianeidad, llamándonos a reflexionar en actos que consideramos como habituales, de todos los días, y que nisiquiera nos percatamos de que hacemos ni porque lo hacemos.
Llegando a un gran punto en el que nos muestra que por enfrente de nuestros ojos realizamos acciones por obligación de la sociedad y que por ironía nos muestra una falta de excepcionalidad.

“Somos una familia rara. En este país donde las cosas se hacen por obligación o por fanfarronería, nos gustan las ocupaciones libres, las tareas porque sí, los simulacros que no sirven para nada. Tenemos un defecto: nos falta originalidad.”

El conjunto de relatos no hace mas que hacernos recordar que somos nosotros mismos los que realizamos estas acciones ridículas y que solo hacen que nosotros veamos un reflejo en estas pequeñas “instrucciones” de las cuáles habla Cortázar refiriéndose a la ironía que nos obliga el sistema, y no precisamente a las víctimas de este.


“Los famas son capaces de gestos de gran generosidad… Los cronopios no son generosos por principio… por eso en la sociedades filantrópicas las autoridades son todas famas, y la bibliotecaria una esperanza.

29 nov 2016

"Historias de Cronopios y de famas", Julio Cortázar: La cotidianidad sarcástica

Omayra Alhelí Flores Sarabia
Julio Cortázar
“Historias de cronopios y de famas”
Alfaguara
2012
144 págs.
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Julio Florencio Cortázar Scott nació en el 26 de agosto de 1914 en Bruselas.
El mismo relata los primeros años de su vida en una carta enviada desde París en 1963: “Nací en Bruselas en agosto de 1914. Signo astrológico, Virgo; por consiguiente, asténico, tendencias intelectuales, mi planeta es Mercurio y mi color el gris (aunque en realidad me gusta el verde). Mi nacimiento fue un producto del turismo y la diplomacia; a mi padre lo incorporaron a una misión comercial cerca de la legación argentina en Bélgica, y como acababa de casarse se llevo a mi madre a Bruselas. Me tocó, nacer en los días de la ocupación de Bruselas por los alemanes, a comienzos de la primera guerra mundial. Tenía casi cuatro años cuando mi familia pudo volver a la Argentina; hablaba sobre todo francés, y de el me quedo la manera de pronunciar la «r», que nunca pude quitarme. Crecí en Banfield, pueblo suburbano de Buenos Aires, en una casa con un gran jardín lleno de gatos, perros, tortugas y cotorras: el paraíso. Pero en ese paraíso yo era Adán, en el sentido de que no guardo un recuerdo feliz de mi infancia; demasiadas servidumbres, una sensibilidad excesiva, una tristeza frecuente, asma, brazos rotos, primeros amores desesperados.”
En 1938, bajo el seudónimo Jorge Denís, publicó su primer libro, Presencia, de
sonetos "muy mallarmeanos", según él mismo los calificara. En 1949 se publica su
poema dramático, Los Reyes.
En 1944 obtuvo un puesto de profesor en la Universidad de Cuyo, donde participó activamente en manifestaciones contra el naciente fenómeno del peronismo. Cuando el general Juan D. Perón ganó las elecciones, abandonó el cargo universitario para no ser despedido y volvió a Buenos Aires, donde trabajó en la Cámara Argentina del Libro.
Su primer cuento, La Casa Tomada, fue publicado en 1946 un periódico literario llamado Anales de Buenos Aires, por iniciativa de su director responsable, quien era nada más y nada menos que Jorge Luis Borges.
Por aquella época, Borges admitía que no conocía bien la obra de Cortázar, "pero lo poco que conozco de ella me parece admirable y me siento orgulloso de haber sido el primero en publicar una obra suya. Siendo yo editor de una revista llamada Anales de Buenos Aires, recuerdo la visita de un joven alto que se presentó en mi oficina y me tendió un manuscrito; le dije que lo leería y que volviera al cabo de una semana. La historia se titulaba La Casa Tomada; le dije que era excelente, mi hermana Nora la ilustró".
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En 1951, Cortázar publica su primera gran obra narrativa, Bestiario. Ya surgía el Cortázar de fantasía desbordante, creador de nuevos mundos. Poco después, abandona Argentina para radicarse en París, donde trabajaría como traductor en la ONU.
En 1960, publicó su primera novela, Los Premios. En 1962, aparece Rayuela, destinado a convertirse en el primer gran éxito internacional del boom de la literatura latinoamericana de esa década. En 1968 se incorpora a la vida política, inicialmente como defensor de la Revolución Cubana. En 1973, con los golpes de Estado en Chile y Uruguay, que inician la "década negra", Cortázar luchará contra la represión política, que a partir de 1976 se abate también sobre Argentina.
El refinamiento literario de Julio Cortázar, sus lecturas casi inabarcables, su incesante fervor por la causa social, hacen de él una figura de deslumbrante riqueza, constituida por pasiones a veces encontradas, pero siempre asumidas con él mismo, genuino ardor. Julio Cortázar murió en 1984 en París, pero su paso por el mundo seguirá suscitando el fervor de quienes conocieron su vida y su obra.

