Era una mañana fría, demasiado fría. Lisa se despertó de golpe. La otra mitad de la cama estaba vacía, Héctor ya se había marchado al trabajo, como de costumbre. Lisa se sentó en la cama, mientras veía a través de un hueco entre las cortinas, se estiró hacia el buró para tomar un cigarrillo y el encendedor, y comenzó a fumar mientras buscaba algún motivo para levantarse. Apenas dio la última fumada al cigarrillo, cuando sintió el hambre en su estómago. Se levantó y fue directo a la cocina, abrió el refrigerador, había un cartón de leche ya pasada, jamón, fruta vieja y una extraña masa que no supo identificar. Sacó el jamón para prepararse un sándwich.
-Carajo- dijo Lisa al percatarse que no había pan –tendré que salir por comida.
Regresó al cuarto, se puso un par de pantalones viejos y sucios, una blusa holgada y unos tenis para correr. Se agarró el cabello en una cola descuidada y salió de casa.
Entró al supermercado, se paseó por los pasillos, sin que le apeteciera comprar nada; simplemente iba caminando apoyándose en el carrito. Sin darse cuenta, llegó al pasillo de los licores, sabía que no debía estar ahí. Vio una botella de ron, era lo único que le apetecía comprar. Como en un impulso que no pudo controlar, Lisa la tomó y la echó al carrito, de último momento tomó también una caja de galletas y un chocolate.
Llegó su turno en la caja, puso todo sobre la banda.
-Hola, buenos días.- saludó la cajera amablemente - ¿Encontró todo lo que buscaba?
-Sí, gracias – contestó Lisa cortante
- ¡Muchas felicidades! – dijo la cajera cuando vio mejor a Lisa - ¿Cuántos meses tiene? Mi hermana también está embarazada, le hemos comprado como media tonelada de estos chocolates.
- Cinco meses y medio.
La cajera pasó la botella de ron y de inmediato dirigió una mirada de condena a Lisa.
-Es para mi esposo,- se apresuró a decir – se ha portado tan bien conmigo que tengo que recompensarlo.
Lisa regresó rápidamente a casa. El coche de Héctor estaba estacionado fuera de casa, se apresuró a esconder la botella en una de las macetas de la entrada.
-Hola, amor, ¿qué haces aquí? – preguntó Lisa cuando entraba a la casa. Héctor estaba sentado en las escaleras frente a la entrada, tenía un semblante serio, sombrío. Tenía en la mano la caja de cigarrillos de Lisa.
-Los he encontrado- dijo Héctor sin verla directamente –. Prometiste que lo dejarías.
Lisa palideció.
-N… no es lo que pare…
-Entonces, ¿qué es? – la interrumpió Héctor elevando el tono de voz –. Ya pasamos por esto una vez. Dijiste que cambiarías por nuestro segundo hijo.
-Amor, por favor – dijo Lisa llorando –es que no es tan fácil…
-¡Yo me voy! No soportaré vivir el mismo infierno dos veces por tus decisiones. Te amo, Lisa, pero no puedo vivir con tanto dolor a tu lado.
Héctor se aproximó a la puerta, pero Lisa le bloqueó el paso llorando histéricamente. Forcejearon, y finalmente, Héctor salió de la casa, encendió el coche y se marchó.
Ella se quedó sola, llorando desconsoladamente. Salió de la casa después de un rato y fue directamente a las macetas de la entrada.
Se tomó casi toda la botella, antes de perder la conciencia.
Cuando Lisa despertó, se encontró en una cama que no era la de ella. Ya no estaba embarazada. Quiso creer que al encontrarse sola en la cama, Héctor se había marchado temprano a trabajar. Pero sabía que no era así, que él ya nunca volvería.
Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.
Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra
11 jul 2015
9 jul 2015
Escondido en la habitación
Por Citlali Covarrubias Reyes
Aquella mañana, miro por la ventana como si el destino la
llamara, los instantes pasaban fugaces cuando él la observaba.
