Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

8 oct 2014

Autorretrato

Por: Katia Sánchez Ortega






Ausente y nunca peripuesta, casi apática en los discursos argumentativos ajenos, en los disturbios protestantes mundiales y en las gentes. Julia ha desarrollado un mecanismo de defensa invisible, para que, con la intención de que no sea saqueada, invadida, transformada, se sumerja en los límites de sus inquietudes mentales, perpetuas. No es criatura; individuo, mortal, un supuesto inteligente con físico aparente, sin religión, tampoco oración.


De supuesta carne ocre, que alberga lunares en las mejores partes de su anatomía. Anatomía que muestra unas caderas pronunciadas, pertenecientes a unos muslos desproporcionados a unos tobillos escuálidos. Escuálidos como los hombros caídos, de donde emergen una clavículas prematuras al inhalar oxígeno, humos, tierras húmedas. Húmedas como sus manos, siempre llorando presencias, extrañando ausencias, buscando otras manos, aunque estén en otros planos, secos. Resecos, como los labios que aumentaban su capacidad de comunicación y que manifiestan un lunar, cuyo tamaño va más allá de lo esperado, que atribuye a su aspecto, rasgos burdos, recios. Recio como su ceño fruncido a la hora de caminar, marcando un compás entre unas cejas calvas y una nariz, sede de una perforación en ruinas. Arruinados, como sus ojos pequeños, portadores de unos lentes, protectores de cualquier contacto visual, progenitores de una capacidad de asombro moribunda.


Portadora de una melancolía imperceptible, se vuelve frágil, a instantes, y siente náuseas, en los brusco, lo horrible, lo grotesco, lo cursi, lo inútil, lo amable (del verbo amar), lo ridículo, la fe, lo precioso, lo elegante, lo indiferente, lo solitario y lo social, lo erótico y lo frívolo; se sumerge, lo sufre y se desprende, se voltea y se controla, juzgando circunstancias, momentos, atentos a tiempos.


Constante se adiestra Julia, voluntariamente, libre, sin acudir a alguien. Demuestra la inocencia perdida en algún tipo de esfuerzo por obtener talento artístico. Anhela obtener un mundo en el que nunca ha vivido, rompiendo la estabilidad de su zona de confort, salvando al mundo de la única manera que sabe, aprendiendo.


Se va espiando el mundo material, para comprender la función en su mentalidad, volverse víctima de un mundo espiritual, llenando vacíos de hambre, cubriendo tejidos, verdades, tristezas y felicidades.






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