“Memorias de mis putas tristes” es una novela, narrada en primera persona. El
deseo es el tema principal del relato: se trata de un hombre que encontrándose en el ocaso de su vida, en unos cuántos días
cumplirá 90 años, solicita a una alcahueta, de nombre Rosa Cabarcas, vieja conocida suya, una prostituta virgen de 14 años. Nos encontramos frente a una narración con una fuerte dosis de
erotismo.
Esta
novela está escrita con el estilo único de Gabriel García Márquez y su "realismo Mágico, técnica literaria que es
una mezcla de hechos fantásticos con eventos reales que resultan sumamente
interesantes. Este
título, indiscutiblemente, creo que obliga hacer una pregunta: ¿Cuál es la
propuesta ética del autor? Según S.
Freud, la madre es la trasmisora de los principios morales. En el relato no se
ve con claridad el papel de ésta en la
vida del protagonista. Se dice que
murió de tisis, que era hermosa, que
poseía unas joyas a las que les quitó las piedras preciosas. En una parte del
relato el periodista refiere que su
madre lo acompañó a solicitar trabajo, esto refleja una madre demasiado
entrometida en la vida del único hijo.
El protagonista tiene como costumbre pagar por sexo, entonces, muestra detalles sórdidos sobre su actividad sexual. Muestra, además, la cultura machista de Latinoamérica, pidiendo una prostituta joven y virgen. Se trata de un narcisista que de esa manera quiere demostrar su poder y muestra el mito existente todavía de exigir una mujer virgen. También representa la necesidad que tiene el protagonista de conocerse a sí mismo.
El
título supone contar una tristeza ajena, para proyectar la propia en el otro. Atribuye a las prostitutas su
tristeza, se trata de la melancolía, de
la vida propia, una proyección hacia el otro. Es la lucha eterna entre el querer ser y el deber,
una sociedad que exige, un individuo que claudica en sus deseos. Ya no es
activo sexualmente, entonces ese vacío lo va a llenar con fantasías sexuales en
un lugar en donde debe pagar por ello. La
narra un periodista, en alguna ciudad colombiana, y denota la cultura machista
imperante, en Latinoamérica. Resulta también una leve denuncia social contra la corrupción y la
impunidad tan de moda en el continente.
La
novela está dividida en cinco capítulos, los que carecen de nombre, que hace referencia a hechos en el pasado y en
perspectiva. Esto hace propicio el ir conociendo acontecimientos que marcaron
la personalidad del protagonista y permiten al lector reflexionar sobre la vida en una profunda soledad. El protagonista en su infancia vivía con cierta
holgura en la casa de sus padres, pero, curiosamente, nunca salió de ahí; fue
vendiendo muebles y demás, solo conservó las joyas de su madre y los libros que integraban la biblioteca familiar.
El
tema de la obra es el balance que el protagonista va haciendo de su vida sexual
que sólo conoció a través del pago de una cierta cantidad de dinero por el
servicio prestado. El relato muestra la cultura que sobre la
sexualidad que se
tiene en Latinoamérica, un culto exagerado hacia la virginidad y la juventud. El protagonista da cuenta de una
aberración sexual en vista de que tuvo su primera relación sexual a sus 12 años, esta experiencia fue
desconcertante.
El
evento sucedió una ocasión en que acompañó a su padre a sus
oficinas, donde en la planta alta del mismo edificio estaba instalado un prostíbulo, y la curiosidad lo impulsó a subir. Una de las prostitutas se lo llevó a
su habitación y de esa manera tuvo su primer contacto sexual. Respecto al resto
de su niñez, el narrador no da mucha información así que se puede suponer que
el modelo de familia en el que se desarrollo no le fue propicio para un
desarrollo sexual normal, siempre pagó para tener sexo. Además, el relato hace suponer a una madre demasiado protectora.
La
novela inicia cuando, por teléfono, solicita servicio de una prostituta, a Rosa Cabarcas, ésta le dice sus condiciones y después de algunos días le avisa que la joven
está lista para darle el servicio. La primer vez, la joven permanece dormida
y el periodista pasa la noche en contemplación. Rosa Cabarcas al día siguiente le dice que la niña le dijo
que él ya no podía, hecho, que supone la alcahueta, va a terminar con su
prestigio.
En
el capítulo II, de nueva cuenta menciona a su madre y a Ximena
Cruz, una mujer con la que estuvo a punto de casarse, él la plantó y ella salió
del país. Aquí menciona que fue sordo a la modernidad, que inició con la llegada del el siglo XX. Él
trabajaba en un periódico escribiendo un artículo dominical, y no cambió su
forma de escribir. En este capítulo narra cómo los compañeros de trabajo
celebran sus 90 años y entre broma y broma sus compañeras se le insinúan.
En
el capítulo III narra como a la niña le inventó un nombre porque la "madame" no se lo
dijo. En un momento de creatividad
la bautizó como “Delgadina”, que por cierto cada noche le daba su té de valeriana, que es un brebaje que combate el insomnio, así que pasa varias noches en contemplación de
Delgadina.
Así continúan sus noches. En una de ellas se produce el asesinato de sus clientes de Rosa
Cabarcas y ésta solicita su ayuda para vestir al difunto.Como esta mujer tiene buenas
influencias en virtud de que por su casa pasaban una gran parte de funcionarios
grandes y pequeños, este asunto no pasa a mayores.
Ya en
el último capítulo se da la misma situación, la contemplación del hombre hacia
el cuerpo de la mujer noche a noche. La novela representa una regresión psicológica
del periodista a su adolescencia. Él no pudo tener una vida sexual sana, las
actitudes de su madre hacia el impidieron un desarrollo integral y normal y se
ve una absoluta ausencia del padre. Al sentir que pronto terminará su vida quiere tener la ilusión de haber amado de verdad a una mujer, ese deseo se ve reflejado en Delgadina.
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