-Podrías culparme a mí de haber arruinado tu vida, pero yo
no creo que sea así, después de todo he hecho lo posible por mantenerme alejada
de ti.
Respondió ella. Quien después de amarlo tanto describió la
realidad. Ella regreso MUERTA… palideciente… Era una más de esas personas que
literalmente habían muerto de por amor, por el dolor de sentir mucho más que
los demás, por el desgarre causado por la última mirada. En aquel espacio
blanco como las nubes, estampado de estrellas al anochecer, ella moría… Por no
soportar la adrenalina generada por la euforia de sentir el amor… Había muerto porque
era lo que merecía, descansar en paz.
-Toda mi vida he vivido rodeada de jueces, fieles creyentes
de que soy portadora de toda perversión humana… Y, tal vez desde su perspectiva
lo soy, pero toda percepción es relativa. Y yo, yo soy ese pequeño planeta
compuesto por infinito, orbitando alrededor de algo desconocido.
Replico ella,
que ahora estaba lista para morir, en sus brazos o fuera de ellos, pero
necesitaba matar el consumo desmedido del amor que sentía por el… Necesitaba
dejarlo ir… En aquel instante, cuando la mira, la soledad era tal, que las
estrellas comenzaron a caer y una por una golpearon más de una idea.
Reseña: "Hombre del sur"
Roald Dahl fue un
escritor británico conocido especialmente como autor de narraciones infantiles
y juveniles (“Matilda”, “Charlie y la fabrica de chocolates”, etc.), pero además,
escribió de igual forma para público adulto. Existe entre los escritos de Dahl,
una colección de
dieciséis cuentos cortos publicada en 1979 llamada “Relatos de lo inesperado”.
De esta colección se desprende “hombre del sur”, un cuento que trata sobre una apuesta disparatada,
de
cómo la gente vive a su manera y que no importa a que costo obtengamos lo que
queremos, ni el modo en que nos ofrecen ese tan “querido” y “deseado” objeto
que la vez es innecesario. Nos lleva de
la mano hacia la intriga e incertidumbre, haciéndonos imaginar lo peor o lo
mejor de los personajes. El final es tan inesperado que nos hace sentir aliviados
pero a la vez sorprendidos, ya que el relato no termina con un final infeliz o
sangriento, pero termina con una cruda verdad. Siempre con un final con
moraleja, el autor nos recuerda que el mundo es grotesco pero a la vez es
ingenuo, por las acciones que, a lo mejor son a propósito o a lo mejor no, son
demasiado hostiles hacia el valor humano. Nos revela algo que hace falta en la
gente: abrir los ojos ante algo que creemos es lo mejor, hacer algo por el prójimo
y dejar de ser tan testarudos o ambiciosos. En esta historia, un hombre mayor llamado Carlos y un
americano fanfarrón se encuentran en el cuarto de un hotel. Ahí él le ofrece al
americano su Cadillac si él
puede encender diez veces seguidas un encendedor. De lo contrario, él deberá
cortarse el meñique izquierdo. El joven acepta, y cuando está por prenderlo por
séptima vez, entra una mujer a la habitación y se abalanza sobre Carlos,
lanzándolo sobre la cama y aduciendo que éste está mentalmente perturbado.
Carlos ha cortado los dedos de cuarenta y siete personas y perdido once
Cadillacs. Ella había ganado todo lo que tenía Carlos hacía mucho tiempo,
incluyendo el auto, y mientras alcanza las llaves del coche, el narrador ve que
sólo tiene un pulgar y un dedo.
Los personajes describen perfectamente a gente que no
tiene ni un poco de cordura y por ende están metidos en esa situación.
Microrrelato: "Un día normal"
"Un día normal"
Llegue a mi casa, un poco más tarde de lo
habitual. Fui a mi cuarto a dejar mis cosas. Me cambie la ropa ensangrentada,
guarde el arma en su caja y la coloque en el closet. Saque un cuaderno y apunte
un nombre en mi lista de "chicas especiales".
