Por: Paola Yatziri Gonzalez Aguilar
Deméter
Aunque las sacerdotisas de Deméter, diosa del sembrado,
inician a las novias y los novios en los secretos del lecho, ella no tiene
esposo propio. Cuando era todavía joven y alegre tuvo a Core y al robusto Yaco
con Zeus, su hermano, fuera de matrimonio.
También
tuvo a Pluto con el Titán Yasio, o Yasión, de quien se enamoró en la boda de
Cadmo y Harmonía. Inflamados por el néctar que corría como agua en el
banquete, los amantes salieron a hurtadillas de la mansión y se acostaron
abiertamente en un campo tres veces arado.
Cuando volvieron, Zeus sospechó lo que habían hecho por
su comportamiento y el barro que tenían en los brazos y las piernas;
enfurecido porque Yasio se había atrevido a tocar a Deméter, lo mató con un rayo.
Deméter era benévola, y Erisictón,
hijo de Tropías, fue uno de los pocos hombres a quienes trató duramente. Al frente de veinte compañeros,
Erisictón se atrevió
a invadir un bosque que los pelasgos habían plantado para ella en Dotio, y
comenzó a derribar los árboles sagrados para obtener madera para su nueva
sala de banquetes.
Deméter
asumió la forma de Nicipe, sacerdotisa del bosque, y ordenó suavemente a Erisictón que desistiera.
Pero sólo cuando él le
amenazó con su hacha se reveló ella con todo su esplendor y le
condenó a sufrir un hambre perpetua por mucho que comiera.
Él se marchó a comer y se hartó
durante todo el día a expensas de sus padres, pero cuanto más comía tanto más hambriento y
delgado se ponía, hasta que ellos ya no pudieron seguir alimentándolo y se
convirtió en un mendigo callejero que comía inmundicias.
Al
contrario, al cretense Pandáreo,
quien robó el perro de oro de Zeus y así vengó a Deméter por la muerte de
Yasión, la diosa le concedió el don regio de no sufrir nunca dolor de
vientre.
Rapto de Perséfone
Rapto de Perséfone
Deméter
perdió para siempre su alegría cuando la joven Core, posteriormente llamada
Perséfone, le fue arrebatada.
Hades
se enamoró de Core y fue a pedir a Zeus permiso para casarse con ella. Zeus
temía ofender a su hermano mayor con una negativa categórica, pero sabía que
Deméter no le perdonaría si Core era enviada al Tártaro.
Enconsecuencia
contestó políticamente que no daría ni negaría su consentimiento. Esto
animó a Hades a raptar a la joven mientras ésta recogía flores en una
pradera, quizá en la siciliana Enna, o en cualquier otra parte
de las regiones muy separadas que visitó Deméter en su larga búsqueda de
Core.
Pero
sus propios sacerdotes dicen que fue en Eleusis. Buscó a Core sin descanso
durante nueve días y noches, sin comer ni beber y llamándola inútilmente durante todo el
tiempo.
La única información que pudo
obtener se la dio la vieja Hécate, quien a primera hora de una mañana había
oído a Core gritar: «¡Un rapto, un rapto!», pero al correr en
su ayuda no había encontrado ni rastro de ella.
Deméter
llamó a Hécate. Juntas fueron a ver a Helio, quien todo lo ve, y le obligaron
a admitir que Hades había sido el malvado, sin duda con la connivencia de su
hermano Zeus.
Deméter
estaba tan enojada que, en vez de volver al Olimpo, siguió recorriendo la
tierra, impidiendo que los árboles dieran frutos y que crecieran las hierbas,
hasta que la raza de los hombres estuvo en peligro de extinción.
Zeus,
a quien la vergüenza no permitía visitar a Deméter personalmente en Eleusis, le envió
primeramente un mensaje con Iris (del que ella no hizo caso alguno) y luego una
delegación de dioses olímpicos, con regalos conciliatorios y rogándole que
aceptara su voluntad.
Pero
ello no quiso volver al Olimpo y juró que la tierra seguiría estéril hasta
que Core fuera devuelta.
Zeus sólo podía hacer una cosa. Envió
a Hermes con un mensaje para Hades: «Si no devuelves a Core estamos todos perdidos», y con otro para Deméter: «Puedes tener de nuevo a tu hija, con
la única condición
de que todavía no haya probado la comida de los muertos.>>
Como
Core se había negado a comer ni siquiera un mendrugo de pan desde su rapto,
Hades se vio obligado a disimular su vejación diciendo amablemente a Core: «Hija mía, pareces sentirte desdichada
aquí y tu madre llora por ti. Por lo tanto he decidido enviarte a tu hogar.»
