Por: Saulo Fernando Rodríguez Herrera.
Madre obediente.
Soy Mariano, tengo 9, me gusta comer.
Soy obeso, mamá dice que deje de devorar, pero me siento bien siendo un glotón.
El doctor, cuando voy, me pesa y me hace
todo tipo de preguntas que me incomodan: por qué no haces nada de ejercicio;
quieres explotar un día de estos; y yo, sólo digo, mamá vámonos que ya tengo
hambre.
Nos vamos… doctor, mi hijo se pone de
mal humor, sobre todo cuando se le pasa la hora de la cena.
“Evolución”.
El camino, ha estado abandonado,
últimamente nadie lo usa. Los hombres, lo construyeron, hoy no lo necesitan
más, la evolución camino-internet también fue de hombre-máquina y el viejo
caminar para encontrar se tornó feisbuckear y whatsapear. Cuándo
máquina-hombre, se pondrán en su lugar, hombre por el camino la máquina fiel
sirvienta.
El costumbre.
Aurora, mujer de la barranca. Envuelta
entre tu manto y sobre tu espalda, la pequeña Aramara vigila la vereda mientras caminas. Por el angosto sendero deambulas, con pisadas firmes sobre
desgastadas suelas de llanta, sin titubear avanzas. A lo lejos divisas, la
pequeña choza, esa a la que tu madre también solía llevarte amarrada en la
espalda después de la jornada en la milpa; Aramara ya se está aprendiendo el
camino.
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