Salí a comprar algo para cenar. Mmm,
tacos, mis favoritos. Entre a mi casa y encendí mi televisión, para ver mi
programa favorito. Recuerdo que a mi ex novia no le gustaba que viera este
programa, que bueno que rompí con ella. Termine mi cena y me fui a dormir.
Me levante y me di cuenta que ya era
tarde. Recordé de pronto, que hoy descansaba y me relaje.
Me duche y después prepare mi desayuno.
Hoy eran "hotcakes". De pronto sonó mi teléfono.
Era Marco, el hermano de mi ex.
- ¿hola? – dije yo.
- ¿David? hola... -
sonaba preocupado - oye... ¿Cecilia está contigo?
- No, no está...
¿porque? - pregunte con fingida preocupación.
- Es que no ha
llegado a casa desde ayer... salió temprano y nadie la ha visto, no contesta su celular
y estamos muy preocupados.
- No, no la he
visto... - le dije mientras recordaba el cuerpo ensangrentado de Cecilia.
Microrrelato: Razones conocidas.
Razones conocidas.
La
casa estaba oscura y fría. No parecía haber nada en la sala, de donde venía una
brisa de aire helado.
Entró
lentamente y de puntillas, casi sin causar ruido. Cerró la puerta y se acostó
cuidadosamente en el sillón.
―
No creía que lo fueras a hacer. ― Dijo su madre con lágrimas en los ojos.
―
Sentí que debía. Quería ser como antes... como antes de que creciera dentro de
mí...
La
chica se tapó la cara cubierta de lágrimas. Hubo un largo silencio, sólo roto
por los sollozos de ambas.
La madre
comenzó a susurrar algo.
―
¿Qué dices, madre?
―
Ya no te quero aquí... no después de lo que hiciste.
―
Lo sé... lo siento mucho.- Bajó la cabeza y siguió llorando. ― Espero que algún
día me puedas perdonar.
Ambas
se levantaron. La chica fue por algunas de sus cosas, regresó y abrazó a su
madre,
―
Te quiero, hija.
―
Y yo a ti.
Se
vieron a los ojos, se separaron. La chica abrió la puerta y se fue sin mirar
atrás.
Reseña literaria: "Hombre del sur".
Reseña crítica de “Hombre del
sur” de Roald Dahl.
El autor del relato es inglés, de
padres noruegos. Sirvió como aviador en la Segunda Guerra Mundial, y es
mayormente conocido por sus historias para niños, como “Matilda”, “Charlie y la
fábrica de chocolates”, “James y el melocotón gigante”, “Las brujas”, entre
otros. También escribió relatos para adultos, incluyendo “Relatos de lo
inesperado” (1979), a la cual pertenece “Hombre del sur”.
El argumento del cuento gira entorno
a una apuesta entre un cadete y un hombrecillo de nombre Carlos. Toca aspectos
como el juego, las apuestas, la diversión, y en cierto momento, la traición y
el alcohol. El autor es, precisamente, conocido por hacer críticas hacia la
sociedad con éstos temas. Es notorio el uso de un giro final, aunque se venía
anunciando, en cierto modo, en las descripciones de los movimientos de Carlos.
El narrador de la obra también es
un personaje, aunque más bien es un observador (narrador intradiegético).
Actúa, pero no lo hace con tanta frecuencia, y usualmente sólo interviene
porque otros se lo piden, o porque considera necesario decir su opinión. Dicho
personaje, parece ser económicamente estable (está de vacaciones en Jamaica),
en algunos comentarios se observa que suele ser irónico, pero sensato,
observador e inteligente (se dio cuenta que Carlos ya había apostado dedos con
otras personas). Así mismo, se percibe un hombre con una buena educación en
trato al resto de las personas.
Carlos, el hombrecillo que apuesta,
es percibe como un hombre prejuicioso (cree que todos los norteamericanos son
ruidosos), entusiasta, astuto y manipulador. Hace que una apuesta sin sentido
alguno luzca tentadora, no para una, si no para varias personas. Se ve que
tiene bien establecido un método y que lo ha perfeccionado a lo largo de los
años. Así mismo, al haber perdido ya 11 autos, se piensa que era un hombre
rico.
