Carlos A. López González
Llano paseo de nubes en el que se diluyen los sueños,
esperanzas
perdidas a través del líquido tiempo.
Celestial
descanso que da alojo a la inmortal Oniria,
que
renace con el ocaso entre sus manos.
Desérticas
dunas que, con cada sol,
despiertan
con el cantar de cada mañana:
son
las seis y la vida no descansa.
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