por Edgar Ulises Briseño Zúñiga
Luego
de la tercera llamada se escuchará un automóvil haciendo ruidos provenientes
del motor, estos se irán disminuyendo hasta cesar por completo.
Se
sube el telón.
El
escenario es sencillo se muestra un panorama rural de noche, con una
iluminación baja que sólo se concentrará en la protagonista.
El
automóvil se encuentra orillado en la carretera, a unos cuantos metros en terrecería. Dentro en el asiento del
copiloto se encuentra el cuerpo de un perro grande de raza mestiza, similar a
un pastor belga.
Es
un 23 de agosto, acaba de anochecer, una noche fresca, con una ligera brisa y estrellas iluminando el cielo. Se trata de una
carretera en un lugar escondido de México, un pequeño prado entre lomas, donde
no pasan automóviles.
Sale
del auto la protagonista, una joven de 24 años, delgada, un poco alta con el
cabello corto, viste pantalón de mezclilla con roturas en las rodillas y una
playera negra
[Colérica]:
Bien, esto es lo que me pinches faltaba, la noche no podría ser más perfecta, ¡puta
madre!. Ya estarás contento Dios.
Se
pone las manos en la cabeza, patea una llanta y comienza un ligero llanto.
Seguramente
me veo estúpida hablando sola.
Dejará
de llorar, dará vueltas como inspeccionando el lugar. Regresará a la carretera
e intentará ver si se acerca un automóvil. Se tocará la barbilla como si
estuviera pensando, pero mas bien es señal de desesperación.
[Furiosa]:
Estoy harta esto es una pinche conspiración, no viene ni un puto carro y estoy
aquí sola y ¡no pinches hay señal para llamar!, ¡ni putas que me voy a ir
caminando!.
Dará
un ligero grito, pateará una piedra y se lastimará el dedo gordo del pie
derecho.
¡Aghh,
chingao!, ¡estoy harta!
Comenzará a respirar rápido, dará grandes
bocanadas de aire, se acercará al carro y observará a su perro muerto, como
para asegurarse de que siga ahí.
[Melancólica]:
Mi bebé, ojalá abrieras los ojos para que pudieras cuidarme, tengo miedo y
estoy bien pinche encabronada por este ¡maldito carro viejo!, ya sabía que esto
un día me iba a pasar esto...
[Fastidiada]:
¡ahh ya al carajo!.
Entrará
al carro acariciará al perro y comenzará a llorar de nuevo, se recostará incómodamente
a lado del pobre animal y esquivará la palanca de velocidades, dirá varias
cosas entre lloriqueos.
No entiendo
como somos los humanos, no sabemos dar amor, cundo amamos como ustedes y
entregamos todo, carajo nos traicionamos, nos botamos a la calle cuando nos
aburrimos de las caricias, igual a
ustedes. Si hubiera sido menos como tú y más como mi especie, quizá sería otra,
quizá no estaría sola, y tú no tendrías que haber estado en este lugar, pero
bueno, sólo perdóname, pronto te llevaré a casa del abuelo para que puedas
descansar.
Se
levanta, se seca las lagrimas y toma con
ambas manos el volante, saca las llaves
del bolsillo e intenta encender el coche, mientras pisa a fondo el acelerador.
No tiene éxito y da un golpe con la palma de la mano al volante.
Henos
aquí, no sé como tomar una pinche decisión sin titubear, no sé decir si, no sé
como putas decir que no, es la neta, ni siquiera quería estar aquí, ni mi
pinche trabajo, esta no es la puta vida que yo quería.
Desconsolada
pero sin llorar pondrá su frente sobre el volante por unos momentos mientras
reflexiona, seguramente de cómo llegó ahí.
Luego
saldrá del automóvil, se pondrá un sweater y volteará a ver las estrellas,
mientras prende un cigarro. Estará más tranquila.
Caminará
por el lugar mientras sigue viendo hacia el cielo, serán pasos lentos, cerrará
los ojos suspirará como para tomar aire y comenzar a hablar nuevamente.
Pinche
Javier, me recuerda demasiado está noche a muchas donde hiciste conmigo lo que
se te antojo, pendejo, pinche pendejo, te encargaste de hacer que me jodiera
tanto, y joder que lo hice con un chingo de gusto, no podía contra ti y no
hice mucho por intentarlo. Nunca te dije que no, y eso ¿a dónde me
llevó?; carajo, no entiendo, eras un pinche patán, casi a mi jeta te
revolcabas con otras viejas y yo era la mensa que siempre estaba ahí, eras como
una pinche necesidad mía, a fuerzas quería que me tratarás mal, me gustaba y
cuando tuve huevos o más bien los ovarios, empecé a seguirte el puto juego, a
ver si te gustaba que te regresarán todos tus tratos cabrón. Mmm te valió
madres según tú, y ahí andábamos de cabrones en las fiestas, tú de promiscuo y
yo besándome con cualquiera que me gustara, bonito juego.
