Recuerdo ese extraño momento dentro de una mañana ordinaria,
apenas salía del sueño cuando me encontré palpando mi existencia,
fue un instante donde la vida misma me recorrió,
por cada vena, por cada arteria,
me inundaba y yo lo sentía,
me habitaba, me pertenecía,
de pronto: el tiempo, le vi la cara, los ojos y la risa
pero al hacerse consciente ese sentimiento en mí,
el tiempo, abruptamente desapareció,
sin embargo su rostro en mi memoria permaneció.
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