Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

31 oct 2014

Fan de caballos


Por: Rosalba Elizabeth Cruz Fraga


Siendo 6 de Noviembre de 2014 el día del cumpleaños de Pablo, se encuentra su padre con el, en la sala de su casa, cuando Pablo le comienza a reclamar que porque no le ha dado ningún regalo, entonces su padre le dice:
¡Me has endeudado con 50 mil pesos y aun así me pides regalo!
Eres un sinvergüenza, pero sabes que, si te daré un regalo y me lo agradecerás toda tu vida. Pablo muy asombrado por la reacción de su padre le contesta: soy tu único hijo, y tu deber es darme todo lo que yo quiero y más si sabes que me encantan los caballos, no importa lo que cueste.
A lo que el señor responde: el problema es que siempre has estado muy consentido, es por eso que a partir de este momento te cancelo la tarjeta de crédito y te vas a buscar un trabajo.
Pablo enojadísimo contesta: ¡Trabajar yo! A mis 22 años; me niego tu debes pagar mis cosas, además me faltan 6 meses para terminar mi carrera.
El padre: Hijo tienes que entender que me has endeudado y debes ser responsable de tus actos como lo son tus deudas, insisto esto es mí culpa por consentirte desde pequeño, pero la vida no es así. Pensándolo bien lo primero que are será llevarte con un psicólogo, en primer lugar para que te quite ese tonto fanatismo que tienes por las carreras de caballos y en segundo lugar para que empieces a valerte por ti mismo.
Pablo, con lagrimas en los ojos le responde: padre mío prometo cambiar pero no me lleves con un psicólogo, trabajare y será en eso que me apasiona tanto, en esas carreras de caballos. Te pagare hasta el último centavo, pero no me lleves con un psicólogo.  El señor muy sorprendido le responde: esta bien, te voy a creer, estarás a prueba un mes, ambos sonriendo se abrazaron. A pasado un mes desde el cumpleaños de Pablo y a su padre no le ha dado ni un solo centavo. De nuevo se encuentran en la sala de su casa, son aproximadamente las 2 de la tarde y Pablo sentado por el cansancio en su trabajo. Entonces su padre lo observa de nuevo muy molesto y otra vez a reclamar. Pablo! Ya ha pasado un mes, donde ha quedado tu promesa, estoy viendo que no tienes palabra.
Entonces Pablo muy tranquilo responde: padre mío siéntate y escúchame. En estos precisos momento mencionaran al ganador de la carrera, he apostado la misma cantidad de dinero que te debo y eso no es todo, he trabajado otro tanto como te lo prometí, mi sueldo es bueno para ser aun un chico universitario. Ten por seguro que ya no tendrás ni una sola queja sobre mí, he aprendido mucho en este tiempo trabajando y conviviendo con personas amables y humildes. De pronto en la televisión se escucha: El ganador de la carrera el joven Pablo con el número 003, puede pasar a recoger su premio inmediatamente. Pablo corrió a abrazar a su padre y le dijo: te dije la verdad papá, te cumplí mi promesa. Juntos fueron a recoger el premio y Pablo le pago a su padre, celebraron muchas cosas en un buen restaurante de la ciudad, ellos estaban muy contentos y a partir de ese entonces su relación padre-hijo fue de envidiarse.  




A mitad del descaro


Por: Rosalba Elizabeth Cruz Fraga



Jon o Raúl, lo dos me encantan, pero es momento de sentar cabeza. Pondré sobre la mesa los pro y contras de cada uno. Bueno, Jon es todo un caballero, detallista, romántico y simpático, pero no le gusta salir de fiesta ni bailar, en cambio a Raúl, sí.

Soy una tonta. Debo recordar que Raúl es casado, y sería como la amante número cinco. Los dos me buscan mucho y, pues, a quién le dan pan que llore. Me llenan de flores, de joyas, salidas a restaurantes, salidas a bailar en fin tengo todo lo que yo quiero.

¡No! Esto no está bien. No puedo seguir saliendo con los dos al mismo tiempo. Esto puede terminar mal, además mi familia ya me ha regañado lo suficiente, eso me hace sentir terrible, hasta me han tachado de mujer de la vida alegre.

Si César no me hubiera cambiado por aquella vieja fea, yo sería tan feliz; aunque está por demás recordar aquel tiempo de depresión que viví.

