Emmanuel Martínez Rangel.
Ahora encontrarte en ese rincón
Ahora encontrarte en ese rincón
ingrato
de poesía desbocada
fragrante
fosforo encendido
omnipotente
balanza marina
sin
importar háblame querida.
Serás
toda tú estando conmigo
o
no serás acaso mi bien querida
feliz
y distante, maltrecha y herida,
innecesidad
de hablarte y traerte
amada,
eterna, me olvida.
Yo
te estaré amando en esta vida
cortaré
los brazos, sanará la herida
y
dejaré la vela allá en lo arriba
para
que tú le veas y te sientas viva.
Te
estaré queriendo toda la vida
sin
mi boca desgarrada o mis brazos rotos,
terminará
la pena y caerás rendida
toda
tú, sin mi: sin vida.
¿Me
pintarás en versos?¿me darás la vida?
si
a mi te has desnudado sin ningún reproche,
sin
darme una noche, sin romper encajes.
Desnuda
toda tú con mis poemas,
con
las cartas vacías, el 22 y mis manias,
habré
de quererte entre los cien días
sin
pintarme un cuadro ¿te estoy reclamando?
Habré
de quererte entre los cien días
con
el inconsciente, en el hipocampo.
Sal
de ahí, amor sal de ahí.
Largo.
Vete, que no te querré así.
Sal
de mi hipocampo amor
de
mis versos, de mi vida,
de
estas ganas de hablarte
desventura
al no encontrarte.
Sin
mi boca desgarrada
sin
mis brazos rotos
así
me veras, como te vi a placer
en
aquella huida, en aquel burdel.
La
vida que soñamos entre camas
en
bonanza, con canciones.
Sal
del inconsciente, del consiente,
sal
de mi vida: tu vida.
Deja
de escribirme,
no
estoy en el roble,
te
estaré queriendo esta tonta vida
termina
la pena y caerás rendida
toda tú, sin mi: sin vida.
-Emmanuel Mará
toda tú, sin mi: sin vida.
-Emmanuel Mará
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