El cadete norteamericano es
envuelto ahí por casualidad, si no hubiera querido fumar, nunca habría
apostado. Con su seguridad al hablar de su encendedor, se ve que es un hombre
orgulloso y mantiene lo que dice. Al principio no se deja envolver, pero
finalmente se convence que tiene muchas posibilidades de ganar, por lo que se
puede pensar que no es tan inteligente como parece al principio. O quizá se
dejó influenciar por la idea de impresionar a la chica inglesa.
La inglesa es un personaje
secundario. Son pocas sus intervenciones, y casi todas son para mostrar su
opinión respecto a la apuesta. Ella no está de acuerdo desde el principio, por
lo que es una persona sensata y segura de sí misma. No cambia de opinión a lo
largo del relato, siendo una persona firme.
Aparece al final una mujer,
haciendo un giro en la trama, que de lo contrario, habría terminado con la
amputación de uno de los dedos del cadete, o con Carlos entregando el Cadillac.
Se deduce que es una mujer educada, aunque impulsiva. Logró tener lo que
quería, a pesar del precio. Esta mujer, parece ser la esposa de Carlos, aunque
realmente esto no se confirma. Pero es indudable que tienen una relación
cercana de muchos años.
El ambiente es de relajación y de
fiesta al principio. En la parte central es más bien de intriga y curiosidad.
Al final, predomina la sorpresa y la estupefacción.
La historia está narrada en un
tiempo lineal, aunque también conocemos al final parte del pasado. Se usa
lenguaje coloquial, y es de fácil lectura y tempo combrado debido a los
diálogos. Está dividido en una sola sección, que a su vez de divide en
descripción y diálogo. Presenta estructura interna ab ovo.
Tiene soportes simbólicos como el
cuchillo, el dedo, la mesa, los clavos, el encendedor y los cigarros. Incluso
el juego y la apuesta mismos.
Es un relato bien trabajado,
sencillo de leer, intrigante, que deja a uno con preguntas que se deben
contestar. Los personajes están definidos, y se una reacción de acuerdo a lo
que piensa cada uno de la situación.
Por otro lado, a pesar del tempo, en algunas partes el
cuento se hace tedioso por la lentitud en la narración, lo que no significa que
sea un bien relato para leer y entretenerse buscando las respuestas a lo que
realmente pasó.
8 jul 2015
Reseña literaria “El corazón delator” De Edgar Allan Poe
Por: Citlali Covarrubias Reyes
Publicado por primera vez en el año de 1843, el corazón delator
no es la excepción en la lista de historias en las que el Señor Edgar Allan Poe
demuestra su esencia surrealista y terrorífica con la cual ha mantenido expectación a sus lectores a lo largo de los años.
Su literatura influenciada por simbolismos, espectros y
vanidades en está ocasión nos permite ver más allá del sentido de la cordura
humana, la psicología social y el cumulo de emociones obscuras que alberga un
humano en tan diminuto ser.
El corazón delator, es el reflejo de las cadencias mentales
del hombre que cede ante la necesidad de descubrir que es lo que hay detrás de
toda realidad. Él, un simple mortal intentando obtener algo más que la libertad
al dejarse perder por la magia imaginada proveniente de un ojo, obscuro y ruin
que noche tras noche atormenta sus más obscuros secretos hasta llegar al punto
de condenar a su verdugo a la muerte eterna.
La descripción de cómo va perdiendo parte por parte los
recuerdos que torturaban su alma es frívola, interviniendo la satisfacción mental
con el placer real de destrozar lo que se consuma por dentro.
Detallando cada parte del contexto en la habitación donde se
desarrolla la historia, Edgar Allan Poe nos muestra la debilidad de la mente
humana ante la presión social y las emociones generadas por el autoanálisis de
la conciencia, convirtiendo a los lectores en seres que realmente sienten el
dolor y la pasión con la que puede ser desarrollado un crimen.
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