Taller de Expresión Escrita.
Por: Carlos Francisco Grimaldo Alcántara
Durante aquella tarde, llena de trabajos, Yochua tenía
una gran presentación para mostrar frente a toda la comunidad estudiantil, se había
estado preparando desde hacía varios días antes para aquel momento de gran
importancia en sus actividades. La noche anterior alisto cada detalle, poniendo
en orden toda la información y escribiendo en limpio todas sus notas que lo
llevaron a redactar todo su proyecto que investigo por todo un mes.
Llegado el día en que tenía que presentar su exposición frente
a todo un público lleno de dudas y críticas. Corrió a informarse sobre el
programa de actividades del día, le informaron su turno de participación, sería
el último en una larga fila de compañeros que al igual que él, habían trabajado
durante ya mucho tiempo para poder estar en esa instancia.
El gran momento llego, los otros participantes comenzaron
a exponer sus trabajos de investigación frente a toda la escuela. Uno a uno
pasaron, mientras que Yochua moría de las ansias por pasar y comenzar a hablar
sobre toda esa información que mantenía a resguardo, incluso había ensayado una
serie de frases con las cuales daría inicio a su presentación.
Una temible negativa se presentó, los compañeros
organizadores le informaron a pocos minutos que debería esperar un poco más
debido a la incorporación de otros, que al igual que el hablarían frente a
todos. Aunque Yochua no le dio mayor importancia, solo quería poder hablar y
comentar todo eso que tanto lo hizo batallar.
Poco a poco se acercaba el momento, él lo sabía, entre el
miedo, la angustia y la ansiedad, repasaba en su mente cada palabra. Una vez más
se acerca un organizador a informarle que su tiempo se recortaría, pero eso era
irrelevante para el momento solo quería liberarse de todo aquello que lo
angustiaba por no saber lo que pasaría.
El presentador se acerca al micrófono, Yochua sabía lo
que tenía que decir, sin embargo, algo extrañamente increíble sucedió. Con unas
pocas palabras aquel sujeto frustro la participación que tanto anhelaba
ocurriera, no dio más tiempo para que se liberara de su propia aflicción,
cerrando por completo las actividades.
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