Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

9 mar 2015

Carta de creencia

Por: Katia Sánchez Ortega






¿Quién maneja mis huesos?
Escucho una geografía sonora de mis pasos, y veo una versión tangible de mis miedos, que no son nada.
Y la muerte, que cubre mi cara, mientras me acurruca, se sienta a mi lado, y me hace compañía.
Y a las 400 madrugadas, el frío me toma en su regazo que duele tanto, se sienta mientras descansa de sus labores y observa a los perros humanamente individuos y les indica a las palomas el rumbo, sin vuelo.
Y me habla un perro sabio, distinguido e indecente, a quien se le va la vida por la ventana.
Y mis palabras de lo prohibido chillan para deshacerse, y con ellas mis diablos de dulce y colores que me acompañan cuando penetro en las capas del aire infinito, corriendo con el crimen tatuado en el alma.
 Y en el día, cegada de mis monstruos nocturnos, vengo nadando,  y es tanta la sorpresa que mi cuerpo mismo se rechaza. Me desconecto y contemplo.
Y se  me presentan espejismos, me gritan que despierte y arrebatan mis manos de las paredes, no me dejan ir.
Y una sociedad permanece libre bajo el sonido que la resguarda y la asiste al suicidio de sus propios habitantes, y la llenan de dolor y ella se humilla y los tira y no se levanta.
Y se llenan los cielos de vacilo y la tierra de corriente marina.
Aquí se retoman los hechos cuaternarios, nada crece sin el permiso de las olas, late la luna al paso, muriendo a gatas, empapada de un hedor ya viejo.
Y hoy, como siempre, ando existiendo a medias, ando sin hacer camino, sin las migas de pan que me regresan a casa.
¿Quién, sino uno mismo, ha de comerse sus propios huesos?

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