Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

19 may 2015

Serendipia de los últimos momentos

                                                                        Carlos Armando López González

A consecuencia de las guerras élficas, Lahn es hecho prisionero y condenado a muerte por traición en batalla al negarse a matar a un enemigo desprotegido. Hoy está en espera de su ejecución, los minutos más cortos para una vida de por sí joven.
En el calabozo, Lahn reflexiona pacientemente los últimos minutos de vida, esperando la hora del adiós.
El calabozo presenta oscuridad, apenas alumbrada por la luz de la luna. En el medio de la pared se presenta la señal de la trifuerza como símbolo de la hermandad élfica. A la derecha está presente la puerta que conecta con el patio exterior de la fortaleza, donde por órdenes del rey los prisioneros de guerra son ejecutados ante ojos de los generales del Ejército.
·        (El telón se abre, desciende una luz dura que ilumina a Lahn quien yace en la esquina derecha del escenario, en posición de loto mirando fijamente hacia el lado izquierdo donde se ubica la puerta) Cuán corto es el camino para aquel capullo que está por florecer; sale el sol, embellece el mundo por un minuto y después… Después no queda nada, sólo el triste recuerdo de aquellos pétalos que el amante arrancó con esperanza de ser correspondido, aquel recuerdo de la madre sonriente ante el humilde regalo con que le recompensa su pequeño, aquel débil capullo al que fue arrancado su ser… (suspira, hace una breve pausa) No son las embravecidas olas, ni el fuerte sonar del viento, es el miedo que comienza a recorrer cada fibra de mi ser, es la espera de los últimos momentos de mi alma tan duramente arrancada, el camino hacia la muerte que hace de cada minuto un martirio de hastío y soledad, un sabor a jabón que nunca limpia lo que hay que limpiar.  ¿Traidor? Tal vez, si defender tu ideal, si tener la mínima decencia y sentido común dentro de aquella carnicería me hace un traidor, lo acepto: Soy un traidor. Pero esta forma de morir, de terminar, hace replantear toda aquella idea de vida con la que se sueña cuando joven. Replanteas el camino del guerrero, replanteas el destino de un alma que, tal vez, se destinaba a la eternidad (limpia sus lágrimas y suspira). Nunca más veré ese sucio azul del cielo, nunca más sentiré la emoción del campo de batalla, la vida se vaciará y sólo quedará un infinito que conduce a la fría nada; (Sube el tono de voz, recupera energía) sin embargo, son estas sensaciones las que me hacen sentir vivo, las que me hacen recordar que, al menos por un minuto, mi existencia vale la pena y, por lo menos es necesaria para algo, aunque ese algo signifique mi desaparición a fin de conseguir la paz, a fin de arrodillarse ante un enemigo en una guerra cuyo fin nunca fue establecido, a fin de convencer a aquella fuerza superior que todo lo que ha ocurrido, ha valido la pena.
 (Se pone de pie y merodea por la mazmorra) Ya no hay nadie, estoy completamente solo (comienza a tocar la pared, para después mecer su cabellera) y no sé si ahí fuera alguien recuerde mi existencia; el asalto a la aldea me dejó sin padres, sin esposa, sin vida. Sólo dejó este triste vacío que nunca encontrará alivio.
 Quizá siga vivo en algún recuerdo, pero serán tan efímeros como aquellos tristes capullos que florecen al amanecer. Desconozco el estado de mi unidad, incluso desconozco la identidad y paradero de aquel guerrero que, por bondad, me condenó a esta celda y al incierto camino que me espera. (Ríe con sarcasmo) Quién diría que aquel sueño terminó en esta hermosa pesadilla, el cuerpo pesa y el alma duele, pero están son heridas que quizá, sólo una injusta muerte sanará. El sonar de la espada, el peso del escudo, el sueño que había impulsado mi vida termina aquí, de la manera más triste y deshonrosa posible, (Se escucha el alardeo de la unidad militar, es el sonido de las ballestas) frente a aquellos hombres que algún día consideré mis amigos, y que hoy, me condenan al frío de las lanzas, al silencio que sólo aquel que ha tenido la muerte ante sí, puede conocer.     
 (Camina al frente del escenario, habla con voz suave y un ligero toque de sarcasmo) Un minuto, sólo queda un minuto para dejar mi ser, mi existencia, mi sueños, mis amores, enterrados en el fondo de una fosa común. Voy a cambiar, será polvo todo mi cuerpo, el tiempo será líquido y la inmortalidad tendrá un espacio para mí en el edén de su existencia. (se escucha el rechinar de una puerta) Alertan mi presencia, la hora ha llegado, la vida se escapa y sólo el soplo del corazón ha venido a decir adiós. (Suspira, habla con tristeza) El largo suspiro del tiempo ha comenzado su exhalación, afiladores de cuchillos preparan ya mi despidida (Dice con alegría) ¡Vamos!
(La puerta se cierra, se escucha el caminar hacia el fondo del escenario, para concluir con el sonido de las ballestas y un cuerpo cayendo al suelo con un sonido seco).    

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