La verdad es que no siento nada por ninguno de los dos, pero me dan todo lo que yo quiero. Ya sé qué haré: seguiré con los dos. Es tan divertido, y además me gusta sentir la adrenalina al pensar que en cualquier momento se darán cuenta de mi engaño, 

Si me decidiera a aceptar a Jon, no creo que funcione porque después me dejaría por otra; siempre pasa lo mismo. En cuanto a Raúl, pues no le importa ni su familia. Así es que sacaré el mayor provecho de los dos, sin que nadie se entere. Yo ya no quiero sentir nada por nadie, así que sólo los usaré para que no suframos ninguno de los tres. Sí eso haré. 

A puerta cerrada



                                           Por: Rosalba Elizabeth Cruz Fraga


Era época de verano cuando Andrés se dirigía a casa con su novia, los dos estaban por terminar la carrera de filosofía, siempre tan inseparables; comían juntos, estudiaban juntos, parecía como si hubieran nacido pegados, pero esa tarde que Andrés dejo a su novia frente a la puerta de su hogar, al despedirse soplo un viento muy fuerte. El,  de regreso a sus demás labores, se topo con un chico de cabellera extraordinaria y ojos resplandecientes, era imposible no mirarlo, fue cuando entonces se le vino un remolino a su cabeza y tuvo una extraña sensación. Así pasaron los días y el comenzó a distanciarse de su novia sin motivo aparente, se le notaba distraído y pensativo, al cabo de unos meses comenzaron a discutir mas y mas por cualquier tontería, pero la verdad es que Andrés ya tenía una razón muy fuerte, es por eso que también decidió cortar con Susana sin darle explicación alguna.
Andrés había entrado en conflicto consigo mismo, se estaba dando cuenta que era homosexual y la primer decisión que tuvo que tomar fue cortar a Susana para no dañarla más.
Faltaban tres meses para concluir con su carrera y desde entonces el cada que llegaba a su casa se encerraba tan solo para atormentarse y pensar lo siguiente: ¿Qué dirán mis padres?, ¿Qué dirá la sociedad?, Pobre de Susana, ¿Dios mío estará bien lo que siento?, no puedo olvidar aquel chico que me ha hecho sentir esto¡ atracción a los hombres, deseo de estar con ellos, ¿estaré enfermo?
Sin embargo el no se preguntaba si se sentía bien, si esto lo hacía feliz. El lloraba todas las noches, a pesar de ser un chico con buena educación, valores, inteligente y bondadoso, seguía pensando que lo que le estaba pasando era algo malo. Temía ser descubierto, ser rechazado principalmente por su familia, después por los amigos y al final la sociedad.
Busco ayuda por todos lados, en la iglesia, con psicólogos, se identificaba mas con las mujeres pero a ninguna le tenía confianza, como se la había tenido a su exnovia, nadie lo pudo ayudar, parecía como si él se hubiera sumido en un abismo oscuro, no volvió a saber nada de Susana y por otro lado sus padres siempre estaban muy ocupados, el no resistiría mas todo esto.
Así termino el ciclo de su carrera, su graduación esplèndida, felicitaciones por todos lados, pero esa tarde de otoño él se suicido…

28 oct 2014

Transición a la felicidad



                       Por: Ma.Delia Perla Velázquez Banda


“Porque es preciso que exista una oposición en todas las cosas”, doctrina  que  permite comprender que tanto la  tristeza como el dolor son una transición para poder progresar y experimentar plenamente la felicidad.

La oscuridad, semejante a nuestros miedos y fracasos, se disipa con los rayos solares que son testigos de un nuevo amanecer lleno de esperanza y felicidad, que emana de sentir  calor de algo que parece lejano pero tan cerca a la vez.

Es necesario en ocasiones el  fracaso, ya que no podríamos experimentar el gozo de intentar de nuevo nuestro destino y obtener los frutos del éxito de una manera más palpable e ilusionante.

Al igual, cualquier enfermedad que se presenté en nuestra vida, nos llena de desánimo y cansancio; pero al aliviar el padecimiento, con nuestro cuerpo lleno de energía y fortaleza, abrazamos con más fuerza a nuestros seres amados y decir que somos afortunados por tener nuevamente otra oportunidad para vivir y aprendemos a ser agradecidos.

Por lo tanto, el nacimiento de nuevas experiencias, son retoños presenciales de nuestra existencia., es decir una transición a la felicidad.

