Memento
Analleli Contreras
Era un día cualquiera de verano, en el desayuno nuestras
voces acallaban los ruidos de los motores, a la mesa también la alegría estaba
invitada. Pero las nubes hicieron su aparición sincronizada con las malas
noticias, quizás sólo fuese mi imaginación.
Y sin embargo me parece ver mí rostro, como si ahora mismo
observará por la ventana a esa pequeña niña, no entiende nada. Aún recuerdo la
ceremonia, los llantos alejándose en el pasillo, los rezos; cantos del
silencio. No, no llore, no pude hacerlo, todo aquello me parecía una broma.
Me sentí ajena, parada frente a una escena que se alejaba, convirtiéndose
en una mala foto; sacándome de la vida. Entonces la vi, ante mí se encontraba
la anciana muerte, el tiempo se había paralizado ¿Acaso el tiempo es capaz de
sentir miedo? Francamente sigo sin saberlo.
Ese segundo fue una eternidad, en un abrir y cerrar de ojos
termino. Seguía parada contemplado los colores vibrantes de las flores. El
reloj volvió a girar, el mundo continuo su rumbo, la tormenta que comúnmente
llamamos tiempo me arrastro. A pesar de ello en ese momento desapareció una
parte de mi ser. Si ella había muerto.
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