Claudia Antunes
Sé que hay otra realidad porque la sospecho, la intuyes, la vislumbramos.
A veces la creamos, pero dura tan poco.
Nos arrastra la que debe ser.
Pesa, hunde. Aplastante realidad
que impera sobre la que quiero,
la que libera y salva.
Entonces escapamos de la razón para llegar al absurdo,
al sin sentido,
el verdadero sentido,
la otredad.
Escapamos con el arte, la pintura un libro un poema,
con el atardecer que se cuela en nuestra rutina,
con los sueños ilógicos,
con las estrellas que casi no vemos por estar dormidos
y más dormidos estamos cuando al despertar
nos entregamos a lo mismo,
renunciamos a la excepción,
a lo fantástico,
al azar,
a lo extraordinario,
sin observar sin debatir sin inventar, sin ir más allá.
Nos aprehendemos de la insensata cordura,
de la falsa certeza que titubea ante lo verdadero.
Y llenos de esperanza, esperamos,
a que pase algo o a que nada pase.
Nos convertimos en espectadores pasivos de nuestro existir,
fieles creyentes de la tajante verdad, de la palabra prudente,
presos de la siempre igual cotidaneidad.
Sé que hay otra realidad
porque la siento,
me vive,
te acecha,
nos fascina.
Estoy convencida.
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