9 oct 2014

Corazón de hierro


                                 Por: Alexis Guerrero Lomelí



Voraz, ambicioso, con paso firme y preciso, así abate las calles de esa gran ciudad: New York. Como un toro dominante, nunca baja la mirada.

Alexander, su nombre. Uno de los financieros más importantes en aquel Wall Street y, también emblemático hombre cuya apasionada vida habla por sí misma.

Es sin duda alguna su rostro perfecto, de mirada penetrante, quijada bien definida, que al unísono de su voz lo plasman cual líder. Sujeto más frío no podía existir en aquel demandante negocio financiero.

En la entrada un guardia de bigote singular, le recibe.

─Muy buenos días, Mr. Cowell ─abriéndole la puerta al renombrado titular. 

Él nunca se detiene, sigue adelante hasta cruzar la recepción, toma el ascensor, sube a su piso. Casi sin parpadear llega a su oficina, el trabajo le aguarda; también el periódico “the Journal”, su café y ese puro que desde hace un tiempo le es un vicio.

Analista, siempre solo. Con genialidad ve las cifras del encabezado: un 1.4% a la alza, pero jamás es suficiente. Insaciable de sí mismo.

Cuando el fin del día se pronuncia por la ventana, hasta desvanecerse frente a su cara como el humo de su tercer puro ya sin vida, recibe esa llamada que irrumpió su tranquilidad, acelerando sus mil revoluciones. Un intercambio de palabras. Sonidos que se prolongan hasta alcanzar el último rayo de sol de esa naciente noche. Es ahora la sombra la que lo acompaña; el súbito aire vacío que queda cuando nadie espera su regreso. Nadie piensa en él.

En salida soberbia sube a su auto; conduce en esa ciudad helada, vestida de luminarias y semáforos que danzan siempre con la misma música. Calles llenas de coches que viajan a no sé dónde.

De noche todos usamos máscaras, que se tiñen de tantas formas. El alcohol que nos abraza es delirio, traje que portamos orgullosos con nuestra frente muy en alto.

El auto acelera. 100, 180, 200… el semáforo en rojo lo detiene de golpe. El freno a fondo deja las marcas de desgaste en el pavimento. Parpadea y vuelve en sí, se había hundido en aquel olvidado recuerdo que ahora habita su mente. Pero no hay espacio para la soledad. Suspira. ¿Alguna vez lo hubo? “Nunca atrás”, se dice insistentemente, una y otra vez, para aplacar el vacío. Al final ese dolor es sosegado.

Es presa de su olvido, pasado que lo invade, que lo inunda como las olas que azotan contra la piedra. La soledad no siempre es una buena anfitriona. Quizá viva consigo, pero no está a su favor. Cuando le ahoga, huir es la solución.

Al llegar, le espera el valet del restaurante. Baja con esa sonrisa perversa y calculadora. Es escoltado y conducido a su mesa. Antes de sentarse se le invita desde el estrado, como importante financiero que era, a brindar su gran discurso.

─Hummm-, agravó su voz preparándose. 

Damas y caballeros, bienvenidos a esta celebración en honor a su estimulante pero precaria alza, que se ha obtenido en este periodo. Aunque conformistas, no todos se podrán poner esa vestimenta de entereza propia. No se preocupen, el éxito del trabajador es el festín del dócil. ─Pronunciados gestos de sorpresa y disgusto pintaron la sala, que sin importar su impertinencia, sonríe irónico en el estrado y alza burlona la copa del brindis.

Alguien en el público aplaude y muchos más siguen la aturdida ovación que se proclama. Mas él sale caminando sin que nada tome su atención.

Con una sonrisa y una mirada que se pierde en ese mar de arrabiatas, se retira sin decir más. Bebe y parte.

En su habitación, es la luna quien lo acompaña, en su mano una copa de wiski y ante la ventana recorre cada calle de esa compleja ciudad. Líneas de luz se mueven, se detienen. Cuando el latir de su corazón que se expande, se contrae, la extraña. Nada que se apega a su rostro es suficiente para sosegar esa soledad sin pies que ata su vida.

Los pliegues en su mente se trazan. Pinceladas toscas empiezan a darle forma a sus recuerdos, y se va al más íntimo ayer de su vida.