“El más travieso de sus libros.” Mario Vargas Llosa
En esta obra surrealista, escrita en segunda persona, se plantea una temática muy divertida, en la que más de una vez te sacará una sonrisa al verte reflejado en las historias que en ella se cuentan. Se divide en cuatro apartados, Manual de instrucciones, en el que Cortázar da indicaciones como si fuera un manual de hábitos que realizamos de manera cotidiana, como puede ser el de tener miedo o el de llorar. Ocupaciones raras cuenta las historias de una familia, que más bien representa a la sociedad. Material plástico plasma relatos relacionados con el mundo laboral y las actividades sencillas pero placenteras y por último, Historias de cronopios y famas. Este apartado considero el más importante, ya que además de ser el que da nombre al libro, es en el que uno se puede identificar con los personajes, según la forma de vivir y pensar. Por ejemplo, los famas son aquellos que tienen todo organizado, sistematizado y digamos que realizan la misma rutina todos los días; los cronopios, que son los que le ponen ese sabor a la vida, que viven como si la vida fuera un juego y sin tomarse las cosas en serio, sin vergüenza y apasionados; y finalmente las esperanzas, que pueden describirse como aburridos, simples, sin chiste, que generalmente vendrían siendo “los borregos” de la sociedad (por poner un ejemplo).

En lo personal, creo que es una obra literaria maravillosa. El simple hecho de que Cortázar inventara tales personajes e historias, nos demuestra su amplia capacidad, creatividad y sentido del humor. Es el tipo de historias que tenemos que leer por lo menos una vez en nuestra vida. Espero que con la reseña que acabo de presentar te sea más fácil entenderla; ya que, para leer al grande de Cortázar, es necesario dejar la lógica y racionalidad por un lado y abrir aquella puerta, que puede que esté un poco escondida, en donde se encuentra nuestra imaginación. Recomiendo completamente esta lectura, y si tienes la oportunidad de leer más obras de este gran escritor, no dudes en hacerlo y aprender un poco más de lo que nos aportó al mundo.

Si tienes ganas de conocer más sobre Julio Cortázar, te comparto la primera parte de un documental que trata sobre él.  

23 nov 2016

Lejos del árbol

Por: Octavio Daniel Loredo Olmos

Estás ahí de pie, frente a él, no sabes que decir y sabes que pasara. Como es costumbre, todo lo que comienza algún día tiene que terminar.
No bastaron los días bajo la lluvia, ni las noches bajo las estrellas. Aquel amor que tenían se había acabado, o tú lo terminaste.
Sabes que va a ser la última vez que estarán juntos, el silencio lo dice todo, la mirada callada y las manos frías. No sabes que hacer. Todo se apagó. Frente a ti, frente a él.

Se está acercando a ti, ¿Qué harás? sabes que un perdón no va a solucionar nada ¿Un beso? por favor, sabes que no es lo correcto, no está bien. 
Su mejilla está rozando con la tuya, con renuencia intentan separarse, pero por algunos segundos se mantienen juntas. La lagrimas aderezan el contacto, la piel roja, silente. Su aroma pide a gritos ser arrancado de su piel, ser sentido, ser amado.   

Sus labios están rozando los tuyos, salados, húmedos. Su aliento calienta el aire, como una premonición de lo que vendrá...  lo besaras, ¡Bésalo!
siente sus labios, su piel, el olvido. Tu lengua recorre cada centímetro de sus labios, exigiendo aun más, reclamando lo que era tuyo, que ahora estas perdiendo.

De niño, papá siempre decía que en otoño, el amor se refleja en los arboles; cada hoja es como los recuerdos que alguna persona guarda. Estas, caen a suelo una a una y dejaran lugar para nuevas hojas que darán vida a esas enormes ramas. Y en esta ocasión, tú eres la hoja. Y él, el árbol. 

Se ha marchado.

Se firme, se fue, ya no está, perdiste. El viento, acariciaba su rostro, se deslizaba por sus facciones como tú deseas hacerlo, te separó de él poco a poco.
Deseabas un abrazo, un mayor contacto, que una fuerza los extinguiera. Y no fue así. El quiebre de sus almas al unisono, el sabor salado se tornó amargo, un beso tierno y desgarrador. 

Dio un pequeño paso hacia ti, se despidió y te dio un beso, pero ahora fue en la mejilla, dijo que te amaba, y con la sutileza de un huracán, dio la vuelta y cerró la puerta detrás de él.


Seca tus lagrimas, y vete. ¡Corre! alguien más te espera ¿Lo recuerdas?

Compraba caricias para no matarse II



Para comprender mejor el texto leer:
“Compraba caricias para no matarse”.

V
(cinco)



Emmanuel Martínez Rangel


                                                                       
Debería de inventar una historia que comience
un siete de septiembre a las cinco con cincuenta.

