Celina María Alfaro Pérez Molphe
I
Hoy muero una muerte lenta
inservible, rutinaria
aburrida por completo
y me deshago de mí.
Los síntomas de la noche
me atrapan desprevenida
ahogada en largas telas
tejidas con mis recuerdos.
Y todo parece negro
y todo parece oscuro
y todo parece triste
y todo parece nada.
Es mi piel, ahora polvo
desarticulado, libre
de los temores vacíos
que a la tierra me enlazaban.
Todo termina, tranquilo
caótico y sin sentido
El nudo de mi garganta
se deshace en un aullido,
un llamado para los
carroñeros que en silencio
siempre vivieron en mí.
II
Algo duerme, se asienta
habita mi garganta
araña mis recuerdos
me cega por completo.
Algo me habla, susurra
mentiras incompletas
y se arrastran, noctámbulas
en mí boca, mi cuerpo.
Algo se engancha en mí
me arrebata la piel
piel ya alterada, rota
sola y sin salvación.
Algo me encuentra muda
me rodea de sombras
sombras que antes he visto
en mis memorias muertas.
Algo se esconde en mí
es oscuro y siniestro
es una bestia insania,
me consume y consume.
Algo me cohabita
crece dentro de mí
y reemplaza el alma
que no creí tener.
III.
Sucumbo sin aliento
ante unas largas manos,
se sienten como ausencia
una asfixiante ausencia.
Y me encuentro fragmentada
frente a un maldito espejo
que no refleja nada
ni mi sombra, ni mi nada.
Y me convierto en presa
de una terrible obsesión
frágil, desesperanzada
tan incierta, tan muerta.
La oscuridad me encuentra
tonta melancolía
que me detiene incauta
que me aprisiona sola.
El miedo me acaricia
como un antiguo amante
y conozco esa piel
que roza con la mía,
resuena en mí memoria
me cuenta de recuerdos
de grandes aves negras
que arrancaban sus plumas,
y caían a mi cama
como un terrible augurio
augurio de mi nombre.
IV
Pude verme recostada,
sombras que me desollaban
y vi como me miraba
no podía sentir nada
¿existía el sufrimiento?
¿era parecido al miedo?
no me conmovía el alba
todo era solo fatiga
interminable fatiga.
Un desgarrador reposo
parecía ser eterno
transformó mi piel en mármol
craquelado con el
tiempo.
De mi eterno dormitar
pude observarlos postrados
y rasgados trajes negros
brillantes como sus ojos,
figuras enmascaradas
que rezaban por mi carne.
V.
La noche se desvanece
el brío vibra con fuerza,
lo oscuro pinta en mi mente
un intranquilo velar.
Se ve melancolía
entrar en mi ventana
y sus gélidas manos
encuentran mi
garganta.
Se asienta la angustia,
dentro de mis ojos
el hórrido insomnio
parece acabar.
Y la inquietud
ronda mi mente
todo se apaga
todo termina.
Es angustia
es tormento
es deceso
otro ser.
Agota
la muerte
mi tiempo
mi ansiar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario