La fotografía ¿Cómo
explicarla? ¿Cómo darle sentido a mi trabajo? Son preguntas por demás
complicadas, sólo podría responderlas diciendo que más que un trabajo, más que
una expresión, es más que un reflejo de
mi ser, una captura que trasciende el tiempo y el espacio, haciéndonos
inmortales. Aquella fotografía no es más que una forma de mostrar mis
sentimientos, mis miedos, de abrirme al mundo, de decir: ¡Aquí estoy,
conózcanme!
Resulta algo muy abstracto
dar tu imagen al mundo; tu vida, tus sentimientos, pueden ser muy distintos a
esa mascara cada día soportas, esas muecas que haces al sonreírle a una cámara
sólo porque un sujeto intenta captar “tu vida” ¡No! No son ni un pequeño
acercamiento a tu realidad. Cada retrato me ha permitido ver muchas caras de
todo tipo: angustia, belleza, inocencia,
toda clase emociones o sensaciones que puede sentir un hombre perceptivo al
mundo, que quiere mostrar ese sentimiento de liberación representado a través
de una imagen. Definiría a la fotografía, al retrato, como una captura del
alma, una pequeña muestra del sentimiento que el ser libera con cada flashazo.
Susan Sontag plantea una
serie de reflexiones en torno la actividad del fotógrafo. La autora nos habla
de cómo la fotografía es una gramática y, sobre todo, una ética de la visión.
Realiza un análisis acerca de la forma en que la realidad es percibida mediante
las fotografías.
Aquí es donde recuerdo algún
concepto que realicé para mis fotografías de estudio: La búsqueda del rol.
Decía Sartre: “El hombre está condenado a ser libre” y tenía razón. Mi
objetivo, mi fin último en aquel trabajo fue mostrarme a mí mismo representado
por otra persona. Fue mi manera extraña de cumplir esos deseos egoístas que
cargo dentro, de mostrar mi frustración con la sociedad, mostrar que me es
imposible conocer el rol que me tiene destinado la vida. Lo frustrante que es
ver como las demás personas se encuentran en este bello oficio, el observar la materialización
del ser en una sociedad capitalista; la realidad que capto es por demás
cotidiana, nada extraordinario.
Que no sé hacer un marco
para una fotografía, que incluso, batallo para hacer un cubo perfectamente
presentable, en pocas palabras: Todo esto sucede como si ellos estuvieran en gracia
y yo no, soy un miserable y no logro hallar mi sitio en este mundo. Ellos han
acaparado el sentido de la vida. “La búsqueda del rol” obedece a ese fin, si
bien, sólo son tres fotografías, muestran mi lado oscuro, la venta del alma tan
difícil de mostrar a los demás. Mi primera fotografía muestra la búsqueda del
sentido de la vida y estas últimas, los sentimientos de soledad y tristeza que
me embargan.
Pero no todo es egoísmo y
misantropía, mi “trabajo” de fotógrafo me llevó a recorrer una infinidad de
paisajes extraños, donde la vida corre más lento, donde te puedes volver uno
con la naturaleza que te rodea, donde el hombre desaparece por un instante y la
madre naturaleza se nos muestra como realmente es. Sea una Presa o los mágicos
Real de Catorce o Cerro de San Pedro, me causan la misma emoción, la simpatía,
las ganas de captar esos lugares antes de que la codicia y el poder del hombre
hagan desaparecer cualquier rastro de la esencia que hace que te enamores de
esos lugares.
Sontag sostiene que aunque
éstas podrían parecer reflejos “ingenuos” de la realidad, tú puedes realizar
una interpretación del mundo tal como lo hacen los escritores y pintores, ya
que es él quien decide cuáles serán las características de un retrato,
basándose en su gusto y conciencia. Esto me hace reflexionar respecto de
aquellos tristes bodegones carentes de estética, recuerdo que al final me dejé
guiar por simples frutas, que se hicieron arte, una esencia de mí mismo, la
fotografía que da sentido a mi trabajo es lo más cercano a un autorretrato, a
la aceptación y redención con mi propio ser.
¿Puede una fotografía moldear
la realidad, cambiarla, sentirme algo que no soy, algo que no puedo tener?
Quizá sí, cosas bellas que ofrece la fotografía. Hoy me preguntaban: ¿Por qué
aquella fotografía de esa mujer que nunca te amó? No supe responder. Quizá, al
igual que ella, esas fotografías me hicieron sentir vivo por un instante, tener
lo que quería en mis manos, de tener su belleza sólo para mí, de gritarle al
mundo ¡Eso es lo que quiero!
No me lo vas a negar, la
fotografía te ha hecho volver hacia atrás, a abrir esos viejos álbumes que te
muestran que la vida siempre girará como un carrete dentro de un viejo proyector con todos aquellos
recuerdos inolvidables, en tus ojos verás a aquella gente importante, a los
amores que te hicieron emprender un viaje por el sol, la cálida mano de tu
madre en aquellos tristes días de soledad.
Pasa el tiempo la película
corre y corre… te lleva meses atrás, personas atrás, sigue y viajarás en el tiempo,
cosas que no recordabas, sentimientos que creías extintos resultaron estar
solamente muy bien escondidos.
Ver el mundo con tus ojos
fue lo que más disfruté, conocer la calidez que ofrece una mirada, conocerme a
mí mismo me hace sentir lleno, me hace sentir que, si bien, la vida no es color
de rosa, está ahí y alguien necesita documentarla, capturar esos momentos que
nos harán reír y llorar por igual.
La fotografía me hace saber
que podré morir sin dejar de existir.
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