"La recuerdo, cerca de la puesta de sol. Chica más hermosa no pude conocer, yo era el joven tonto que sin cautela recorrió ese camino plasmado en amor. Ella fue mi acompañante que con su mano me sobrecogió hasta ese altar, donde se deja la vida, donde los enamorados entregan el corazón, y fue mi corazón suyo. Así murió aquel día que le dio paso a la noche. Fuimos pasiones que se desvanecen como respiro sin dejar recuerdo, manos zigzagueantes que dejaron su olor, envolvieron mi piel. Amor le llaman a la unión de dos que ahora se vuelven uno. Cálida luz de naciente que chocaba con mi cara, acariciándola con sigilo. Voltee a verla encantado de sus ojos que me habían elevado por las estrellas de esa noche ya sin frío. Pero los pétalos son arrancados y el aroma de sus palabras se desvanecía, dejando oscuridad en ese día soleado ─por eso me acaricias sol, que has visto ya mi desdicha. Una dama sin rostro se acercó: Soledad que bebe de la copa del llanto, me dio una capa nueva, cubrió mi piel: toro enfurecido que dejó de ser rosa.”

Corazón de hierro, frente al amor te encuentras e insistente toca.¿Acaso abrirás? ¿O gritarás enfurecido por la agonía que te lacera?.

Sucumbieron días y noches enteras, desde que volviéndose bestia profirió el bullicio, el olvido fue arquitecto de muros de piedra inmensos que se levantaban sobre la vista, fue contención de usurpadores, que confinaba el último susurro de esa flor ya marchita.

Piel morena. Mujer hermosa de melena indomable que con el viento contonea un oscuro mate. Fueron sus ojos sublimes los que se encontraron cara a cara con mi alma. ¿Quién es esa bandida que se aventuró en mis labios, ardor de sus manos que fueron lentas cinceladas de aquella que grababa su nombre?

“Perspicaz había sido ella, quien decidió embaucarse en mí, probando el sabor de mis heridas, sanando el alma que ya arrastraba como resultado de la hipocresía de mi frente que se alza sobre todos. En mi último trago de ese whisky ya amargo, tuve miedo. Quizá de encontrarme una vez más con esa quimera.”

El sonido agudo del timbre se hizo presente en la habitación ya vacía. Una contestadora atacó la llamada.  "¿Cómo te fue hoy?... Te extraño... Ven pronto.. Te amo." Aria le dijo con ternura.

El silencio en la habitación se interrumpe por el pronto golpeteo de las persianas que se estremecen por ese viento tan fuerte. La ventana abierta capta con esfuerzo el apenas sonoro eco de la ciudad. De pronto un mensaje más: Soy yo, Grecia... soló llamo para confirmar lo de hoy...Espero verte... Hace años que no nos vemos... Por favor no faltes.


El pasado le sobreviene irónico de sus pasos titubeantes. Se mofa, y le destierra al extravío en pos de victoria del miedo.

Epitafio



Por: Katia Sánchez Ortega





Sueños heridos, húmedos, tardíos, llegaron a tiempo muerto.
Se muere su ruido, se muere su voz, con una especie de mueca en vez de sonrisa
Perdida en las calles, se muere el silencio, aplastada en los suelos de desiertos
A ratos flacos, casi anoréxicos, mueren descalzos, casi resfriados


No sirvió caminar, nada causó correr, se quiso desprender, privarse de su ser
Años, vividos, exprimidos, reclamados y asesinados
Insoluble, en las aguas terrenales sin abismo, siempre anacrónica
Sin testimonio alguno, no se fue, se perdió.


8 oct 2014

Autorretrato

Por: Katia Sánchez Ortega






Ausente y nunca peripuesta, casi apática en los discursos argumentativos ajenos, en los disturbios protestantes mundiales y en las gentes. Julia ha desarrollado un mecanismo de defensa invisible, para que, con la intención de que no sea saqueada, invadida, transformada, se sumerja en los límites de sus inquietudes mentales, perpetuas. No es criatura; individuo, mortal, un supuesto inteligente con físico aparente, sin religión, tampoco oración.


De supuesta carne ocre, que alberga lunares en las mejores partes de su anatomía. Anatomía que muestra unas caderas pronunciadas, pertenecientes a unos muslos desproporcionados a unos tobillos escuálidos. Escuálidos como los hombros caídos, de donde emergen una clavículas prematuras al inhalar oxígeno, humos, tierras húmedas. Húmedas como sus manos, siempre llorando presencias, extrañando ausencias, buscando otras manos, aunque estén en otros planos, secos. Resecos, como los labios que aumentaban su capacidad de comunicación y que manifiestan un lunar, cuyo tamaño va más allá de lo esperado, que atribuye a su aspecto, rasgos burdos, recios. Recio como su ceño fruncido a la hora de caminar, marcando un compás entre unas cejas calvas y una nariz, sede de una perforación en ruinas. Arruinados, como sus ojos pequeños, portadores de unos lentes, protectores de cualquier contacto visual, progenitores de una capacidad de asombro moribunda.


