Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

25 ago 2014

Destino



 Por: Ghisselle Avila

Recuerdo que conocí a Lucía cuando estábamos cursando el primer año de preparatoria y puedo decir que las cosas nunca fueron  fáciles para nosotras, esto es debido a que siempre tuvimos una fuerte rivalidad y orgullo.  Cuando la conocí por primera vez recuerdo que no me agradó por ser una persona orgullosa y perfeccionista, no me gustaba que mis amigos se juntaran con ella o que le hablaran y estoy segura que ella pensaba lo mismo, ya que siempre que nos veía hablar me lanzaba unos ojos de miedo.

Así pensé durante mucho tiempo,  de verdad estaba agradecida de que no nos hubiera tocado en el mismo salón, pero las cosas nunca duran para siempre y me alegra que haya sido así. En segundo año mi escuela organizó un evento de prácticas recreativas y era la norma que debíamos juntarnos por pareja para las actividades.

El ambiente estaba lleno de vida y de alegría, había adornos por todos lados, vendían deliciosa comida que pocas veces teníamos la oportunidad de degustar en la escuela y los grupos de amigos platicaban y jugaban, haciendo bromas por cualquier cosa como es el hábito de los estudiantes jóvenes. Pero no todos estábamos muy felices, y era porque mis amigos ya había escogido a sus parejas y yo seguía sin una, miré a mi alrededor y me consterné,  extrañamente solo quedábamos tres personas que deambulábamos solitarias, Lucía, luego la chica rara del salón que desde que entró no hablaba con nadie, y yo.
No soy una mala persona, estoy muy segura de ello, pero a decir verdad no quería juntarme con la chica rara de la cual no recuerdo ni su nombre, siempre iba vestida de negro,  con un gran copete que le tapaba la mitad de la cara y sus inseparables  audífonos, era un aura un poco difícil de abordar así que no tuve más alternativa, volteé y para mi sorpresa Lucía también lo hizo, al parecer pensamos lo mismo por lo que nos acercamos mutuamente,  riéndonos por lo bajo debido a la ironía de la situación.

 Fue la situación más extraña en la que me he encontrado jamás, porque a pesar de que en el pasado siempre competíamos por ser la mejor, al momento de hacer equipo las cosas cambiaron, como si en lugar de contender optáramos  por unir fuerzas.

 Ese día le ganamos a todos los que participaban en las carreras de relevos y en las otras actividades en pareja, con una marcada ventaja  me atrevo a mencionar, pero ese día yo gané algo mucho más valioso, su amistad que todavía me acompaña hasta la fecha y que a juzgar por nuestro cariño y respeto, durará un buen rato. El dicho tiene razón las cosas nunca son lo que parecen, mucho menos las personas.


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