Abre
los ojos, camina hacia el automóvil y lo escala hasta llegar al techo para acostarse,
prenderá otro cigarrillo.
Pinche
Javier, no me arrepiento de nada, ya que chingados fue como todo, se fue al
carajo, se me hundió, pero... si, ...si me arrepiento de algo, de nuestro hijo.
Te
hiciste wey cuando supiste que interrumpí eso, [estresada]:bueno cual es el pinche
rodeo, que fui a que me lo sacarán...
Comienza un llanto, que durara
entre intentos de seguir hablando.
[Histérica
y lloriqueando]: no tuve, el valor..., el pinche valor..., chingao, me
embaracé... me asuste, no mames, tenía 16 y tú hijo de puta me reclamaste, tú tampoco estabas dispuesto a hacer un lado tu puta vida, vivir "la pinche
loquera" decías. Fuiste a reclamarme a mi casa que había matado a tu hijo,
cuando esa vez me forzaste, no yo ya no quería nada contigo, te lo dije bien claro
y me buscabas y buscabas, perro chantajista, sabías mi pinche debilidad y a la
mala me llevaste a la cama a ese maldito motel y fui como una pinche masa de
carne para ti, ni si quiera te deje que me besarás, me jodí porque no supe
decir que no, porque no pude ser fuerte, porque a huevo tenía ganas de
autodestruirme y tú fuiste mi escusa.
Mientras
llora da un grito desesperado, se levanta estando en el techo del carro y mira
hacia arriba tomando su cabeza con sus manos y vuelve a gritar cual aullido a
la luna.
Se
detiene, quedando sin voz y se deja caer.
[Llorando]:
Mi vida es una porquería, cuando me alejó de toda a esa mierda llega alguien
para mí, me cuida y ¿qué hago? lo boto a la calle, soy una pinche mamona, una mamona arruinada,
contaminada.
Se
limpia la nariz y se seca las lagrimas. comienza a dar golpes al coche.
Nunca
debí permitirte convertirme en tu posesión, me sigues jalando como una sobra
sobre mi espalda, hacia adelante, tambaleándome para derribarme.
[llorando]:
¿Qué putas hago ahora?, como carajos se puede seguir arrastrando todo esto,
fingir sonrisas cuando se está destrozada por dentro, con vergüenza, llorando a
escondidas cuando viene el recuerdo, cuando veo madres jóvenes cargando a sus
niños e imagino cómo abría sido él, cuanto amor abría tenido para darle, cuanto
amor me abría dado. El tiempo pasa y no cura nada, la cicatriz jamás desaparece
y el pasado se va volviendo irreal, la vida es irreal, el amor, la felicidad momentánea
y el puto tiempo no se detiene, me miró al espejo y no conozco quién diablos es
la tipa que ahí está, la aborrezco, por cobarde, la desconozco.
Día a día me levanto y no pienso en ello y hago planes para ser mejor, para superarme y luego me detengo y me doy cuenta de que no quiero nada, de que estoy sucia y arruinada.
Día a día me levanto y no pienso en ello y hago planes para ser mejor, para superarme y luego me detengo y me doy cuenta de que no quiero nada, de que estoy sucia y arruinada.
Se
mueve de lado a lado, siente que no puede cambiar nada, se pone en posición
fetal, está muy agotada luego de dejar libre su alma y se queda dormida.
Se
oscurece aún más el escenario, quedando sólo una luz muy tenue que permite ver
el rostro dormido de nuestra protagonista. La luz se apagará por completo.
Se
enciende una luz tenue sobre el rostro de la protagonista y se comienza a
iluminar una habitación.
Abre
los ojos luego de unos segundos, se encuentra acostada y desnuda en una
habitación de motel ha cambiado la escenografía, ha rejuvenecido 8 años, ve a
los lados y en medio de la oscuridad observa que está la luz del baño encendida
y escucha ruidos, como un hombre tarareando una canción.
Se
levanta y se viste, se acerca a la puerta de salida y cuando casi toca la
perilla, gira su cabeza y lo ve a él salir del baño, semidesnudo, pero no se ve
su rostro entre las sombras.
Titubea,
se queda paralizada y se ven fijamente por unos instantes. Ella hace ciertos
movimientos como queriendo avanzar y al mismo tiempo retroceder.
Mueve
la cabeza y regresa en sí.
[Desafiante]: ¡Tú ya no tienes poder sobre mí!.
El
intenta sujetarla de la mano y forcejear, pero ella abre la puerta y sale de
esa habitación, hacia un pasillo donde se ve luz.
La
luz se apaga por completo nuevamente y se regresa a la escenografía anterior,
la carretera.
Comienza
una tenue lluvia, ella despierta.
[Serena]:
Tú ya no tienes poder sobre mí... maldito.
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