¿Por qué ser cotidiano?
Julio Cortázar.
“Historias de
Cronopios y de Famas”
Buenos Aires, Argentina.
1ª. Edición, 1962.
Grupo Editorial Punto
de Lectura.
184 páginas.
“Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los
campos.
Primero la va a arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y
se
pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor,
a saber: le
acaricia los pétalos, la sopla para que baile,
zumba como una abeja, huele su
perfume,
y finalmente se acuesta debajo de la flor
y se duerme envuelto en una
gran paz.
La flor piensa: <<Es como una flor.>>”
Hijo de un
funcionario asignado a la embajada argentina en Bélgica, su nacimiento
coincidió con el inicio de la Primera Guerra Mundial, por lo que sus padres
permanecieron más de lo previsto en Europa. En 1918, a los cuatro años de edad,
Julio Cortázar se desplazó con ellos a Argentina, para radicarse en el suburbio
bonaerense de Banfield. Tras completar sus estudios primarios, siguió
los de magisterio y letras y durante cinco años fue maestro rural. Pasó más
tarde a Buenos Aires, y en 1951 viajó a París con una beca. Concluida ésta, su
trabajo como traductor de la UNESCO le permitió afincarse definitivamente en la
capital francesa. Por entonces Julio Cortázar ya había publicado en Buenos
Aires el poemario Presencia con el seudónimo de «Julio Denis», el poema
dramático Los reyes y la primera de sus series de relatos breves, Bestiario,
en la que se advierte la profunda influencia de Jorge Luis Borges.
En la década de 1960, Julio Cortázar se convirtió en una
de las principales figuras del llamado «boom» de la literatura hispanoamericana
y disfrutó del reconocimiento internacional. Su nombre se colocó al mismo nivel
que el de los grandes protagonistas del «boom»: Gabriel
García Márquez, Mario Vargas
Llosa, los mexicanos Juan Rulfo y Carlos
Fuentes o el también argentino Jorge Luis
Borges, entre otros. A diferencia de su compatriota, Cortázar sumó a
su sensibilidad artística su preocupación social: se identificó con las clases
marginadas y estuvo muy cerca de los movimientos de izquierdas.
En este sentido, su viaje a Cuba en 1962 constituyó una
experiencia decisiva en su vida y el detonante de un radical cambio de actitud
que influiría profundamente en su vida y en su obra: el intelectual
introvertido que había sido hasta entonces devendrá activista político. Merced
a su concienciación social y política, en 1970 se desplazó a Chile para asistir
a la ceremonia de toma de posesión como presidente de Salvador Allende y, más
tarde, a Nicaragua para apoyar al movimiento sandinista. Como personaje
público, Julio Cortázar intervino con firmeza en la defensa de los derechos
humanos, y fue uno de los promotores y miembros más activos del Tribunal
Russell. Como parte de este compromiso escribió numerosos artículos y libros,
entre ellos Dossier Chile: el libro negro, sobre los excesos del régimen
del general Pinochet, y Nicaragua, tan violentamente dulce, testimonio de
la lucha sandinista contra la dictadura de Somoza, en el que incluyó el cuento Apocalipsis
en Solentiname y el poema Noticias para viajeros. Tres años antes de
morir adoptó la nacionalidad francesa, aunque sin renunciar a la argentina.
Falleció en París el 12 de febrero de 1984, poco después de enviudar de su segunda
mujer, Carol Dunlop.
La narración está en
primera persona, los personajes que se narran en el cuento son variados, en
ocasiones habla de una familia completa con padre y madre, hermanas, hermanos,
tíos y hasta vecinos.
El título es adecuado hasta que se lee la última sección del libro, ya que se explica a detalle quienes son los cronopios, las famas y las esperanzas, por lo tanto es bueno y preciso pues se entiende a donde nos quiere llevar el autor.
El cuento consta de cuatro divisiones el manual de
instrucciones, ocupaciones raras, material plástico e historias de cronopios y
de famas parte I y II. Cada sección es independiente de la siguiente sección,
por lo que no existe un enlace total hasta las dos últimas secciones.
Cortázar utilizó un estilo formal, porque a pesar que el lenguaje es sencillo y digerible para un lector promedio hace usó de palabras propias de su país natal.
Cortázar crítica los
comportamientos de las personas, pues pareciera que son totalmente predecibles
al verse enfrentados a cualquier situación por más normal que parezca, por
ejemplo, yo leía los párrafos y fácilmente podía saber que alguien conocido
(dígase familiares, amigos o vecinos) encajaban perfectamente en ese papel
histriónico que relatan en el cuento, resultándome un cuento sumamente cómico y
divertido.
Yo recomiendo esta obra porque visualiza las actitudes de las personas de una manera sarcástica y graciosa. Pienso que los
cuestionamientos de otros hombres deben ser recobrados, para forjar a otro hombre
y así volver a nuestro presente, porque solo de este modo la visión periférica
que perdimos en el camino por la cotidianeidad volverá a ser parte de ti, de mi, de los demás, de todos.