Puerta maldita, maldita puerta de roble que me trajo a ti, a recrear una a una las líneas, tus líneas. ¿Por qué le dije eso? ¿Por qué te dije que tu amor no bastaba?

¿No te alcanza? No te alcanza si no me has conocido, si dices soñar conmigo y plena ilusión sin mí. ¿Qué acaso no te pasa? querer estar conmigo como yo en ti, que no serán las ganas de tenerte aquí desnuda a mis ojos, sino vestida entre mis brazos, ¿qué acaso no lo sientes? no sientes que me estás matando, qué me estoy muriendo con la fiel idea de que eres feliz sin mí. Sin esto qué podría darte mejor que nadie, de estas ganas de fundirme en ti y de dejarte para que otro te de la felicidad que yo no puedo, qué no tengo, qué no comparto. Se dé más que soy un hombre frío. Qué me callo y frente a todos y soy un enclenque.
 Está de más decir que te quiero, qué si te dejé amor, solo fue porque te amo. Culparé a la distancia y será solo por mi in-valentía, culparé a estar lejos, a esas noches donde las palabras no bastaban y era sino el hombre más miserable de este mundo, el más impotente, el más surrealista en cuerpo y mente. Amor, nunca dudes que te amo, que te quise incluso más que a mí. Nunca dudes lo que siento que aun ahora estoy pensando en ti. ¿Quieres que te diga, por qué a ti mi amor no te alcanza? te lo haré simple: el día que te entregues un fin de semana. el día que creas que ya nada más se puede hacer, cuando hayamos agotado todas las esperanzas y quedemos en paz al vernos el uno al otro. Ese día podrás decir que este amor no te alcanza, no te sacia, no es digno de ti. Ese día yo seré el que se vaya con toda la pena y toda la gloria hasta su cama, qué ya no será tuya. Mientras tanto dime amada*, si no estás "inmóvil"* por qué tendría que rendirme, qué dejarte en las manos de otro enclenque, por qué habré de cruzar los brazos y ver tu felicidad a medias. ¿Por qué? Si aún estoy lleno de desesperación de decirte no te vayas, de decirte estoy muriendo. Que quiero escucharte, escuchar tu voz hermosa y ver tus ojos perderse en los míos.
Solo una vez. déjame ser eso que tanto añoro. ¿Qué podría salir mal si dices que mi amor no basta?

Él era un marginal, un hombre de otra índole, mis amigas hablaban de él todo el tiempo, pero no por lo bueno que podría haber sido, sino por todo lo malo que veían en él, quiero decir que se centraban en esas pequeñas imperfecciones. En cómo no le ponía los puntitos a la “íes”. En como su métrica era mala y qué decir de su ortografía.

Hablaban y repudiaban a mi hombre y yo ¿cómo lo había permitido? Aún no lo sé, pero me costaba como a nadie, porque a pesar de amarle con todo mi ser no era siquiera capaz de defenderle, de defender su honor cuando todo pasaba.

Era un hombre alto, debería andar cerca de los 30, su apellido era sino el más común de la ciudad. Por las tardes llegaba a su casa y era un hombre aburrido, aburrido como cualquier hombre soltero de treinta.

Se llamaba digamos que Emmanuel. Hombre viril y muy mal amigo mío, de todos los que se acercasen, era un hombre mal encarado, pero para mí tenía algo. Digamos que toda esa virilidad era sino la excusa para acercarme siquiera un poco a donde él y preguntarle su nombre. Que estúpida soy si por otro lado estaba Mariana y María y Sandra y Patricia. Todas demasiado estúpidas para crecer en un hombre. Pero yo no soy como ellas, por eso amo a mi chico, lo amo, sí, pero aún así no sé qué me pasa, porque estoy sino imposibilitada para quererle. Por qué solo conmigo diciendo que le amo y a la vez nada. ¿Por qué maldito miserable? qué no se da cuenta que soy yo; solo yo. Qué soy un problema, un maldito problema, que lo amo, y que no sé cómo demostrarlo, que me volví desde niña esa mujer fría que el espejo contempla ahora. ¿Por qué no se da cuenta que soy de lo peor? ¿Qué no soy capaz de quererme a mí misma? Que mi cuerpo se pondrá flácido. Que tengo mal equilibrio, que no soy bonita. Por qué no lo puede ver y anda por aquí y por allá haciéndome monumentos. Monumentos malditos qué de una tiraría si solo pudiera. Por qué no se da cuenta y me besa esta noche, y me besa como si supiera que estoy muriendo y que él es vida: Solo vida. Por qué no se da cuenta que estoy imposibilitada. ¿Por qué no?

Siempre me gustó el olor a tierra mojada y amaba escuchar llover desde la ventana. Ella era luz ingenua para habitaciones deshonradas y yo un vil mendigo que compraba caricias para no matarse.


Pero mi chico, mi amor no sabía. No sabía que la única luz es él. La única luz ingenua siempre ha sido él. ¿por qué lo estoy consumiendo? ¿por qué lo hago?