Por: Rosalba Elizabeth Cruz Fraga
Siendo 6 de Noviembre de 2014 el día del cumpleaños de Pablo, se
encuentra su padre con el, en la sala de su casa, cuando Pablo le comienza a
reclamar que porque no le ha dado ningún regalo, entonces su padre le dice:
¡Me has endeudado con 50 mil pesos y aun así me pides regalo!
Eres un sinvergüenza, pero sabes que, si te daré un regalo y me lo
agradecerás toda tu vida. Pablo muy asombrado por la reacción de su padre le
contesta: soy tu único hijo, y tu deber es darme todo lo que yo quiero y más si
sabes que me encantan los caballos, no importa lo que cueste.
A lo que el señor responde: el problema es que siempre has estado muy
consentido, es por eso que a partir de este momento te cancelo la tarjeta de
crédito y te vas a buscar un trabajo.
Pablo enojadísimo contesta: ¡Trabajar yo! A mis 22 años; me niego tu
debes pagar mis cosas, además me faltan 6 meses para terminar mi carrera.
El padre: Hijo tienes que entender que me has endeudado y debes ser
responsable de tus actos como lo son tus deudas, insisto esto es mí culpa por
consentirte desde pequeño, pero la vida no es así. Pensándolo bien lo primero
que are será llevarte con un psicólogo, en primer lugar para que te quite ese
tonto fanatismo que tienes por las carreras de caballos y en segundo lugar para
que empieces a valerte por ti mismo.
Pablo, con lagrimas en los ojos le responde: padre mío
prometo cambiar pero no me lleves con un psicólogo, trabajare y será en eso que
me apasiona tanto, en esas carreras de caballos. Te pagare hasta el último
centavo, pero no me lleves con un psicólogo. El señor muy sorprendido le
responde: esta bien, te voy a creer, estarás a prueba un mes, ambos sonriendo
se abrazaron. A pasado un mes desde el cumpleaños de Pablo y a su padre no le ha
dado ni un solo centavo. De nuevo se encuentran en la sala de su casa, son
aproximadamente las 2 de la tarde y Pablo sentado por el cansancio en su
trabajo. Entonces su padre lo observa de nuevo muy molesto y otra vez a reclamar. Pablo! Ya ha pasado un
mes, donde ha quedado tu promesa, estoy viendo que no tienes palabra.
Entonces Pablo muy tranquilo responde: padre mío siéntate y escúchame.
En estos precisos momento mencionaran al ganador de la carrera, he apostado la
misma cantidad de dinero que te debo y eso no es todo, he trabajado otro tanto
como te lo prometí, mi sueldo es bueno para ser aun un chico
universitario. Ten por seguro que ya no tendrás ni una sola
queja sobre mí, he aprendido mucho en este tiempo trabajando y conviviendo
con personas amables y humildes. De pronto en la televisión se
escucha: El ganador de la carrera el joven Pablo con el número 003, puede pasar
a recoger su premio inmediatamente. Pablo corrió a abrazar a su padre y le
dijo: te dije la verdad papá, te cumplí mi promesa. Juntos
fueron a recoger el premio y Pablo le pago a su padre, celebraron muchas cosas
en un buen restaurante de la ciudad, ellos estaban muy contentos y a partir de
ese entonces su relación padre-hijo fue de envidiarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario