Es una ventana por la cual descubrimos la posibilidad de nuevos mundos narrativos. Son escrituras que experimentan con emociones figuradas desde el relato.

Taller de expresión escrita. Facilitadora: Margarita Díaz de León Ibarra

10 dic 2015

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                                                     Por: Alexis Guerrero Lomelí

Entonces llegó. Llegó casi sin avisar a pesar de que ya lo esperábamos, el día más importante de tu vida. Naces, creces y casi sin que te lo digan sabes que llegará, a algunos no les toca o quizá solo no lo reconocen, pero yo lo acepté, lo acepté a él aun cuando estuviera titubeante al espejo viéndome así, es la sensación más escalofriante, podía sentir cada vello de mi piel, el sol que acaricio mi espalda desnuda, avanzaba y tomaba forma en mi cara, retrayendo mi pupila.

¿Cómo encontré aquí? En un instante mi vida cambiaría y yo aquí viéndome a detalle, volviendo en un flash back y abstrayéndome a un Flash forward que solo marea mi mente. Y es que todo lo ya conocido, se vuelve nuevo y desconoces su piel, como desconoces la tuya. Quizá el día no podría estar más blanco ya, no más que yo.

El crujir de la torre más alta, en un estrepitante canto sonoro, era la señal. El tiempo podía volver a su curso y desvanecerse ante mis ojos, como siempre lo había hecho. Aquella primera vez que le vi fue diferente, el sordo ruido de mi voz ahogada, salía en fragmentos ante sus preguntas que maquillaban mis mejillas en el rojo más vivo.

Ya era hora. La sangre que inunda mi cuerpo se a galopaba en mis piernas con fuerza, al paso veloz con que corría casi podía ver al destino sonriente, irónico, acompañando mis zancadas largas por la inmensidad de esas escaleras. Nunca antes había corrido así, quizá le ame de verdad, pero en ese instante no había más mariposas en mi estómago que me hicieran vibrar, quizás las vomite de nervios o tal vez solo se escondían en el inmenso manto que ondeaba en espalda.


Subí la mirada un poco más lento en el último escalón. Pero la iglesia callada y llena de flores, se encontraba vacía de su ausencia. Mi mirada perpleja dejo escapar un poco de alivio acompañado en llanto. La novia al altar, sola.

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