Yo me encuentro ahí tendido sobre la cama, estoy inmóvil,
frío como un hielo. Me encuentro muerto; así fui encontrado ese helado día, con
una mueca aun en mi rostro expresivo.
Rápidamente fui llevado por mis cuidadores con aquellos
embalsamadores que rápidamente comenzaron a drenar el bulto frío que antes me pertenecía.
Ese cuerpo feo y arrugado, tieso y sin cuidado estaba
listo para una vez más lucir como otro viejo dormido y convertirme en el centro
de atención; lo que más odio es ser el centro de atención.
Acostado ahí en una caja como de zapatos, mi última
prisión, de la cual no me libraría, era tan fea que nadie presto atención al
sueño del que jamás despertaría, igual morí mucho antes de enfriarme.
Ahí en medio de mis amigos y mi familia, ese costal de
carne y huesos que antes solía ser yo, no obtuvo más flores que años de vida,
ya nadie se ha preocupado por mí, todos esos presentes en aquel vestíbulo solo
recibieron una invitación más para contemplar eso que deje de ser para ser
aquello.
Migajas, café y lágrimas bañaban la poca dignidad que me
restaba en este mundo, exhibido como un cuadro y retrato de una vida que jamás
se pareció a esa reunión social en torno mío.
Los balbuceos de quienes decían conocerme no dejaban de
crear historias para entretenerse y reírse de mí, hipocresía de todos aquellos
llorando mi muerte, nadie se preocupó por mí, sin embargo ahí están ahí están mostrando
falsos sentimientos frente a mis más cercanos.
No pudieron dejar de contar mi odiosa infancia, nadie tenía
que saberla, solo recuerdo a algunos iniciando así:
Claudio nació por aquellos años de principios del siglo
XX, un bebe bastante llorón, día y noche lograba hacer sentir impotentes a sus
padres por los escándalos y alteraciones que tenía, solo podía ser calmado con
un sorbo de leche tibia y unas leves y suaves caricias en la cabeza.
Cuando comenzó a crecer Claudio empezaría a descubrir un
mundo maravilloso a partir de las enseñanzas de su padre en el campo y de su
madre en casa.
Era un jovencito esplendido, de alegría incansable y unas
ganas de aprender de los otros, siempre seguía los consejos de sus padres en
ellos busco el confort de la vida.
Cierto día mientras ayudaba a pastorear las ovejas de su
padre se perdió por el bosque mientras intentaba seguir a un par de esas
bestias descarriadas. Pasado el mediodía encontró a las ovejas junto a un
riachuelo que cruza el bosque donde vivió con sus padres. Encontró en este
lugar un sitio de paz donde podía recostarse y disfrutar de los encantos y
belleza de la naturaleza.
Paso cada vez más tiempo junto al riachuelo en el bosque,
solía llevar su libreta y su lápiz, así dibujo las mariposas y los pajarillos
que se acercaban.
Cierto día unos viajeros solicitarían asilo a sus padres
y estos aceptarían, Claudio fue desplazado de sus aposentos por estos viajeros sinvergüenzas
e invasores. Les ganaría un odio tan profundo que incluso dejo de dar sus
paseos por el bosque, siempre se mantenía vigilando a esos seres ajenos a su
familia.
Se obsesiono con perturbadoras ideas de estos sujetos que
incluso dejaría de comer solo por intentar saber lo que hacían allí. Uno de
estos jóvenes se acercó a conversar y
aunque no quería entablar relación alguna con él, termino por ceder para
averiguar más sobre sus intenciones.
La plática entre ambos comenzaría bastante inquietante, Claudio
se negaba a relacionarse mientras que su visitante intentaba todo lo contrario,
quería conocerlo, intento más de una manera y en más de una ocasión hasta que lograría
llevar una plática amena con aquel niño.
Poco a poco comenzarían a tener platicas más constantes y
profundas, ese joven viajero, le regaría algunos de los libros más preciados
que Claudio conservo en resguardo, este los leía conforme se los daba y así comenzaría
una relación armoniosa fundada en una reciprocidad en la cual surgió una gran
amistad….
Ya nadie mostró respeto, blasfemias se decían, falacias contradecían.
Al menos por fin lograba algo que jamás en vida consentí, llene esa pequeña habitación
con personas vivas que conozco y a quienes quizás odio.
Mi familia se mostró turbada por esa multitud, ellos solo
querían llevar ese ataúd bajo tierra y acabar con el dolor, aunque para mi ese
fin es el mejor.
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