Joder dímelo
tú, como te demuestro todo lo que está aquí, dices que te quiero hoy y no te
vuelvo a querer hasta dentro de un mes, como si uno simplemente pudiera dejar
de querer, como si no se viviera enamorado.
Joder dímelo
tú, ponte una vez en mi lugar mujer, dime quien construye sobre arena con la
certeza de que en cualquier momento se pude hundir, solo los locos, por eso me
atrevo a quererte de lejos, para no ser el hombre que perdió la dignidad,
dímelo tu como te lo demuestro si todas mis letras de la ”a” a la “z” llevan
algo de ti, de todo lo que reclamas, de todo lo que injustamente sentencias, y
lo dices lo sé porque mueres de miedo, pues sabes te quiero.
Usted bella
dama dice: que si quiero entrar en su vida, que si quiero permanecer lo
demuestre, como si fuera un acto heroico; usted no busca lo que puedo ser, pero
tampoco busca nada, porque todo héroe tiene marcas de guerra, y muchos no
podrán escalar esa barrera, quizá nadie, porque cuando uno está cerca, tan
cerca; usted se encarga de subirla un poco más.
Usted ha de
querer una historia, yo ya le estoy dando una, aquí mismo tengo el título:
“La mujer que nunca pudo ser amada”.
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