El grisáceo océano refleja en una barca tu recuerdo,
encalla en las orillas de solitaria playa.
Gira, rueda, baila, el ingrato anhelo, reconoce
huellas jamás borradas de una arena intacta.
Cómo si el tiempo no pasara,
cómo si congelada hubiese estado el agua,
le robaron el candor y la llenaron de suspenso,
¡maldita sombra ajena!
en silencio, desangras
hambrientas tierras.
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