Core dejó de llorar y Hermes la ayudó a
subir a su carro. Pero en el momento en que partía para Eleusis, uno de los
jardineros de Hades, Ascálafo, comenzó a gritar irrisoriamente: «Habiendo visto a la señora Core tomar una granada de un árbol"
de tu huerto y comido siete semillas, estoy dispuesto a atestiguar que ha
probado el alimento de los muertos.» Hades sonrió con sarcasmo y ordenó a Ascálafo que se encaramara a la
parte trasera del carro de Hermes.
En Eleusis, Deméter abrazó alegremente a
Core, pero al enterarse de lo de la granada se sintió más desalentada que
nunca y repitió: «No
volveré al Olimpo ni anularé mi maldición de la tierra.» Entonces Zeus instó a Rea, la madre
de Hades, Deméter y él mismo, a que le suplicara, y por fin se llegó a una transacción.
Core
pasaría tres meses del año en compañía de Hades como Reina del Tártaro,
con el título de Perséfone, y los nueve meses restantes con Deméter. Hécate se ofreció a asegurar que se
cumpliera ese acuerdo y a vigilar constantemente a Core.
Deméter consintió finalmente en
volver al Olimpo. Antes de salir de Eleusis instruyó a Triptólemo, Eumolpo y
Céleo en su culto y sus misterios.
Pero
castigó a Ascálafo
por su chismorreo arrojándolo a un agujero y cubriéndolo con una roca enorme; de allí
lo sacó finalmente
Heracles y ella lo transformó entonces en un buho de orejas cortas
Recompensó también a los
feneacios de Acadia, en cuyo hogar descansó después de haberla ultrajado
Posidón, con cereales de todas clases, pero les prohibió sembrar habas.
A
Triptólemo le
proporcionó grano para
sembrar, un arado de
madera y un carro tirado por serpientes, y lo envió recorrer el mundo para que
enseñara a la humanidad el arte de la agricultura.
Core, Perséfone y Hécate
eran, claramente, la diosa en Tríada como la Doncella, Ninfa y Vieja. Core representa al grano verde, Perséfone
a la espiga madura y Hécate al cereal cosechado: la «vieja esposa» del campo inglés. Pero Deméter
era el título general de la diosa y a Core se le ha dado el nombre de Perséfone,
lo que confunde la fábula.
El
mito de la aventura de Deméter en el campo tres veces arado indica un rito de
la fertilidad que sobrevivió hasta una época reciente en los Balcanes: la
sacerdotisa del cereal se unía públicamente con el rey sagrado en la siembra
de oto- ño con el fin de asegurar una buena cosecha.
El
rapto de Core por Hades forma parte del mito en el que la trinidad helénica de dioses se casa
forzosamente con la triple diosa pre-helénica: Zeus con Hera, Zeus o Posidón con Deméter, y Hades con
Core. Esto se refiere a la usurpación masculina de los misterios agrícolas
femeninos en los tiempos primitivos.
Además, el mito de Core explica el
entierro en el invierno de una muñeca de cereal, la cual era desenterrada a
comienzos de la primavera y se la encontraba retoñando; esta costumbre
pre-helena sobrevivía en el campo en la época clásica, y la ilustran pinturas de
jarrones en las que aparecen hombres sacando a Core de un montón de tierra con
zapapicos, o abriendo la cabeza de la Madre Tierra con hachas.
Una
prohibición primitiva recaía sobre los alimentos de color rojo, los que sólo
se podían ofrecer a los muertos, y se suponía que la granada había nacido —como la anémona escarlata de
ocho pétalos— de
la sangre de Adonis o Tammuz.
Las
siete semillas de granada representan, quizá, las siete fases de la luna
durante las cuales los agricultores esperan que aparezcan los tallos verdes del
cereal.
Pero
Perséfone comiendo la granada es originalmente Sheol, la Diosa del Infierno,
devorando a Tammuz, mientras Ishtar (la misma Sheol en un aspecto diferente)
llora para aplacar a su ánima. Hera, como una diosa de la Muerte anterior,
también sostenía una granada.
Las
flores que, según Ovidio, recogía
Core eran adormideras. Una imagen de la diosa con cabezas de adormidera en su
tocado se encontró en Gazi, Creta; otra diosa tallada en una moldura de
Palaiokastro lleva adormideras en la mano, y en el anillo de oro del tesoro
de la Acrópolis de Micenas, una Deméter sentada entrega tres cabezas de
adormidera a una Core en pie. Las semillas de adormidera eran utilizadas como
un condimento del pan y las adormideras están asociadas naturalmente con Deméter,
pues crecen en los sembrados, pero Core recoge o acepta adormideras a causa de
sus cualidades soporíficas y de su color escarlata, que promete la resurrección
después de la muerte. Está a punto de retirarse para su sueño anual.
Bibliografía:
Graves, Robert. Los mitos Griegos, volumen I. Editorial
Alianza. Madrid, 1985.
Ovidio. Metamorfosis. El libro de bolsillo. Clásicos de
Grecia y Roma. Alianza Editorial. Madrid 1999.
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