POR: MA.DELIA PERLA VELÁZQUEZ BANDA
Bello verano, en donde las
luciérnagas pasean de noche reflejando
el brillo de las constelaciones en aquel
campo frutal en compañía de mi familia, fue el mejor día de mi vida.
El soplo del aire que
emana de aquellas rosas de diversos colores y de árboles frutales de este gran
campo, me inspiró de gratitud por la creación de Dios.
Los peces en aquel arroyo
saltaban de alegría con nuestra presencia.
No había tecnología en
aquella choza donde me hospedé con mi familia, sin embargo, no fue necesario ya
que el contemplar la naturaleza trajo gran gozo en nuestro corazón.
Fue admirable esta
experiencia, comprobando que en ocasiones es necesario admirar con detalle a la
naturaleza para poder recordar que Dios vive por medio de estas creaciones que
existen para llenarnos de gozo.
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