Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

3 jun 2015

Hombre de sus fotografías


                                                                         Carlos Armando López González
La fotografía ¿Cómo explicarla? ¿Cómo darle sentido a mi trabajo? Son preguntas por demás complicadas, sólo podría responderlas diciendo que más que un trabajo, más que una expresión,  es más que un reflejo de mi ser, una captura que trasciende el tiempo y el espacio, haciéndonos inmortales. Aquella fotografía no es más que una forma de mostrar mis sentimientos, mis miedos, de abrirme al mundo, de decir: ¡Aquí estoy, conózcanme!
Resulta algo muy abstracto dar tu imagen al mundo; tu vida, tus sentimientos, pueden ser muy distintos a esa mascara cada día soportas, esas muecas que haces al sonreírle a una cámara sólo porque un sujeto intenta captar “tu vida” ¡No! No son ni un pequeño acercamiento a tu realidad. Cada retrato me ha permitido ver muchas caras de todo tipo: angustia, belleza,  inocencia, toda clase emociones o sensaciones que puede sentir un hombre perceptivo al mundo, que quiere mostrar ese sentimiento de liberación representado a través de una imagen. Definiría a la fotografía, al retrato, como una captura del alma, una pequeña muestra del sentimiento que el ser libera con cada flashazo.
Susan Sontag plantea una serie de reflexiones en torno la actividad del fotógrafo. La autora nos habla de cómo la fotografía es una gramática y, sobre todo, una ética de la visión. Realiza un análisis acerca de la forma en que la realidad es percibida mediante las fotografías.
Aquí es donde recuerdo algún concepto que realicé para mis fotografías de estudio: La búsqueda del rol. Decía Sartre: “El hombre está condenado a ser libre” y tenía razón. Mi objetivo, mi fin último en aquel trabajo fue mostrarme a mí mismo representado por otra persona. Fue mi manera extraña de cumplir esos deseos egoístas que cargo dentro, de mostrar mi frustración con la sociedad, mostrar que me es imposible conocer el rol que me tiene destinado la vida. Lo frustrante que es ver como las demás personas se encuentran en este bello oficio, el observar la materialización del ser en una sociedad capitalista; la realidad que capto es por demás cotidiana, nada extraordinario.
Que no sé hacer un marco para una fotografía, que incluso, batallo para hacer un cubo perfectamente presentable, en pocas palabras: Todo esto sucede como si ellos estuvieran en gracia y yo no, soy un miserable y no logro hallar mi sitio en este mundo. Ellos han acaparado el sentido de la vida. “La búsqueda del rol” obedece a ese fin, si bien, sólo son tres fotografías, muestran mi lado oscuro, la venta del alma tan difícil de mostrar a los demás. Mi primera fotografía muestra la búsqueda del sentido de la vida y estas últimas, los sentimientos de soledad y tristeza que me embargan.
Pero no todo es egoísmo y misantropía, mi “trabajo” de fotógrafo me llevó a recorrer una infinidad de paisajes extraños, donde la vida corre más lento, donde te puedes volver uno con la naturaleza que te rodea, donde el hombre desaparece por un instante y la madre naturaleza se nos muestra como realmente es. Sea una Presa o los mágicos Real de Catorce o Cerro de San Pedro, me causan la misma emoción, la simpatía, las ganas de captar esos lugares antes de que la codicia y el poder del hombre hagan desaparecer cualquier rastro de la esencia que hace que te enamores de esos lugares.
Sontag sostiene que aunque éstas podrían parecer reflejos “ingenuos” de la realidad, tú puedes realizar una interpretación del mundo tal como lo hacen los escritores y pintores, ya que es él quien decide cuáles serán las características de un retrato, basándose en su gusto y conciencia. Esto me hace reflexionar respecto de aquellos tristes bodegones carentes de estética, recuerdo que al final me dejé guiar por simples frutas, que se hicieron arte, una esencia de mí mismo, la fotografía que da sentido a mi trabajo es lo más cercano a un autorretrato, a la aceptación y redención con mi propio ser.
¿Puede una fotografía moldear la realidad, cambiarla, sentirme algo que no soy, algo que no puedo tener? Quizá sí, cosas bellas que ofrece la fotografía. Hoy me preguntaban: ¿Por qué aquella fotografía de esa mujer que nunca te amó? No supe responder. Quizá, al igual que ella, esas fotografías me hicieron sentir vivo por un instante, tener lo que quería en mis manos, de tener su belleza sólo para mí, de gritarle al mundo ¡Eso es lo que quiero! 
No me lo vas a negar, la fotografía te ha hecho volver hacia atrás, a abrir esos viejos álbumes que te muestran que la vida siempre girará como un carrete dentro  de un viejo proyector con todos aquellos recuerdos inolvidables, en tus ojos verás a aquella gente importante, a los amores que te hicieron emprender un viaje por el sol, la cálida mano de tu madre en aquellos tristes días de soledad.
Pasa el tiempo la película corre y corre… te lleva meses atrás, personas atrás, sigue y viajarás en el tiempo, cosas que no recordabas, sentimientos que creías extintos resultaron estar solamente muy bien escondidos.
Ver el mundo con tus ojos fue lo que más disfruté, conocer la calidez que ofrece una mirada, conocerme a mí mismo me hace sentir lleno, me hace sentir que, si bien, la vida no es color de rosa, está ahí y alguien necesita documentarla, capturar esos momentos que nos harán reír y llorar por igual.
La fotografía me hace saber que podré morir sin dejar de existir.



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