Mauricio Alexis Pérez Jaramillo
Por fin, hoy es el día, después de una
larga y ansiada espera presentare mi ponencia, por la cual me estuve preparando
arduamente, toda mi dedicación y todo mi trabajo iban a ser presentados ante un
público conocedor y exigente. Resultaba para mí una gran satisfacción el hecho
de que después de un trabajo de campo cansado pero bastante enriquecedor en
diversos ámbitos iba a ser reconocido por mis compañeros, a los cuales guardo
gran admiración y respeto por sus amplios conocimientos y consejos dados antes
de partir a campo.
Llegue a la escuela con mi mejor camisa
y con un peinado resultado de una gran minuciosidad, sin embargo, al llegar al
auditorio el organizador del evento “Toti” me informo que debido a la alta y
amplia gama de trabajos recibidos en la convocatoria, mi presentación seria
trasladada hasta altas horas de la tarde. Trate de tomar esto con calma sin
embargo sentí un leve enojo que fue percibido por mis amigos que se habían sentado
a mi lado para expresarme su apoyo.
Estando aun con preocupación debido a mi
evidente pánico escénico, justo en el momento de terminar la penúltima presentación,
(la cual por cierto, me aburrió tanto que por momentos cabeceaba de sueño) se
me acerco “Toti”, con una mirada de ternura y poniéndome una mano en el hombro
de forma cariñosa, gestos que fueron muy diferentes a su tono de voz y sus
palabras: “Lo siento, pero tu ponencia ha sido cancelada debido a que ya no
alcanza el tiempo, pero si quieres ven mañana temprano para ver si te podemos
conseguir un espacio en la agenda”. Estas palabras me cayeron como agua helada
que ni siquiera la playera que me obsequiaron sirvió para calmar mis ánimos, me
retire del lugar sin la intención de regresar mañana bastante molesto no sin
antes mentarle la madre al “Toti”.
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