Portadora de una melancolía imperceptible, se vuelve frágil, a instantes, y siente náuseas, en los brusco, lo horrible, lo grotesco, lo cursi, lo inútil, lo amable (del verbo amar), lo ridículo, la fe, lo precioso, lo elegante, lo indiferente, lo solitario y lo social, lo erótico y lo frívolo; se sumerge, lo sufre y se desprende, se voltea y se controla, juzgando circunstancias, momentos, atentos a tiempos.


Constante se adiestra Julia, voluntariamente, libre, sin acudir a alguien. Demuestra la inocencia perdida en algún tipo de esfuerzo por obtener talento artístico. Anhela obtener un mundo en el que nunca ha vivido, rompiendo la estabilidad de su zona de confort, salvando al mundo de la única manera que sabe, aprendiendo.


Se va espiando el mundo material, para comprender la función en su mentalidad, volverse víctima de un mundo espiritual, llenando vacíos de hambre, cubriendo tejidos, verdades, tristezas y felicidades.






Retrato

Por: Rosalba Elizabeth Cruz Fraga
 
Físicamente es delgado, estatura baja, de cabello ondulado, tiene barbilla y pestañas chinas. De tez morena y labios delgados.

Habla educado, tranquilo y con muy poca frecuencia.

Con los demás se relaciona de forma agradable, no le gustan las bromas pesadas, prefiere mucho mas el convivio familiar, es muy respetuoso.

Su sueño es terminar la carrera y viajar por el norte de Nueva Zelanda, regresar con mucho dinero a México y ayudar a su familia.

Sus ideas son algo locas, porque piensa que el matrimonio no es una buena inversión, aun así quiere encontrar el amor de su vida y viajar juntos por toda Europa.

El novato

Por: Mauricio Alexis Pérez Jaramillo
 
Esteban, desde chico siempre le gustaba la lectura, siempre le había gustado. Desde niño hasta que cumplió la mayoría de edad, en la educación básica le gustaba viajar y recopilar experiencias de cualquier lugar.

De niño era algo esbelto, con una quijada pronunciada, el ceño fruncido, tez morena, cabello quebrado, gustaba de vestir ropa casual, contrariamente a lo que le decían sus padres, a los que no les gustaba como vestía.

Los demás siempre lo califican como alguien paciente, algo en lo que el difiere ya que dice que se desespera con facilidad, le cuesta tomar decisiones importantes, como lo que quiere estudiar, aunque procura ver las cosas con buen humor, ya que si no dice: “entonces estamos jodidos”.

Dice que sus metas son las de terminar su carrera, viajar a muchos lados, ser autónomo, tomarse un tiempo para dedicarse a la escritura, así como probar cosas nuevas.  


Microrrelatos

Por: Mauricio Alexis Pérez Jaramillo
La rosa.
La rosa, la tiento, acaricia mi piel. Sus pétalos marcan para mí esa diferencia esencial; su color rojo despierta mis sentidos dormidos.
Ahora pienso, ya marchito, en las cosas pequeñas que han pasado anteriormente por mis ojos claros: multitudes de personas asesinadas en el  suelo; sangre que ensució mis botas lustradas; ese olor, tan denso, asqueroso que ahora no puedo olvidar.
Heme aquí… ahora, con una pequeña rosa en la mano, con un fuerte color rojo que me tortura profunda y lentamente.

La casa.
Esa casa, tan vacía como fría, la veo por las tardes. Hay veces que siento que me ve al pasar, me dan tantos escalofríos que mis pasos flaquean al acelerar mi paso, como si esa casa tuviera fuerza gravitacional. Esa casa, la veo por un instante, al darme cuenta estoy dentro de esta casa.

Depredadora.
Hombres, mujeres y niños. Ella nunca ha discriminado a nadie hasta ahora, no ha parado desde que existe. De diversas formas y tamaños, ha pasado de lo más simple a lo más complejo. Cuando ella está lista, levanta su boca, mira a su alrededor con precisión buscando a su presa, como cuando alguien busca una moneda que dejó caer distraídamente; encontrada esta deja escapar fuego y plomo.